martes. 16.04.2024

unnamedEl pasado viernes 10 de marzo, en la librería madrileña Cervantes y Compañía (C/ Pez, 27), tuvo lugar la presentación de “Formas de la niebla”, el último poemario de Miguel Ángel Manzanas. El acto contó con la presencia de Susana Noeda, editora de Adeshoras, así como de la escritora Valeria Correa Fiz, autora de “La condición animal” (Páginas de Espuma) y cuyo hermoso y emotivo texto de presentación del libro hizo las delicias de los presentes. Según palabras del poeta Juan Antonio Marín, premio Adonáis 1992,

“Reinventar el amor” es la consigna de Rimbaud que Miguel Ángel Manzanas asume como suya en este libro. Reinventar el amor y con él la ciudad, la forma de mirar a los desconocidos, la forma de mirar al equilibrista en el que se convierte todo aquel que afronta el riesgo que la masa elude. No sirve la inocencia, que carece de ciencia, ni funciona la astucia, que miente porque evita la cercanía. No está en el mar ni en la molécula la solución, y el matiz es amargo cuando todo el recuento es de incapacidades. Como mucho el descanso, el abandono a una oscuridad que, aunque tampoco nos comprende, al menos nos cobija. Y la llamada al corazón atento de una ciudad en la que confiamos. Al cabo es en la poesía donde se encarna el deseo de plenitud, de amor sin cálculo, al cabo en estos versos se ejercita el afán de utopía que acuñara Rimbaud.

Presentamos a continuación uno de los poemas que conforman “Formas de la niebla”, breve pero intensísimo libro en el que Manzanas le canta a la infancia, a la noche, a la duda, a la ciudad y, cómo no, a la niebla que nos cubre, y que, desde Nueva Tribuna, no podemos dejar de recomendar a nuestros lectores.

CANTO TERCERO

Era el viento tranquilo de la infancia.

Las cinco de la tarde. El timbre del colegio
inauguraba un cosmos previsible
de insípidas meriendas,
mansiones embrujadas
y juegos bendecidos por el barro.
Pero era, sobre todo,
nacer a los misterios:
en los viernes de amigos y de Trivial,
ante cualquier pregunta fatigosa
yo siempre sugería
idéntica respuesta:
feldespato.
Los otros, sorprendidos,
apenas sonreían.

Empezaba a entrever el fino hechizo
que se esconde, sutil, tras la palabra.

Era también el tiempo
del amago carnal,
del afilado baile,
del beso tentador
que no se daba.
Virginia, Ruth, Belén: estaba ciego,
perdonad mi inocencia, no sabía
que de mis ojos verdes florecieran
anhelos femeninos.

Descubrí tarde el juego,
y ahora juego con ansia.

La edad de la ternura se ha agotado:
hoy aquel candoroso adolescente
comanda un barco ebrio,
se revuelca en su nicho de lujurias,
participa del sótano del mundo.
Hoy las fichas del Trivial languidecen
en tímidos desvanes sin historia,
en los rincones turbios del armario.

Yo sigo preguntándome
qué será el feldespato.

Era el viento apacible de la infancia.

Miguel Ángel Manzanas (Madrid, 1980), ha sido merecedor de varios premios literarios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio de Poesía Federico García Lorca por Viviendo de reojo (Editorial Universidad de Granada, 2004). También ha publicado los poemarios Divino diván (Ayuntamiento de Zaragoza, 2005, volumen compartido) y el más reciente Cuaderno de paseo (Ediciones Vitruvio, 2012).

Ha publicado poemas y artículos de investigación literaria en diferentes medios culturales; en su faceta de traductor, cabe destacar la saga de poetas portugueses olvidados que viene apareciendo en la sección digital de la revista Turia, así como la traducción de las obras Diario del último año de Florbela Espanca y el Sermón de San Antonio a los peces del Padre António Vieira. En la actualidad trabaja en un libro misceláneo sobre Portugal.

El escritor Miguel Ángel Manzanas publica “Formas de la niebla”