miércoles. 24.04.2024
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“¿Quiere repetir la fotografía? Si la respuesta es sí, pulse la tecla verde” dice una voz femenina en un gran altavoz. En un fotomatón, la mayor posibilidad de repetición no asegura el éxito. Se asume porque es burocrático e identificativo, una foto de carnet que se utiliza para documentos o carnets. El espacio del fotomatón es pequeño, la cortina nunca se cierra del todo y si uno no se fija, ese espacio cúbico podría no existir. Sin embargo, se encuentra en las calles de todas las ciudades y pueblos de todas partes. Desde paradas de metro hasta garajes pueden poseer uno. Un espacio ubicado en otro espacio, que parece existir solamente cuando se usa.

El resto del tiempo un fotomatón es una falsa escultura de la calle, un residuo que pasa inadvertido, mientras de perfil observa a la gente pasar. Más bien observaba, porque gracias a un espejo y un juego de espejos, la fotografía de repente ha tomado la calle y la gente que la habita aparece ahora reflejada en las propias imágenes del fotomatón. Una suerte de falso archivo de la calle que realizan Irene Luna y Ampparito, que con un solo espejo consiguen fotografiar la calle desde un espacio de apenas un metro. Aunque las fotografías sean el producto visible, lo importante es el gesto. El acto de la foto, el proceso creativo, el pensamiento, y la reflexión sobre el espacio que constituye la calle, el mobiliario público y el propio acto fotográfico, en una proyecto que promete “máximo esfuerzo, mínimo resultado”. 


¿Es el fotomatón un antimonumento?

i2Ampparito | Ahora en España hay muy pocos nuevos (fotomatones), pero la mayoría de los que vemos, son las herramientas más anacrónicas, mal diseñadas...

Irene Luna | Son incómodos…

Ampparito | Son espacios privados y públicos, son tan interesantes…

Irene Luna | Por el poco criterio que hay en ellos…

Ampparito | Por todas las casualidades. Y también hay una historia que es que cómo depende de la ciudad y de lo regulado que esté el suelo en cada ciudad, se ven más invadiendo el espacio público o no. Por ejemplo, en Barcelona no hay ninguno que esté en la calle, puede que esté empotrado, pero en Barcelona capital prácticamente todos están en el metro. En Badajoz, la mayoría están en la calle. Tú vas por la acera, y están en medio de la calle. Eso te habla bastante de cómo se gestiona el espacio público y lo caro que es el espacio público y lo regulado que está el espacio público. Cómo en zonas en las que no está tan regulado tú puedes dejar una moto y no pasa nada y cómo en Barcelona si dejas la moto en esa zona, se la llevan. Habla de cómo en lugares se puede invadir más el espacio público que en otros.

Las fotografías suceden a la manera analógica, permitiéndoles pensar todo el proceso fotográfico más que el propio resultado, en un contexto en el que la inmediatez fotográfica está a la orden del día

¿Cómo se produce la liberación de un espacio como el fotomatón?

Ampparito | Ante todo el proyecto es muy poético, porque ante todo es un gesto. Es el gesto de coger algo, yo que vengo de trabajar en la calle normalmente y ahí lo que ocurre es que tienes que trabajar con un material ya dado. Es decir, tú vas allí y tienes con la creatividad o con lo que sea apañártelas para hacer lo que sea. Nosotros lo que tenemos ya es una cámara en la calle, es decir, esa cámara existe, lo único es que está apuntando a un sitio al que nosotros no queremos que apunte. Esas cámaras están hechas para la cosa más burocrática, que bueno, también se usa para la fiesta, pero por lo general está hecha para temas super burocráticos, que es una foto de carnet de tu cara para identificarte, sobre fondo blanco con unas normas muy estrictas. Nosotros lo que hacemos es añadir un espejo para hacer que esa cámara, que es como si pusieras la cabeza de tal forma que solo pudieras mirar hacia un sitio, tiene un espejo delante y ahora puede mirar a la derecha. Me parece el acto poético de algo, un espejo por así decirlo, que es lo que es una cámara de un fotomatón, un espejo de uno mismo y poner un espejo sobre otro espejo y conseguir una ventana. Hacer fotos de paisaje con algo que hace fotos de la cara, con una herramienta pensada para hacerse un selfie, hacer una foto de paisaje en el lugar en el que está enclavado en el lugar donde está encuadrado el fotomatón.

Se siente como que realmente lo que importa es el proceso…

Irene Luna | Absolutamente. El proceso lo es todo en este proyecto.

Ampparito | Luego quedan unos residuos que es verdad que con esos residuos, cuando los ves aislados, resultan anecdóticos, son fotos malas. Pero cuando las ves en conjunto intuyes que hay algo que las une, que es el método de hacerlas. Ves que todas ven la vida de perfil, ven la calle pasar, porque están metidos en huecos desde los que están mirando de forma perpendicular a la calle. Siempre hay gente pasando, siempre hay gente que mira de reojo porque es raro cuando tú ves a alguien metido en un fotomatón con un espejo. Siempre hay muchas fotos en las que hay gente que se queda mirando, sobre todo niños. Nos gusta esa curiosidad, esa cosa de querer ver qué está haciendo el otro al final hace que acabes saliendo tú en la foto, ellos ni siquiera se imaginan que les estamos haciendo la foto a ellos. Es como los retrovisores de un coche. Creo además que los seres humanos con los espejos es una fascinación, tiene que ver con la magia, puedes ver lo que está a tu espalda con un cacharro. Y se da la vuelta además, que es otra cosa muy bonita, que todas las fotos que tenemos los textos salen girados. Sale en espejo, porque es un espejo.

¿De qué forma pensáis que puede hacer reflexionar sobre el espacio público y habitar la calle un proyecto como este?

Ampparito | Me parece que con la perspectiva que me da haber hecho de más pequeño el tema de currar en el espacio público, es hacia donde tienen que ir los proyectos. Los proyectos que se hacían en los 2000 del Street art del principio, muchas veces tenían que ver con gente que coleccionaba. Con gente que se adaptaba a elementos en la calle. En la calle en general los elementos que hay están anclados, son duros, son fríos, para que aguanten carros y carretas porque están hechos para que no se rompan, para que aguanten que personas buenas, personas malas intervengan en ellos. Tú tienes que adaptarte, tú tienes que ver cómo hacer con esas moles que no se pueden y hacer algo o construir herramientas para llevarte a tu terreno esas grandes moles. Es como la llave de un coche, tú tienes un coche sin la llave y es una piedra, pero si encuentras la manera de arrancarlo, te vale para ir a sitios. En la calle pasa esto mucho, hay muchas piedras, muchos elementos que no se mueven, pero que con una pequeña llave, consigues que todos esos elementos estén repartidos por la calle. Y a mí me parece que el arte urbano en cómo se veía antes, esto entronca completamente de manera directa. Sí que es verdad que la parte expositiva estaría a medio camino entre ambas, porque esto viene de la calle y la parte expositiva no estaría en la calle, pero la forma de jugar con la ciudad sí que es el Street art del principio.

Irene Luna | También, al final estás utilizando la calle, pero no la calle más pura, sino la calle sin tocarla. Nosotros en ningún momento intervenimos, simplemente utilizamos un aparato que está ahí, que casi nadie recae en él y que solamente te viene a la cabeza cuando te tienes que renovar el DNI. Juntas a y b y de repente te sale c, pero nadie recae en que con eso se puede hacer algo, por eso en general no preguntan o no intervienen, incluso a veces piensan que estamos reparando el fotomatón.

Ampparito | A mí me preguntaron una vez, porque estaba dentro de un bar. Hay algunos que son maravillosos porque están en lugares inhóspitos y este estaba en un bar, al lado del baño. Nosotros para hacer la foto tenemos unas telas con imanes que ponemos encima del flash para que no salten, porque si el flash salta en el espejo tal vez la cámara enfoca al espejo en lugar de la calle. Y el tipo del bar me vio haciéndolo, además en un bar que está lleno de policías, al lado de una comisaría y me preguntó que qué estaba haciendo. Al final esos elementos que en la calle no son de nadie, en un bar pasan a ser de alguien, y el tipo te interpela. Pero hemos hecho 320 y solo ha habido uno o dos. En ciudades hemos hecho todo Galicia, Extremadura, que nos faltan un par, prácticamente toda Castilla y León… llevamos casi toda la zona noroeste, y en Madrid llevamos la mitad o más de la mitad. La idea es hacer toda España, entonces creemos que en un año y medio o dos lo habremos terminado.

Irene Luna | Es verdad también que ahora que llevamos hechas muchas fotos nos está empezando a quedar un álbum de vacaciones, pero de antivacaciones. Te enseño una foto de Salamanca y una de Ferrol y probablemente no veas ninguna diferencia. Estamos haciendo una radiografía de toda España en la que ves los antimonumentos, porque es un antiturismo, pero a su vez es un escáner del momento en el que estamos viviendo. Tenemos muchas fotos en las que aparece gente con mascarilla, de cómo es la vida en las periferias también, porque muchos fotomatones están en centros comerciales o en lugares donde nadie recae y menos aún para hacer algo artístico.

Un curioso álbum de fotos puede verse en su Instagram, como una forma de estar dentro con ellos. E imaginar la voz femenina que habla de nuevo. “Su fotografía se imprimirá en 15 segundos”

Ampparito | Sí, sitios no muy degradados, pero al final estas máquinas no son ni bonitas ni feas, simplemente son útiles, por eso las suelen poner en sitios donde no molesten, en garajes, huecos de escaleras…entonces sacan la parte opuesta a ellas, estar junto a la puerta del baño, vestíbulos, árboles, setos… otra cosa que me encanta es que el encuadre no está pensado con unas premisas artísticas o de composición, sino elegido, sin saberlo, con unas premisas económicas o simplemente de dónde está el enchufe de la luz. Cuando el operario va a poner este aparato nunca sabe o no se imagina que van a hacer una foto del exterior. Él lo coloca en base a dónde está el enchufe, y eso es lo que determina la foto que va a salir después. Me parece muy honesto porque no se puede, porque la foto perfecta la tenemos a un metro, pero el ancho que tenemos es el de la puerta y esa parte no sale. Entonces también es como aprender a aceptar lo que hay y “me molaría hacer algo mucho más espectacular” pero el mismo proceso evita que lo hagas espectacular o que lo manipules.

Irene Luna | Eso también es bastante importante en este proyecto, ahora mismo cualquier proyecto artístico lo puedes técnicamente hacer a la perfección de la materia: la mejor cámara, la mejor madera…puedes llevarlo hasta el máximo nivel de calidad y nosotros que al final venimos de ese mundo y que lo quieras o no, simplemente teniendo Instagram ya tienes una percepción de lo que es estético en la vida en general. De repente te encuentras que no puedes luchar contra el encuadre que te planteas y que igual es una mierda. Es lo que él dice, igual el mejor encuadre está a un metro. Encontrarnos con ese murete muchas veces de fealdad y de aburrimiento me parece muy interesante y muy necesario en la época que vivimos, en la que buscas tu perfección. Esto rompe con eso.

Ampparito | Mola porque no se puede hacer eso. Incluso porque muchas veces nos vemos en la de querer mejorarlo y la propia técnica nos ha impedido que salga. También por eso cuando sale algo bueno que nos encaja visualmente es como una fiesta, porque no se puede preveer. Hay algunas en las que sale una chica comiéndose un plátano justo delante de un sex shop, u otra que hizo Irene en la que sale una chica en bici andando, entonces si tienes en cuenta que cuando vas a darle a un botón y cuenta, tres, dos uno, y algunos hacen la foto cuando hace el sonido, otros cuando está en el uno…no te puedes anticipar.

¿En qué consiste vuestra residencia en Casabanchel?¿Qué proyecto lleváis?

Ampparito | Esto está dentro de unas residencias que ellos hacen, que no sé si es la primera vez que las hacen de esta manera. Se llaman Utopías Domésticas y tiene que ver, está muy relacionado con la convivencia, con irte a vivir allí, en esa casa, estar con ellos a diario y de alguna manera nutrir a esa casa con tu proyecto. Nosotros lo planteamos como ir a faenar, como la persona que sale a trabajar por la mañana, a conseguir historias. Porque nosotros vemos cada foto como una ventana, es salir de la casa para traer historias, para abrir la ventana y ventilar. Es muy importante para nosotros la convivencia para que no se trate de un circuito cerrado. Con nuestro proyecto llevamos ya un año, pero decidimos hacer esto sobre la Comunidad de Madrid, como aprovechar que tenemos esta especie de nave nodriza que es Casabanchel desde la que poder ir saliendo. Hacemos una salida por la mañana, cuando amanece, otra cuando atardece y durante el día organizamos toda la historia, la idea también es invitar a gente de diferentes ámbitos como arquitectos, diseñadores, antropólogos, gente a la que nosotros le enseñemos este material en bruto, porque al final son fotos que nadie haría, muy anodinas. Y que intenten con la información que da esas fotografías ver qué es lo que sale a través de esas ventanas indiscretas que vamos recogiendo a diario.

Las fotografías suceden a la manera analógica, permitiéndoles pensar todo el proceso fotográfico más que el propio resultado, en un contexto en el que la inmediatez fotográfica está a la orden del día. Un ejercicio de paciencia, de trabajar con el error que también es una forma de revalorizar la disciplina artística. Es su fotografía de “larga exposición” que aún va por un tercio del total y que solo estará completa cuando todos los fotomatones de España, más o menos acogedores estén recogidos. Mientras tanto, un curioso álbum de fotos puede verse en su Instagram, como una forma de estar dentro con ellos. E imaginar la voz femenina que habla de nuevo. “Su fotografía se imprimirá en 15 segundos”.


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