miércoles. 17.04.2024
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García Lorca y Lola Membrives en el Teatro Avenida de Buenos Aires, en las 100 representaciones de Bodas de sangre, noviembre de 1933

Esta semana se han cumplido 86 años del vil asesinato de uno de los mejores poetas de la historia: Federico García Lorca. Fue fusilado en la madrugada del 19 agosto de 1936 en el barranco de Viznar, a las afueras de su Granada natal. En la hermosa ciudad andaluza había nacido un 5 de junio de 1898.

Tenía solamente 38 años, gozaba de plena fama, y estaba en plena efervescencia creativa. Su crimen era, según el dictamen de los rebeldes, ser “socialista, masón y homosexual”, acusación de un delito mendaz a un hombre que en el estreno de su obra “Yerma”, precisamente en la capital de la República Argentina, manifestó que “en la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida”. Pero los rebeldes no querían libertad sino cadenas, y así tuvieron a un país casi medio siglo, encadenado.

La poeta hispano-argentina Inés Iovanetti, nació en Buenos Aires, capital tan querida y visitada por Lorca, el mismo día, cincuenta años después, y no puede por menos que dedicarle como homenaje uno de sus poemas, perteneciente a su libro Hemisferios, Tiempos del alma, cuyos títulos van acompañados de la traducción en guaraní.

HOMENAJE A FEDERICO GARCIA

Un personajillo de aspecto ridículo,
feo por fuera y por dentro,
contrahecho, cobarde y pequeño,
temeroso de la fuerza de su verso,
le mandó matar desde lejos...

Bajo plata de luna granadina
camina Federico García.

Necios cobardes le llevan
a la soledad del campo,
para quitarle la vida.

¡Ay! Federico García,
tu delito fue la poesía.

Fue tu juventud,
que aún perfuma el aire
de tu Andalucía.

Tu delito fue la alegría.
tu amor a las cosas sencillas.

Fue tan sólo vivir
en lóbregos días
de barbarie enloquecida.

¡Ay! Federico García,
cuán sola quedó,
en casa de tu padre,
tu habitación vacía.

¡Qué solo el jardín
que cuando escribías
contemplarte solía!

Un abismo de silencio
devoró tu palabra florida.

Un zarpazo de frío
te arrancó la sonrisa.

El vacío de tus rimas no se llena.
No cantan entre los árboles
los ríos de tus venas.

No juega entre ellos
El caudal de tus poemas...

¡Ay! Federico García.
¡Pobre de tu Andalucía!
Ella llorará para siempre
el dolor de tu partida.

Quizá volverán tus versos
en la ajazminada brisa,
de tardes tranquilas,
a tu solitaria casa granadina.

Volverá tu palabra renacida
a mirarse en el espejo de las marismas.

¡Pobre de tu Andalucía,
cuán huérfana quedó su belleza
sin ti, Federico García!

Inés Iovanetti

Inés Iovanetti homenajea a Lorca