jueves. 28.03.2024
punk
Foto: Alice Bag, fotografiada por Alyson Camus, 2018

El punk está todavía por escribir, si se quiere. Pero muchas de las mujeres que convivieron en su nacimiento no han vivido rápido, no han muerto, ni son jóvenes, por lo que no se han convertido en mito. Lo sabía Viv Albertine cuando escribió su autobiografía Ropa, música, chicos en la que reconocía que lo hacía por supervivencia, y lo saben todas aquellas mujeres que formaron parte de los días de auge del movimiento, en la década de los años ochenta. Begoña Astigárraga (Vulpes), Palmolive (Slits), Ana da Silva (Raincoats) o Alice Bag (The Bags) son solo algunos de los nombres que encabezan los diferentes prismas de la música punk en la Península Ibérica, Inglaterra o Estados Unidos. Todas ellas personas únicas, irreverentes, rompedoras, y hechas a sí mismas, y muchas de ellas, todavía en activo.

Cristina Garrigós, Paula Guerra y Nuria Triana pertenecen a la generación de hijas criadas con esa cultura y sobre todo, con esa música, lo que les ha llevado durante años a investigar la presencia femenina y la perspectiva de género en este movimiento desde diferentes latitudes, que no solo abarca lo musical, sino que trasciende a todas las disciplinas artísticas, en forma de fotografías, vídeos o fanzines, como defiende el DIY (do it yourself) que forma parte fundamental en la esencia contracultural de aquellos años. 

Resultado de ese trabajo son varias iniciativas entre las que se encuentra el libro de entrevistas God save the queens, editado por 66rpm en 2019, que recopila siete extensas entrevistas a algunas de estas pioneras. Un recorrido por las diversas realidades de las escenas musicales y modos de vida, que muchas veces trascienden la estética o las formas de hacer arte en espacios donde la mujer se encontraba teóricamente en igualdad, pero en los que seguía luchando para hacerse hueco en los escenarios, en un momento en el que hablar de feminismo era todavía una utopía. Salirse de los moldes, significando eso ser o no maleducada o sexualizada.

“La palabra punk vino a darle nombre a una contracultura que está cristalizada en la historia” en palabras de Ondina Pires, cantante de Ezra Pound e a Loucura. Una filosofía y modo de vida que ha trascendido al presente y a sus movimientos, que beben de aquellas voces y de sus maneras de hacer las cosas. Sería imposible entender a las Riot Girrrls, el movimiento fundado en la década de los años noventa en EEUU o los nuevos grupos de hardcore de la escena nacional contemporánea sin Vulpes, Slits o Raincoats.

Libros como God save the queens, conferencias como la de Cristina Garrigós “Las mujeres en el punk: feminismo y rebelión”  o el festival portugués KISMIF (Keep it simple and make it fast) celebrado en Oporto por Paula Guerra, que en 2021 cumple su séptima edición, representan la vigencia que la chincheta en el zapato de la sociedad que es el punk sigue viva y respira, “pese a que nunca se parecerá a lo vivido”. Desde luego, el punk seguirá pinchando mientras se escriba sobre él.

La conferencia “Las mujeres en el punk: feminismo y rebelión” de Cristina Garrigós” se celebró en febrero de 2021 y forma parte del ciclo de conferencias “Música, política y movilización social en la contemporaneidad” organizado por el Seminario Permanente de Estudios Contemporáneos (SPEC).

God save the punks: una chincheta en el zapato de la sociedad