nuevatribuna.es
30 de marzo de 2010, 7:11
NUEVATRIBUNA.ES - 30.3.2010
Jaime Mayor Oreja abrió brecha la semana pasada al asegurar la existencia de una segunda negociación del Gobierno de Zapatero con la banda terrorista. Lo dijo tal cual, sin aportar ni una sola prueba, lo que por otra parte es práctica habitual en el partido bajo cuyas siglas milita. ¿Recuerdan el culebrón del verano sobre las escuchas al partido que denunció María Dolores de Cospedal? ¿Qué ha quedado de aquello después de tanta bronca mediática y de tanta tinta vertida sobre las afirmaciones de unos y los desmentidos de los otros? Ruido, simplemente.
El ruido tiene la virtud para quien lo produce de distraer la atención del oponente de asuntos que interesa mantener en un segundo plano, sin que destaquen demasiado. Cabría pensar que ese es el objetivo que mueve a los ruidosos de turno, cuando uno de sus baluartes, el ex ministro y ex presidente del Govern balear, Jaume Matas, está pasando por muy serios apuros con la Justicia. El 'caso Matas' o 'Palma Arena', como prefieran, es distinto del caso Gürtel pero se superpone a la trama de corrupción masiva de la que el PP tendrá que responder en los tribunales. Aunque Gürtel haya perdido algo de fuelle periodístico y a día de hoy no cope los titulares de todos los medios, como ocurría hace unos meses, sigue ahí y sigue siendo una amenaza muy seria a la credibilidad del principal partido de la oposición.
Quizá ese sea el motivo de que 'voceros' de la derecha como el ínclito Hermann Tertsch hayan decidido apuntarse a la teoría de que el Gobierno negocia con ETA para hacer más ruido todavía. Tertsch ha publicado un artículo en el ABC de este martes 30 de marzo en el que, además, no oculta su antipatía hacia el juez Baltasar Garzón, primer instructor de la causa contra los implicados en la trama de Correa.
Tras esforzarse por desacreditar a Brian Curry, Frederick De Klerk y al arzobispo Desmond Tutu, el grupo de mediadores internacionales que ha apostado por una salida negociada al conflicto terrorista en España, escribe: Se hace una ley retroactiva y todos a la calle. Ya nos quieren hacer una ley para el señor Garzón para que quede sin vigencia el delito de intervenir las entrevistas de acusados y abogados defensores. Se hace otra. Y las que hagan falta.
En su opinión, las críticas a Mayor Oreja por haber hablado de la negociación con ETA están fuera de lugar: Todavía habrá quien diga que Jaime Mayor Oreja no tiene razón cuando advierte a los españoles que este Gobierno está preparando otra negociación con ETA. Y desde luego hay demasiados en su propio partido que se han precipitado en criticarle o descalificarle diciendo que no entiende ya lo que pasa en el País Vasco. Lo entiende muy bien.
Pero lo más curioso del artículo, que se titula "Los asesinos buenos", es el final. Sin venir a cuento, el autor decide rematar su texto con una referencia a uno de sus personajes más odiados: Y hablando de asesinos, da gusto ver como Santiago Carrillo, en su día héroe de la transición y hoy héroe del zapaterismo guerracivilista, se lanza al cuello de la oposición y defiende a quienes lo han erigido en adalid de la mentira histórica, auténtico caballo de batalla del caudillo vallisoletano que se creía leonés. Dice Carrillo que Rajoy es Le Pen. Mala comparación. Con lo fácil que sería decir que él es Laurenti Beria.
Decíamos hace unos días que Mayor Oreja había perdido "definitivamente la cabeza". En contra de toda evidencia científica, hoy habría que añadir que se trata de un mal peligrosamente contagioso.
Jaime Mayor Oreja abrió brecha la semana pasada al asegurar la existencia de una segunda negociación del Gobierno de Zapatero con la banda terrorista. Lo dijo tal cual, sin aportar ni una sola prueba, lo que por otra parte es práctica habitual en el partido bajo cuyas siglas milita. ¿Recuerdan el culebrón del verano sobre las escuchas al partido que denunció María Dolores de Cospedal? ¿Qué ha quedado de aquello después de tanta bronca mediática y de tanta tinta vertida sobre las afirmaciones de unos y los desmentidos de los otros? Ruido, simplemente.
El ruido tiene la virtud para quien lo produce de distraer la atención del oponente de asuntos que interesa mantener en un segundo plano, sin que destaquen demasiado. Cabría pensar que ese es el objetivo que mueve a los ruidosos de turno, cuando uno de sus baluartes, el ex ministro y ex presidente del Govern balear, Jaume Matas, está pasando por muy serios apuros con la Justicia. El 'caso Matas' o 'Palma Arena', como prefieran, es distinto del caso Gürtel pero se superpone a la trama de corrupción masiva de la que el PP tendrá que responder en los tribunales. Aunque Gürtel haya perdido algo de fuelle periodístico y a día de hoy no cope los titulares de todos los medios, como ocurría hace unos meses, sigue ahí y sigue siendo una amenaza muy seria a la credibilidad del principal partido de la oposición.
Quizá ese sea el motivo de que 'voceros' de la derecha como el ínclito Hermann Tertsch hayan decidido apuntarse a la teoría de que el Gobierno negocia con ETA para hacer más ruido todavía. Tertsch ha publicado un artículo en el ABC de este martes 30 de marzo en el que, además, no oculta su antipatía hacia el juez Baltasar Garzón, primer instructor de la causa contra los implicados en la trama de Correa.
Tras esforzarse por desacreditar a Brian Curry, Frederick De Klerk y al arzobispo Desmond Tutu, el grupo de mediadores internacionales que ha apostado por una salida negociada al conflicto terrorista en España, escribe: Se hace una ley retroactiva y todos a la calle. Ya nos quieren hacer una ley para el señor Garzón para que quede sin vigencia el delito de intervenir las entrevistas de acusados y abogados defensores. Se hace otra. Y las que hagan falta.
En su opinión, las críticas a Mayor Oreja por haber hablado de la negociación con ETA están fuera de lugar: Todavía habrá quien diga que Jaime Mayor Oreja no tiene razón cuando advierte a los españoles que este Gobierno está preparando otra negociación con ETA. Y desde luego hay demasiados en su propio partido que se han precipitado en criticarle o descalificarle diciendo que no entiende ya lo que pasa en el País Vasco. Lo entiende muy bien.
Pero lo más curioso del artículo, que se titula "Los asesinos buenos", es el final. Sin venir a cuento, el autor decide rematar su texto con una referencia a uno de sus personajes más odiados: Y hablando de asesinos, da gusto ver como Santiago Carrillo, en su día héroe de la transición y hoy héroe del zapaterismo guerracivilista, se lanza al cuello de la oposición y defiende a quienes lo han erigido en adalid de la mentira histórica, auténtico caballo de batalla del caudillo vallisoletano que se creía leonés. Dice Carrillo que Rajoy es Le Pen. Mala comparación. Con lo fácil que sería decir que él es Laurenti Beria.
Decíamos hace unos días que Mayor Oreja había perdido "definitivamente la cabeza". En contra de toda evidencia científica, hoy habría que añadir que se trata de un mal peligrosamente contagioso.
