jueves. 18.04.2024
LECTURAS SUMERGIDAS | REVISTA LITERARIA

Jorge Martí: “En La Habitación Roja no hay pudor a decir lo que se siente”

Por Nacho Goberna | A finales de la década de los 80 Jorge Martí Aguas, líder de La Habitación Roja, una de las bandas de pop referenciales de nuestro país en los últimos veinte años, se subió a una Vespino y recorrió los 50 kilómetros...

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Jorge Martí (La Habitación Roja). Fotografía por Karina Beltrán © 2014

lecturassumergidas.com |  @lecturass | Por @nachogoberna | A finales de la década de los 80 Jorge Martí Aguas, líder de La Habitación Roja, una de las bandas de pop referenciales de nuestro país en los últimos veinte años, se subió a una Vespino y recorrió los 50 kilómetros que separaban su casa de la plaza de toros de Valencia. Esa noche asistiría al concierto que iba a ofrecer el grupo británico New Order. “Pero yo también fui a ver a los teloneros, a tu grupo, a La Dama”, me comentó Jorge hace unos días. Probablemente, en las horas previas a aquel concierto se recordó dirigiéndose unos años antes a la sección de discos del Corte Inglés de Valencia para adquirir el primer vinilo de su vida, uno que en su carátula, pintada de azul y protagonizada por dos pájaros que se besaban, señalaba: “Armarios y Camas”/ La Dama Se Esconde. Pero, aunque es cierto que aquella noche estaba previsto que La Dama tocáramos delante de los descendientes de la mítica banda Joy Division -de hecho allí permanecimos cabizbajos, “encerrados” en los taurinos camerinos toda la tarde y parte de la noche-, eso no llegó a ocurrir. Las condiciones meteorológicas, así como las necesidades de última hora, para las pruebas de sonido, de los herederos de Ian Curtis, nos impidieron llegar a siquiera desplegar nuestros instrumentos en el escenario.

Jamás hubiera imaginado entonces que, un cuarto de siglo después, tendría el placer de mantener una conversación, sumergida entre pasado y presente, con uno de aquellos miles de asistentes. Un muchacho entonces, llamado Jorge, que estaba destinado a convertirse en un nombre imprescindible para la música pop de nuestro país desde mediados de la década de los 90.

La Habitación Roja acaba de lanzar nuevo disco, “La moneda en el aire” (Mushroom Pillow-2014). En él podemos encontrar un paso adelante de esta banda que sigue construyendo su ya, a estas alturas, dilatado camino desde la siempre bienvenida coherencia: 11 canciones poderosas a la vez que íntimas. Bases bien construidas que, junto a unas guitarras atentas a los estribillos para rasgarse con elegancia, arropan lo que -al menos para mí- más ha caracterizado el espíritu de LHR en toda su trayectoria: sus hermosas melodías de voz y letras.  Esta nueva reencarnación sonora de La Habitación, unida al libro que Jorge Martí acaba de publicar, “Espacio Interior” (Ediciones Chelsea-2014) -un volumen que recoge, junto a una selección de fotografías, textos que ha ido publicando en diferentes medios y/o formatos a lo largo de los últimos años- han sido, probablemente, la excusa perfecta para que por fin  Jorge y yo pudiéramos, décadas después de aquella noche valenciana en la que estuvimos a apenas unas decenas de metros, intercambiar pareceres e inquietudes mirándonos a los ojos.

Nacho Goberna - En 1994 llegó “La Habitación roja”. Llegaron los álbumes que asombraron a tantos -me incluyo-. Hace pocas semanas habéis estrenado vuestro último disco, “La moneda en el aire”. Mientras lo escuchaba esta mañana me pregunté en el por qué soy un devoto de la melodía. Es verdad que en una canción hay muchos “secretos” a conjugar para que el todo resulte especial, redondo, equilibrado (estructura, rítmica, intensidades…), pero, y volviendo a los pilares, en el arte de la composición Pop, considero que sin una melodía bien definida, que sea capaz de alojarse en las entrañas emocionales de quienes la escuchan, la canción se cae, se derrumba o, en el mejor de los casos, será efímera. Y luego está el poder de las palabras, de las letras en nuestro idioma nativo, el castellano, ese con el que crecimos, lloramos y reímos desde el principio, desde que somos quienes somos, sin traducciones de por medio. En ambos aspectos La Habitación roja se posicionó claramente desde un principio. Y sigue haciéndolo…

Jorge Martí - Para mí las melodías son lo más importante de la música Pop. Sin quitar importancia a otros elementos: la base rítmica, los arreglos… Por supuesto que lo son. Quizás porque vengo de una tradición que parte de los Beatles y que llega hasta nuestros días. Y en cuanto a las letras, partiendo de que todos los tipos de música me parecen válidos, a mi siempre me pareció imposible ser honesto cantando en una lengua que no fuera la mía. Lo hubiera visto como una especie de impostura. Yo nunca podría decir las cosas que digo en una lengua que, aunque conozca -estoy pensando en el inglés-, me resulte, de hecho, extraña. Aquí tenemos pudor a decir las cosas que sentimos, y una de las razones del uso del inglés por parte de muchos grupos en nuestro país puede haber venido de la vergüenza por expresar lo que realmente sentían, de ese tratar de esconderlo. Yo no quiero eso. Yo quiero contar lo que siento.  Siempre lo he hecho y en La Habitación roja considero que, desde el principio, hemos sido muy francos a este respecto. Y luego está la relación de la crítica con los textos. Por cada diez comentarios o críticas de discos con letras en Inglés que leo, en nueve no se habla de lo que se está diciendo, de lo que se cuenta. No se suele decir nada al respecto. Sin embargo, eso no ocurre cuando tus textos son en castellano, y más si haces canciones que están íntimamente ligadas a los sentimientos. Vende mucho más el rollo vacío que el compromiso transparente.

N. G.- ¿Tú crees en una cultura, en una música, comprometida con su entorno, con lo que está pasando, explícita en la denuncia de todo lo insoportable a lo que, como sociedad, estamos siendo sometidos en la actualidad -pienso en las leyes reaccionarias, en la increíble democracia menguante, en la corrupción, en la sistémica injusticia que tenemos encima- , o, por el contrario, eres de los que piensan que los creadores deben permanecer escondidos en su particular limbo artístico, asépticos, impermeables, ajenos a todo lo que sucede, lo que está sucediendo?

J. M.- Yo creo que uno tiene que tender, siempre que no fastidie a los demás, a vivir y decir en base a lo que siente. Lo contrario sería reprimirse. Cada acto en la vida es política, cada decisión que se  tome y que afecte a los demás es política. A mí, como artista, me parece imposible abstraerme de las circunstancias de mi tiempo. De hecho, en nuestro último disco, “La moneda en el aire” (Marzo, 2014), la mitad de las canciones van sobre eso. ¿Por qué es así? Porque te das cuenta que lo que sucede le está tocando a casi todo el mundo, a la gente que quieres y a la que no quieres; a los que conoces, pero también a los que no. Antes que músico, eres ciudadano. Siempre he sentido lo mismo. En mis principios de una manera más naif y ahora con más conocimiento de causa. Siempre ha estado presente el compromiso en las canciones de La Habitación Roja. Y no me refiero a que sea un compromiso político con la Izquierda, a la que me siento cercano, en un sentido literal. Hablo de un compromiso con la vida, con lo que uno siente que es justo. Es una cuestión de ética. Se trata de poder dormir por las noches. Es conciencia. Hay que mojarse.

N. G.- En una de las canciones de vuestro último álbum dices: “Alguien tendrá que responder”. Y a mí se me ocurre decir: ojalá alguien al final responda.  De hecho, muchos seguimos esperando a que alguien lo haga…

J. M.- En esa canción que comentas estábamos pensando en lo que está sucediendo en países como Ucrania o Egipto. Tengo la sensación de que nos estamos dejando llevar, de que estamos haciendo la vista gorda, mirando para otro lado. Creo que el camino para que se produzcan los cambios realmente es que sumemos las conciencia de cada uno y nos comprometamos en conjunto; cada persona, cada familia. Me gusta mucho el eslogan que hizo suyo Greenpeace:“Piensa globalmente, actúa localmente”. Eso es lo que hace que una sociedad avance y no lo que está ocurriendo desde hace un tiempo: ese perdernos el respeto como colectividad. El “sálvese quien pueda”; la primacía del dinero. Eso es lo que nos está llevando a un emprobrecimiento a todos los niveles, que, encima, contribuye a consolidar al “Gran Hermano” que está arriba y que debe estar diciéndose: “Qué de puta madre”. Estamos consiguiendo que la gente se olvide de la política, de la democracia, de todas las conquistas sociales que costaron tanto lucha, de tantos. ¿Cuántos se plantean eso hoy en día? ¿Quién recuerda que para que todos pudiéramos votar se quedaron muchos muertos en el camino?...

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Jorge Martí: “En La Habitación Roja no hay pudor a decir lo que se siente”