Una novela en clave policiaca sobre la codicia y la avaricia contemporáneas, escrita por una mujer que dice estar más que indignada por lo que está pasando en este país
En el otoño-invierno de 2012 son asesinados en Madrid tres joyeros que se dedican a la compra del oro familiar de las personas desesperadas por la crisis. ¿Se trata de un asesino en serie, embarcado en la misión de ajustar cuentas con quienes se aprovechan de la desgracia ajena para enriquecerse? Es el punto de partida argumental de la última novela de Juana Salabert. “No podemos renunciar a la crónica literaria del momento presente”, señala en un encuentro con periodistas. “¿Cómo describir una atmósfera asfixiante, aterradora, como la que vivimos? A través del género negro. Los comprooro son el símbolo de la crisis, del derrumbe de las clases medias y de la destrucción del estado del bienestar, y a través de los ojos del inspector Alarde veo la España actual”, precisa; “pero no es una novela de tesis, no sería capaz de escribirla, ni una novela de denuncia”.
“Es una incursión en la realidad de la crisis, cómo ha afectado a la vida de las personas, cómo se han puesto en marcha mecanismos de supervivencia, con zonas oscuras. La novela negra es una espléndida manera de acercarse a la vida, a la realidad de la crisis en sentido amplio”, recalca Valeria Ciompi, la editora que ha apostado por una obra que aspira a convertirse en un fenómeno similar al que significó “Crematorio” de Rafael Chirbes, con la corrupción urbanística como trasfondo temático.
Con la mirada y el oído atentos a la realidad cotidiana, Salabert indaga en las extrapolables consecuencias de la crisis en la sociedad madrileña, muy diferentes según se trate de barrios acomodados (“en las conversaciones más triviales se detecta el temor de la clase media”) o barrios más desfavorecidos, donde también ha encontrado inspiración: “Fenómenos como los bancos de alimentos o el movimiento de afectados por la hipoteca han demostrado nuestra capacidad de ayudarnos, las personas se han descubierto con capacidad de acercarse al otro, a quien tiene un problema. Todo esto aparece en la novela a través de personajes secundarios”. La autora entra como un vendaval en el ámbito familiar de cada personaje, desentraña sus zonas oscuras, sus reversos casi siempre invisibles. Ese ejercicio de los sentidos que significa construir una obra literaria relato ha significado también en un cambio en su proceso de creación: “Antes no pensaba en el lector hasta terminar la novela que estaba escribiendo. Esta vez sí lo he hecho. He querido que los personajes sean creíbles, verosímiles en medio de la trama”.
"Nos vendría bien creer un poco más en nosotros mismos"
En su exposición sobre el contexto en que se desarrolla la trama, Salabert va más allá, y amplía el círculo al contexto global. “No estoy indignada, estoy indignadísima. Sospecho que nos hallamos ante una gran estafa”, asevera; “se ha aprovechado la crisis para cambiar las bases construidas en Europa Occidental desde la victoria contra el nazismo, obran incluso contra la soberanía de los pueblos. El FMI, la Troika... La Unión Europea ha pasado a ser una madre regañona, con propuestas que nos van a llevar al desastre. Formamos parte de un club pero vamos con la librea gastada, abriendo la puerta a los de primera clase, y eso es un choque emocional. Hemos cometido errores, de acuerdo, pero no nos merecemos este trato. Y Alemania debería tener cierta prudencia, porque también allí hay corrupción”.
Y sobre España, apunta: “La gente escucha la palabra 'España' y se siente mal. ¿Qué hemos hecho tan mal en nuestra larga historia? Necesitamos un patriotismo que nos sirva a todos. Nos vendría bien creer un poco más en nosotros mismos”.
“La regla del oro” (Alianza Negra), en librerías a partir del 30 de abril.
