viernes. 19.04.2024
Judith Butler

"Conocida por sus aportaciones fundacionales a la teoría queer y su contribución al feminismo y la acción política, la filósofa Judith Butler ha recibido este jueves el galardón de la entidad cultural en pleno auge de la polémica sobre la Ley trans", destacaba en Público Irene González Rodríguez el pasado viernes 28 de octubre.

En dicho artículo, recordaba que la filósofa "ha advertido de las amenazas de los regímenes legales corruptos" a los que "solo se pueden enfrentar con la acción colectiva, con el derecho de protesta".

Es pues, eterno, el odio mostrado por hombres y mujeres hacia todos aquellos defensores y defensoras del respeto a todos los derechos

"`El odio mismo se ha elevado a una posición política", ha denunciado, reivindicando que nuestra tarea para enfrentarlo es "luchar por formas de vida que sean vivibles para todes". Odio, he ahí la cuestión: "Los europeos que, tras algunas acciones militares del ejército nacional argelino a favor de la lucha del pueblo de Argelia, habían moderado su racismo y su insolencia, daban otra vez libre curso a su viejo odio, a su desprecio tradicional", deja escrito Frant Fanon en el reciente libro del sello navarro Txalaparta Sociología de una revolución.

Odio, eterno odio: "La Universidad Complutense, donde la filósofa [Judith Butler] ha dado otra conferencia este miércoles, amaneció con pintadas en su contra", nos hacía saber Irene González Rodríguez en el citado artículo para Público sobre la concesión de la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid a "una de las intelectuales más influyentes del mundo". Dichas pintadas, además, no eran (ni son) "las primeras reacciones que la filósofa enfrenta por sus aportes a la teoría queer", pues, en 2017, "la pensadora fue víctima de una caza de brujas en Sao Paulo".

En Brasil, ¡qué casualidad! una movilización en contra de los derechos LGTBIQ+ organizada a través de la plataforma `on line´ CitizenGo quemó su imagen a las puertas del recinto de la localidad brasileña en el que se hallaba. Y es que, tal y como nos hace saber, por su parte, Frantz Fanon en Sociología de una revolución,"la mujer debía mostrar el mismo espíritu de sacrificio que los hombres. Y era preciso tener en ella la misma confianza que en los militantes probados y encarcelados muchas veces".

Es pues, eterno, el odio mostrado por hombres y mujeres hacia todos aquellos defensores y defensoras del respeto a todos los derechos. Hombres y mujeres, esos reaccionarios y reaccionarias sin remedio, a merced del odio, en Argelia, en Madrid y en Sao Paulo.

¡Qué cruz!

Hombre y mujer a merced del odio