sábado. 20.04.2024
lecce
Vía @Acli_nazionali

Entre el 16 y el 19 de mayo se ha celebrado en Lecce, Apulia (Italia), la quinta edición del Festival Sabir. Un encuentro italiano e internacional en el que se han desarrollado todo tipo de actividades culturales, así como debates y conferencias cuyo objetivo ha sido reflexionar sobre el Mediterráneo como nexo de unión entre las personas y culturas ribereñas, frente a la exclusión xenófoba y al racismo. Organizado por la gran asociación cultural progresista ARCI y el sindicato CGIL, en esta ocasión también por Cáritas Italiana y la Asociación Cristiana de Trabajadores (ACLI), reúne a numerosas organizaciones no gubernamentales, sindicatos y especialistas de toda Europa y del Norte de África, entre las que cabe señalar la red SOLIDAR, a la que pertenece el MPDL y los sindicatos españoles CCOO, UGT y USO.

Lecce, podría ser el comienzo de una hermosa y fructífera amistad

Un acontecimiento de gran relevancia en Italia, pero que apenas ha tenido proyección en nuestro país, precisamente cuando se juega en buena parte el futuro del proyecto democrático europeo en las elecciones en curso y uno de los asuntos sobre la mesa son las políticas hacia los inmigrantes.

La Lega, el partido de extrema derecha que gobierna Italia junto con Cinco Estrellas, ha intentado boicotear la celebración de este festival, argumentando su presunta utilización partidista. En el fondo, lo que de verdad alerta al neofascismo que representa este partido, es el surgimiento de lo que cabría denominar “un nuevo compromiso histórico” en Italia, entre la izquierda social y un amplio sector de la Iglesia Católica, aglutinada en torno al papa Francisco.

Hace cuarenta y un años, el asesinato del dirigente democristiano Aldo Moro por las Brigadas Rojas, dejado a su suerte por su propio partido, acababa en la práctica con el intento de aproximación de la izquierda italiana, hegemonizada entonces por el PCI y la Democracia Cristiana que, años antes, había teorizado el dirigente comunista Enrico Berlinguer. Nada es hoy igual que entonces, pero el ascenso de la extrema derecha, que hace bandera de la crueldad frente a las personas que cruzan el Mediterráneo impulsadas por la necesidad de salvar sus vidas, amenazadas por guerras o por la miseria y la falta de libertades en sus países, se está encontrando como respuesta una amplia movilización social, especialmente de los jóvenes y de una parte sustancial de la Iglesia Católica, esta vez encabezada por el Vaticano.

Por eso, sin hacerse falsas ilusiones, creo que hay que valorar que, mientras Salvini reunía en Milán a lo más selecto de la jauría neofascista europea, con Le Pen, Wilders y otros jaleándole como nuevo “Duce” de la No Europa que pretenden tras las elecciones al Parlamento Europeo, miles de personas, especialmente jóvenes asistieran a los actos de Sabir, en un ambiente tranquilo, pero decididamente “antifa”. Lo mismo que hay que tomar buena nota, como sin duda también hicieron Salvini y los suyos, de la implicación de la Iglesia de Francisco, poniendo a disposición de este encuentro, todos los recursos de que disponía, que han sido muchos.

La ciudad de Lecce, con una importante herencia arquitectónica española, procedente del Reino de Nápoles, hito del barroco, abrió las puertas de conventos y seminarios históricos, cubiertos de obras de arte, para recibir a representantes del mundo sindical, social y cultural, agnóstico, cristiano e islámico, progresista y democrático, para debatir y denunciar ante la sociedad italiana y europea, los falsos mitos sobre la inmigración que la ultraderecha intenta difundir. Tal como el libro precisamente denominado “Falsi miti” presentado por Caritas Italiana, desmonta uno por uno.

Lecce, podría ser el comienzo de una hermosa y fructífera amistad.

Festival de Lecce: ¿hacia un nuevo compromiso histórico?