viernes. 29.03.2024
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Vistas de Vathí. Autor: Matt Hintsa. Licencia CC BY-NC-ND 2.0

“Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca

debes rogar que el viaje sea largo,

lleno de peripecias, lleno de experiencias”.

Ítaca

Constantino Kavafis


En el archipiélago de las Islas Jónicas se encuentra una parada indispensable para el 'viajero' y no tanto para el 'turista', un pequeño y misterioso pedazo de tierra donde el tiempo se detiene y el viaje corre por su cuenta. Hablamos del hogar de Ulises, de un lugar cargado de historias y leyendas, pero también de la vida de todos aquellos que la habitan, hablamos de Ítaca.

Isla de Ítaca. Autor: Zhang Yu
Isla de Ítaca. Autor: Zhang Yu

La isla de Ítaca es vecina de Cefalonia y se encuentra de camino a Léucade por lo que es fácilmente accesible desde estas dos islas con disponibilidad diaria de ferrys.  Desde el mar nos sobrecogen sus inmensos acantilados que chocan con las aguas azul intenso del Jónico. Antes de atracar intuimos que va a ser un destino tranquilo y sosegado, reconozco que no nos decepcionó nuestra intuición. Desembarcamos en un pequeño pueblo al norte de la isla en el que no se respira ese ambiente natural que tienen los puertos, no había apenas ruidos y las pocas tavernas (restaurantes de comida tradicional griega) que vimos estaban vacías, a pesar de ello nos sorprendió que algún vecino nos ofreciera habitaciones para pernoctar en su casa.

Acantilados de Ítaca. Autor: Spiros Vathis
Acantilados de Ítaca. Autor: Spiros Vathis

Tras la llegada, tomamos la vía principal que une el norte con la capital, Vathí. La carretera es lo que se denomina “carretera paisajística”: tan impresionantes son las vistas como las curvas, y nos damos cuenta de lo que nos espera el resto de la travesía. A lo largo del camino observamos la escasez de infraestructuras, de lugares de ocio y de turistas. Hasta llegar a Starvós apenas hemos atravesado núcleos urbanos, y éste, a pesar de ser uno de los pueblos principales de la zona norte, está muy poco concurrido. Empezamos a captar la idea de la tranquilidad de Ítaca de la que tanto se habla. En la plaza encontramos un mapa del viaje de Ulises y una estatua del mismo, además de unas bonitas vistas desde lo alto.

Carretera principal Estarvos-Vathy. Autora: Laura Sánchez
Carretera principal Starvos-Vathí. Autora: Laura Sánchez

La siguiente parada por esta pintoresca carretera la realizamos en uno de los pueblos más antiguos, Anogi, donde nos llama la atención la variedad de monumentos megalíticos que encontramos allí.

Continuamos la travesía, esta vez de bajada. Nos paramos en varias ocasiones llamados por las vistas de los preciosos campos de olivos sobre el mar. Incluso si no eres de las que paran mucho, tienes que hacer una pausa obligatoria antes de llegar a la capital para poder disfrutar de la impresionante estampa panorámica de Vathí desde lo alto.

Vistas desde el mirador. Autora: Laura Sánchez
Vistas desde el mirador. Autora: Laura Sánchez

Contrario a todo lo que hemos ido experimentando desde que llegamos a la isla, Vathí es una ciudad con bastante actividad debido, en gran parte, a su majestuoso puerto repleto de pequeñas y grandes embarcaciones con viajeros procedentes de diferentes partes del mundo que salen a visitarla. Esta pintoresca cuidad está construida a modo de anfiteatro rodeando la bahía y ofrece al viajero diversidad de hoteles, tavernas, cafeterías y tiendas. Es agradable pasear por sus calles, disfrutar de su arquitectura y degustar las delicias griegas.

Desde aquí podemos hacer una pequeña ruta para visitar la “Cueva de las Ninfas” (o Marmarospilia). Cuenta la leyenda que es en esta cueva donde el mismo Ulises escondió los regalos de Alkinoos. La cueva se localiza en la cima de la colina sobre la Playa de Dóxa, a unos 2,5 km a lo largo de una ruta rocosa pero asequible y señalizada.

Playa. Autor: Aldo Azcona
Playa Sarakinico. Autor: Aldo Azcona

Cerca de la ciudad también podemos disfrutar de playas paradisiacas de aguas cristalinas a las que acceder desde tierra, aunque las carreteras no sean muy buenas. La Playa de Sarakinico se encuentra a apenas 3km de Vathy, rodeada por un terreno empinado sembrado de olivos divergen dos zonas: la primera concurrida por familias y la segunda, un lugar apacible para el descanso, la meditación y el nudismo. En ella encontramos un bar regentado por locales donde refrescarnos y comer. Otra playa cercana a la ciudad es Filiantro, una preciosa bahía en forma de U rodeada de vegetación, aunque más grande y concurrida que la anterior, también se respira un ambiente tranquilo e igualmente dispone de un bar local. Si el tiempo y el calor lo permite, es recomendable hacer la ruta a la Playa de Gidaki, sus piedras blancas y aguas turquesas la convierten en una de las más espectaculares de la isla. La caminata comienza en la Playa de Skinos y nos permite fusionarnos con el paisaje costero. El trayecto supone menos de una hora, aunque si se prefiere también se puede llegar en barca con algunas excursiones.

Playa de Gidaki. Autor: Malingering
Playa de Gidaki. Autor: Malingering

A estas alturas ya nos hemos dado cuenta de que el paso del tiempo es diferente aquí y que el verdadero disfrute de la isla es la desconexión, la cual puede llegar a ser total.

Hemos tenido que viajar a Ítaca para entender mejor los versos de Constantino Kavafis: “Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias”. Entender que el viaje no es el lugar, sino el camino, las experiencias vividas, las palabras intercambiadas, los gestos y las sonrisas.

Atardecer en sus aguas. Autor:Malingering
Atardecer en sus aguas. Autor: Malingering

 

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