jueves. 25.04.2024
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En este año 21 del siglo 21 estamos viviendo una época tan especial que ha afectado a todos los órdenes de la vida, una vida que venimos defendiendo a capa y espada desde el año anterior, tal vez el más atípico para varias generaciones. Un año previo de 1920 que castigó al mundo entero con una de las peores pandemias, causando hasta ahora más de cuatro millones de muertos en todo el mundo, y el mayor confinamiento global de la gente en sus hogares, para combatirla, que ha llegado a cambiar los hábitos y sistemas laborales. En éste aspecto condenó a artistas de disciplinas diversas especialmente dentro del espectáculo al paro más duro, dando pie a increíbles iniciativas creativas de gran imaginación, pero que no contribuían al capítulo de ingresos económicos, en muchos países durante algo más de un año. Por lo tanto, fue un año que no sólo mató a causa del Corona virus a muchos artistas, al igual que a personas en otros sectores, especialmente a mayores de edad, sino que empobreció drásticamente la economía del sector tanto a nivel colectivo como individual.

j4 copiaViñeta del fallecido Osvaldo Perez D' Elías cedida en vida a su amigo y autor de este artículo Jorge Bosso 

En este contexto, hace tan sólo unos días han terminado en Tokio, las tres semanas de los Juegos Olímpicos, que también, como no podía ser de otra manera, tal vez hayan sido los más atípicos de la historia, desde que fueron creados alrededor de 700 años antes de Cristo. Estos juegos llamados Olimpiada que deben su nombre precisamente a llevarse a cabo en la ciudad de Olimpia, en la antigua Grecia. Surgieron como una verdadera celebración de la paz, y de la sana competencia, de tal manera que durante ese tiempo de competencia entre las distintas regiones de Grecia quedaba suspendida obligatoriamente cualquier acción bélica que pudiera tener lugar entre ellas, cosa por otra parte bastante frecuente en esos tiempos. Se daba tal importancia a esta reglamentación, que se llegaba a adoptar medidas de castigo a quienes no deponían una actitud guerrera o beligerante durante la celebración de estas Olimpíadas. Es decir, que los Juegos olímpicos constituían en si una celebración de culto pacifico de la sana competencia entre los participantes que al ganar recibían como premio una corona de olivo, signo de la paz y el sano esparcimiento, para entretener al pueblo. En estas épocas se fomentaban las vacaciones de la tarea habitual para poder asistir a estos Juegos como púbico también, y no habiendo medios que lo retransmitieran la única posibilidad de verlo era obviamente asistiendo a la celebración de los Juegos en Olimpia. Es decir, que también brindaba una gran oportunidad a las grandes audiencias en términos masivos asistiendo a los eventos en las distintas disciplinas. Al principio, el número de deportes que celebraban competencia no sobrepasaba en mucho la media docena que daba lugar a competir en cada una por la mayor habilidad, destreza física la fortaleza y resistencia. Luego, se fueron agregando otros deportes en el devenir de los años, llegando a ser muchas y variadas disciplinas durante los casi 400 años de celebración de estos Juegos Olímpicos en la primera época. Es más, llegaron a exceder las competencias deportivas y de superioridad física, hasta llegar a abarcar la competencia del ingenio y la creatividad del espíritu en el arte, incluyendo la poesía, el teatro, y alguna que otra rama literaria.

j3 copiaViñeta del fallecido Osvaldo Perez D' Elías cedida en vida a su amigo y autor de este artículo Jorge Bosso 

Aparte de la preparación específica y durante largas temporada de los deportistas, conllevaba también más de la mitad del año anterior la selección y preparación de jueces y árbitros, lo que era muy importante no sólo en su selección sino también en la comprobación de su capacidad de aplicación con criterio de las reglas del juego. Es decir, no sólo el adiestramiento de capacidad, destreza, conocimiento, sino también en la aplicación justa e imparcial de los reglamentos de cada disciplina. Este será un capítulo en el que me gustará detenerme para analizarlo con detalles más adelante.

Está claro que, en la época moderna de los Juegos Olímpicos, iniciada contra viento y marea por el barón francés Pierre de Coubertin, en 1896, se ha intentado rescatar ese espíritu privativo de las Olimpiadas griegas. Coubertin era un amante del deporte como forma de vida sana, y su obsesión era la educación pública y generalizada para todo el mundo del mismo, es decir, la enseñanza de las disciplinas. Sin embargo, su visión altruista y social encontró al principio gran resistencia de algunos países que defendían que el deporte era patrimonio de las clases privilegiadas, que eran las que podían darse el lujo de su práctica, en algunas disciplinas individuales y en otras colectivas, como el rugby. Cosa que sólo el empeño de Coubertin, una especie de híbrido aristócrata socialista, logró combatir siendo él mismo un deportista dedicado, especialmente como jugador de rugby. Lamentablemente, la nueva era se dejó por el camino dos premisas importantes de las olimpiadas griegas antiguas, ya que en cuanto a la paz es una expresión de deseo más, porque no puedo recordar que se haya detenido algún conflicto bélico durante la época de sus celebraciones hasta la fecha, y en cuanto al culto a la creación artística, salvo algún intento puntual a nivel de país anfitrión las artes representativas no han vuelto a formar parte de estas Olimpiadas celebradas cada 4 años, desde 1896 hasta 2020. A lo sumo han podido hacer acto de presencia, más de una vez para asombrar y admirar al mundo, en las ceremonias de inauguración y cierre.

j2 copiaViñeta del fallecido Osvaldo Perez D' Elías cedida en vida a su amigo y autor de este artículo Jorge Bosso 

Bueno, como todos sabemos los Juegos Olímpicos de 2020 son los únicos en la historia reciente que se hayan celebrado un año después, en este 2021 que vivimos, otra atipicidad de las que hablábamos al principio. Entre otras características se cuenta la de los Juegos con participación casi igualitaria entre hombres y mujeres, si bien el movimiento feminista reclama otras reivindicaciones que tienen que ver con la adecuación de la vida familiar, especialmente por la maternidad, durante la preparación y las tres semanas de celebración de las Olimpiadas. Han sido los Juegos en que algunos deportes colectivos, entre ellos fútbol y waterpolo han utilizado por primera vez el VAR en el terreno arbitral para determinar jugadas dudosas, es decir no sólo el criterio del ojo humano que ha dejado márgenes de errores a lo largo de la historia, sino la aplicación de la tecnología con la revisión de la jugada cuando los árbitros in situ y en directo no lo tienen claro. Fue también la primera Olimpiada en la que una estrella internacional de la gimnasia, como Simone Biles, que arrolló en Río de Janeiro siendo una niña negra como tantas de los Estados Unidos, y de quien se esperaba ser la reina de todas las disciplinas de su deporte en Tokio, prefirió sacrificar cualquier título o medalla y abstenerse de participar excepto en una sola prueba. Fue una protesta individual por el abuso psicológico a la que se ha visto sometida, para evitar peores consecuencias sobre ella, ya no como gimnasta sino como persona, y en defensa de la salud mental en este caso de la deportista, seriamente dañada, al igual que en tantas otras durante años que nunca se atrevieron a decir nada en el pasado. 

Hubo varios otros aspectos que como analista aficionado al deporte y a analizarlo y comentarlo, podría señalar si no como únicos de estos Juegos, muy cerca de serlo. Pero, tal vez, el más notorio y destacado haya sido el que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han sido los únicos en toda la historia de las Olimpíadas tanto de la de la antigua como de la nueva era que se hayan celebrado sin público, debido a la pandemia que sigue siendo haciendo estragos y apareciendo con nuevas formas u olas desde ese año de 2020, que obligó a su celebración en 2021 para poder seguir cumpliendo con la tradición. Y esto es algo que la humanidad actual adeudará para siempre a Japón, que con su persistencia y perseverancia llevó a cabo unos Juegos Olímpicos a mi modo de ver ejemplares, precisamente por esa pulcritud, eficacia, y respeto por el ser humano en la persona de los deportistas, de las delegaciones, y del público que esta vez era el que estaba al otro lado de las pantallas como espectador, en países de todo el mundo. Por qué no decirlo, estos juegos olímpicos tan atípicos, sirvieron para exponer la excelencia del trabajo del país organizador, que se conoce como propia desde los más remotos rincones de la historia, en ese Imperio del Sol Naciente que supo hace gala de sus virtudes. Eso se podía ver en los planos generales de esos estadios vacíos de público, con el sustituto básico de los compañeros de delegación o acompañantes de los deportistas que hacían sentir su apoyo y su aplauso a los participantes de su propio país. Culto a la solidaridad evidente y tremendamente humano, solidaridad y compañerismo que están implícitos en el espíritu de las competencias deportivas olímpicas. Pudimos ver así algo completamente insólito, que muchas pruebas atléticas que concitan multitudes al aire libre, realizaran jornadas verdaderamente históricas en estadios vacíos, solamente ocupados en pequeños sectores por quienes ya hemos descrito, o partidos de deportes colectivos acuáticos o terrestres, que decidían una medalla de oro, en estadios cubiertos con las gradadas igualmente vacías. Eso sí que será una imagen para recordar siempre.  

Por último, la atipicidad de estos magníficos juegos que tantos pájaros de mal agüero creían y vaticinaban que no iban a llegar a celebrarse, en sus días finales cuando congrega la mayor atención de los espectadores en todas partes de este planeta, se confirma con el colmo de que tuviera que competir en los medios de comunicación, no con las noticias sobre un asunto político de alcance mundial, ni con un desastre natural, ni, afortunadamente, con que se desatara un nuevo conflicto bélico. La noticia que inundó páginas de periódicos de todas partes, medios audiovisuales, y hasta las mismas redes sociales que imperan en las comunicaciones en nuestros días, fue que ese pequeño jugador argentino Lionel Messi, no continuaba con el club Barcelona, cuando todo apuntaba que todo había sido negociado al detalle para que el rosarino acabara su carrera deportiva en el club donde la empezó con 17 años y donde batió todos records habidos y por haber. 

Leo Messi, ahora de 34 años, conocido como La Pulga y por su humildad por lo general ante los medios, según parece también se vio sorprendido por este desenlace, ya que él y su familia habían decidido que quería terminar su carrera deportiva en la Ciudad Condal. Por tanto, parece que Messi, atípicamente, sin quererlo compitió en los medios en la atención y el interés del púbico que seguía estos estos juegos 2020 celebrados en 2021 en Tokio. Y me atrevo a decir que no quería opacar esos Juegos que respeta y admira, habiendo participado él mismo con 18 años con la selección olímpica de fútbol de Argentina, que ganó la medalla de oro en la Olimpiada de 2008 en Pekín. Llegando esta noticia a ser comentada por deportistas que en plenos Juegos de este año se jugaban tal vez el momento más importante de sus carreras deportivas y la notoriedad. Algo increíblemente insólito, que esos deportistas que estaban igualmente en el podio de las noticias, expresaran su opinión o sentimiento, en contra o a favor, de la salida de Leo Messi del Fútbol Club Barcelona, en este 2021. Un año muy raro como comenzaba diciendo este artículo, en diversos ordenes de la vida y también en el deporte.

Para finalizar, invito al lector a una galería de estrellas del deporte que se destacaron especialmente en las Olimpiadas, con las caricaturas dibujadas por la mano maestra de mi gran amigo, Osvaldo Pérez D´Elías, fallecido en el 2008. Es decir que, por esas cosas de la vida, que en este caso fue su muerte, Osvaldo no llegó a dibujar a Messi, porque el año en que realmente despuntaba como jugador era ese de 2008, en el que como he dicho participó y ganó medalla de oro en los Juegos de Pekín. Pero, en el campo olímpico español, en este año 21 en que entiendo que España hizo un muy buen papel en Tokio dadas las circunstancias, rescato las caricaturas de Pau Gasol, retirado este año de Tokio 2020, y Miguel Induráin con su medalla de oro también en Pekín en 2008, y de Martha Domínguez. Del campo internacional, ilustra la caricatura del nadador australiano, Ian Thorpe, que también ganó lo suyo, antes de que la piscina se apoderara el dictador de las medallas, Michael Phelps, el norteamericano que fue el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos. Sin embargo, Phelps, como Messi entró en el firmamento exclusivo de los Nro 1, después del fallecimiento de mi amigo Pérez D´,Elias, en el 2008, por tanto no tenemos caricatura de él tampoco. 

j1 copiaViñeta del fallecido Osvaldo Perez D' Elías cedida en vida a su amigo y autor de este artículo Jorge Bosso 

Los Juegos Olímpicos más atípicos de toda la historia