jueves. 25.04.2024
Puente en Lao Cai sobre el Rio Rojo | Destruido durante la guerra Chino-Vietnamita y reconstruido

La invasión de Ucrania por Rusia iniciada el 24 de febrero de 2022 ha supuesto un antes y un después en la política europea y mundial. La opinión pública y los expertos conocedores de la geopolítica se han dividido básicamente en dos bloques. El primero y ampliamente mayoritario es que toda la responsabilidad es de Vladimir Putin y de Rusia. El segundo y minoritario es que además de Putin y Rusia también tienen responsabilidad los que no han escuchado sus peticiones de seguridad y la exigencia de neutralidad de Ucrania y su no ingreso en la OTAN.

Invasiones en el siglo XX y XXI ha habido muchas sin duda. Todas igualmente denunciables y criticables. Pero el hecho objetivo es que se han dado y después en unas se les ha buscado una solución y en otras han provocado guerras mundiales.

La invasión de Serbia por el imperio austrohúngaro y de Bélgica por Alemania en 1914,  la invasión de Polonia por Alemania en 1939, las invasiones de Hungría y Checoslovaquia por la Unión Soviética o la de Vietnam por China son de las primeras que vienen a la mente.

No sé si estamos a tiempo de impedir la Tercera Guerra Mundial o por el contrario debamos dar credibilidad a las profecías de la famosa vidente bulgara Vangelia Pandeva Dimitrova, más conocida como  Baba Vanga,  que predijo empezaría con una invasión rusa en uno de sus más célebres presagios.

Las invasiones siempre se producen por alguna razón y es necesario estudiarlas para saber los motivos que llevan a ello.

Pensábamos que después de la II Guerra Mundial los conflictos sólo podían ser locales, estar encapsulados en una zona específica pero la realidad nuevamente tira por tierra nuestros buenos deseos y la amenaza de guerras en la que se ven involucrados varios países al mismo tiempo está sobre la mesa. El conflicto de Ucrania ya está afectando directamente a países como Polonia, Moldavia, Rumanía, Bulgaria, Bielorrusia, Chechenia, Georgia o Siria.

Los motivos de las guerras y los “casus belli” suelen ser variados. Pero las consecuencias son siempre las mismas. Destrucción, muerte, pobreza, desplazados, miseria para la inmensa mayoría de las poblaciones afectadas y beneficios para algunas grandes corporaciones que ven aumentar el valor de sus acciones y multiplicar sus beneficios.

La OTAN nació el 4 de abril de 1949 como  un sistema de defensa colectiva ante el ataque de cualquier potencia externa. Pocas veces se recuerda que la Unión Soviética pidió su ingreso en la OTAN en 1954 para mantener la paz en Europa. Los aliados rechazaron esa propuesta y decidieron incorporar a Alemania Occidental el 9 de mayo de 1955.  La consecuencia inmediata fue la creación del Pacto de Varsovia el 14 de mayo de 1955 compuesto por la URSS y sus aliados con lo que quedaron definidos los dos bandos de la guerra fría.

El Pacto de Varsovia se disolvió en Julio de 1991 y la propia URSS desapareció en Diciembre de 1991. En los siguientes años varios de los antiguos países se unieron a la OTAN, como Alemania Oriental con la reunificación alemana, Chequia y Eslovaquia como países separados y los tres países bálticos. Se incorporaron asimismo Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovenia, Rumanía, Croacia Albania, Montenegro y Macedonia. 


En otras partes del mundo como el Extremo Oriente, donde no interviene la OTAN, también se han dado invasiones y guerras entre diversos países.

Históricamente, y salvo excepciones, la creación de los estados ha sido un proceso largo y sangriento.El nacimiento de la República Socialista de Vietnam fue un parto con dolor porque se produjo tras décadas de guerras libradas contra los colonizadores franceses primero y los estadounidenses, aliados con Vietnam del Sur después.

Concluidas estas guerras coloniales y lograda la unificación, los vietnamitas apenas pudieron disfrutar de cuatro años de paz antes de tener que empuñar las armas de nuevo, esta vez contra sus vecinos camboyanos y chinos.

Para entender la situación hay que recordar que, si bien desde fuera tendía a verse el bloque comunista desde una perspectiva monolítica, interiormente no lo era tanto y se ramificaba en tendencias que, a veces, diferían bastante en cuanto a metodología.

La URSS ejerció un papel aglutinador hasta la muerte de Stalin y la nueva política de Kruschev que denunciaba el período de su predecesor, generó duros enfrentamientos en el bloque comunista. La primera y más importante históricamente fue  la de Mao y la China continental,  cuya línea fue la que adoptarían en Camboya los Jemeres Rojos (una guerrilla comunista), frente al Viet Minh vietnamita, claramente alineado con la Unión Soviética.

La Revolución Cultural acentuó esas diferencias y en 1968 China y la Unión Soviética llegaron al enfrentamiento bélico en un conflicto fronterizo, que duró seis meses si bien no estuvo muy limitado. En la historia china es conocida como “El incidente de la isla de Zhenbao”, isla que se encuentra en el Río Ussuri.

Mao Zedong falleció en 1976 y le relevó Den Xiaoping, quien inició un proceso de desmontaje del régimen anterior que recordaba un poco al de Krushev con Stalin. Sin embargo, encontró un buen aliado en Camboya pese a la tendencia maoísta de los jemeres. Éstos, tras derribar la dictadura militar de Lon Nol y hacerse con el poder, habían colaborado con los vietnamitas ofreciendo refugio al Viet Cong, causa por la cual los Estados Unidos bombardearon también Camboya. 

Mao Zedong y Nikita Kruschev

Esa buena relación empezó a quebrarse el 17 de abril de 1975, cuando se proclamó la llamada Kampuchea Democrática. El líder camboyano, cuya identidad hasta entonces había permanecido en el anonimato por seguridad, resultó ser Saloth Star, más conocido como Pol Pot, quien denunció una serie de sabotajes que en el fondo revelaban tanto el choque ideológico entre facciones comunistas como las aspiraciones territoriales sobre el Delta del Mekong.

La ofensiva china/Imagen: Ceresnet en Wikimedia Commons

Así, decidió afrontar la cuestión de forma expedita, de manera que la frontera entre ambos países empezó a entrar en ebullición con diversos enfrentamientos armados. Hubo altibajos e intentos de acuerdo pero sin concretar. En 1977 la tensión se recrudeció y se pasó a la guerra abierta, ya con bombardeos y movilizaciones importantes de soldados.

En ese contexto se harían célebres las masacres ordenadas por el régimen camboyano entre los campesinos de origen vietnamita que, sumados a las víctimas de la hambruna provocada por una nefasta política económica y a los represaliados sospechosos de provietnamitas, sumó millones de muertos.

Finalmente, una operación rápida (catorce días) y contundente (ciento veinte mil hombres) permitió al general vietnamita Giap tomar Phnom Penh el 7 de enero de 1979, cambiando el nombre del país por el de República Popular de Kampuchea. El gobierno de Kampuchea se refugió en el área rural e inició una guerra de guerrillas pero además se abrió un nuevo e inesperado capítulo: la intromisión de China en defensa de su aliado apenas un mes después.

Lo cierto es que este nuevo contendiente no lo era sólo por ideología. Vietnam había llevado a cabo una dura represión de las minorías étnicas de origen chino que vivían en sus fronteras comunes, provocando un auténtico éxodo de éstas: los Thu Lao, los Phù Lá y los Hmong.

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Campos de arroz en los alrededores de Sa-Pa

El año anterior, Hanoi había firmado con Moscú un pacto de defensa recíproca cuya finalidad los chinos interpretaron que era enfrentarse a ellos, y que Vietnam había ocupado las islas Spratly (un archipiélago que históricamente se disputan varios países asiáticos), el gobierno de Pekín se dispuso para la guerra.

«El niño se está volviendo travieso; es hora de que le peguen» le dijo muy expresivamente Den Xiaoping a Jimmy Carter durante una visita a EEUU. Y así, el 17 de febrero de 1979 y previa advertencia a la URSS para que se mantuviese al margen (incluso evacuó las poblaciones fronterizas con ella), los 41º y 42º ejércitos chinos atacaron las provincias vietnamitas norteñas de Cao Bang, Lao Cai y Lang.

Los satélites norteamericanos indicaron que Pekín había movilizado en esa zona cerca de doscientos mil soldados. Todo un problema para Vietnam, que tenía a lo mejor de sus tropas en Camboya y tan sólo contaba con unos setenta mil efectivos entre tropas regulares y guardias de fronteras. El ejército Popular de Liberación, nombre que recibieron las fuerzas chinas, avanzó en dos direcciones, este y oeste, mientras su enemigo recurría a la guerrilla.

El conflicto duró veintisiete días.

Los combates más duros se dieron en la ciudad de Lang Son, que los chinos tomaron el 5 de marzo con mucha dificultad, luchando casa por casa. Hubo más batallas (Dong Dang, Lao Cai y Cao Bang) pero su ímpetu inicial fue suavizándose gradualmente, sufriendo un elevado número de bajas (veinte mil) y sin lograr que Hanoi trasladara sus fuerzas desde Camboya, como preveía el plan original.

Puente en Lao Cai sobre el Río Rojo destruido en la guerra 

La cosa amenazaba con tornarse contraria, pues aunque la URSS no intervino directamente, salvo algunas escaramuzas fronterizas, sí facilitó a los vietnamitas abundante material (cuatrocientos tanques, medio millar de cañones, misiles tierra-aire, una veintena de cazas a reacción, miles de asesores militares…), apoyo logístico (un puente aéreo entre Camboya y las provincias atacadas para transportar tropas de una a otra) y comunicaciones desde una quincena de barcos fondeados en el litoral de su aliado.

Los chinos habían sido prudentes al desarrollar una guerra limitada en vez de total, no sólo desde el punto de vista del territorio sino también de la fuerza empleada, dejando casi al margen la aviación y la marina. Ello le dio resultado al convencer a la URSS para conceder un apoyo también limitado a Vietnam y, consecuentemente, Pekín continuó en esa línea: el 16 de marzo dio por terminadas las hostilidades catalogándolas de mera operación de castigo y retirando a sus tropas.

Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giàp

Los chinos no quisieron dar la calificación de "Guerra" a lo ocurrido sino de mera "Operación de castigo" en represalia por la ocupación vietnamita de Camboya y las agresiones a las minorías chinas en la frontera chino-vietnamita.

Es imposible determinar el número de víctimas, ya que cada bando dio su versión y, como cabe imaginar, una es muy diferente a la otra. Sí se sabe que se intercambiaron prisioneros a lo largo de los dos meses siguientes y que la paz alcanzada no impidió que siguiera habiendo choques esporádicos en las fronteras en la primera mitad de la década de los ochenta.

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Curiosamente, la retirada le otorgó a China cierto reconocimiento entre los países del entorno mientras Vietnam, que seguía ocupando Camboya, empezaba a ser visto con malos ojos. No fue hasta el abandono del país, en 1989, que la situación se normalizó y en 1999 chinos y vietnamitas firmaron un acuerdo para delimitar sus fronteras y desmilitarizar parcialmente la zona.

Las cifras de muertos facilitadas por ambos contendientes fueron totalmente distintas. China informó que había tenido 6.954 bajas militares mientras Vietnam decía que había matado 26.000. Vietnam nunca dió bajas militares y contabilizó 10.000 civiles, mientras China decía haber matado a 30.000 soldados y 70.000 milicianos. Para China no existían los civiles, eran milicianos del ejercito vietnamita.

China contó con el apoyó indirecto de Estados Unidos y Vietnam con el de la Unión Soviética, Cuba y la India. 

Fuentes

La otra historia de la guerra de Vietnam (Jonathan Neale)/China at war. An encyclopedia (Xiaobing Li)/
A History of the Modern Chinese Army (Xiaobing Li)/Chinese Military Strategy in the Third Indochina War.
The Last Maoist War (Edward C. O’Dowd)/Kampuchea Between China and Vietnam (Pao-min Chang)

La invasión de China a Vietnam en 1979