sábado. 20.04.2024
Mercedes diego Foto Editorial Huso
Mercedes de Diego. (Foto: Editorial Huso)

Con motivo de la publicación por Huso editorial de su más reciente novela, Golpes de mar, conversamos con su autora, Mercedes de Diego, una mujer que ha dedicado gran parte de su vida a la enseñanza de las nuevas generaciones y que siempre ha tenido como norte y compromiso, tanto en su trabajo como educadora como en su obra escrita, la defensa y difusión de los derechos de las mujeres y el afán de denunciar la violencia machista en todas las manifestaciones que esta pueda adoptar.

Vivian Stusser | ¿Cómo se ha reflejado este compromiso en tu obra?

De todas mis obras, Golpes de mar es la más claramente comprometida en reflejar las diversas formas de maltrato, físico y psicológico, que sufren las mujeres

Mercedes de Diego | Está siempre presente, de un modo y otro. Mi relato corto A ras del suelo, finalista del Premio Ana María Matute en 2013, describe la agresión a una madre joven por su marido. En otro relato mío, El tragaluz —publicado por editorial Torremozas en su antología Diez relatos de mujeres, una mujer que cumple condena rememora las circunstancias que la llevaron a prisión. También en La invitación de la araña, novela de suspense publicada en 2018, subyace el tema del abuso machista y en Tú, entre todas las mujeres, la novela que difundí por entregas en mi muro de Facebook durante cuarenta días del confinamiento, está presente como uno de los diversos conflictos que sufren las mujeres de nuestro tiempo. Y a lo largo de los años he ido escribiendo también una serie de historias en las que sus protagonistas, mujeres, expresan los miedos, el desamparo y los traumas que sufren al enfrentarse a sus relaciones de pareja o a su soledad frente a una sociedad hostil, como un proyecto de obra global que se agruparía en un libro. Sin embargo, de todas mis obras, Golpes de mar es la más claramente comprometida en reflejar las diversas formas de maltrato, físico y psicológico, que sufren las mujeres a través de las vidas de sus protagonistas.

¿Cómo surge la idea de escribir Golpes de mar?

—Cubierta-Golpes de Mar solaLa gestación de esta novela comenzó años atrás, a inicio de la década del 2000, cuando tuve la necesidad de desahogar sentimientos y poner en palabras experiencias, unas propias y otras muy cercanas, relacionadas con el maltrato físico y psicológico. Cuando hoy, después de dieciséis años, retomo la novela, me preocupa y me entristece comprobar que, pese a los planes que apoyan la igualdad y pese a las leyes que protegen a las mujeres de la violencia machista, esta lacra, lejos de mermar, se sigue expandiendo sin que podamos evitarlo. Y esta triste vigencia es la que me ha impulsado a transformar ese primer borrador en mi humilde herramienta para denunciar los peligros de la violencia machista y hacérselos más visibles a las generaciones más jóvenes.

¿Cree que en las nuevas generaciones se siguen reproduciendo estas conductas?

Desgraciadamente, sí. Mi convivencia continuada con el alumnado de secundaria y bachillerato en mi labor de enseñanza y, además, el trabajo específico desarrollado con chicos y chicas muy jóvenes como responsable de coeducación dentro del Plan Andaluz de Igualdad en la Educación me permitió comprobar hasta qué punto muchos de nuestros jóvenes continuaban reproduciendo la conducta machista y, en no pocos casos, eran hostiles a abrirse a las políticas igualitarias. Es un drama que viene de lejos, que afectó en profundidad a las mujeres de mi generación, pero que, trágicamente, cae a peso sobre los más jóvenes, ellos y ellas, a quienes parece imperativo alertar sobre las secuelas que el machismo y su deformación más perversa pueden dejar en sus vidas. Y con esta novela espero estar contribuyendo con esta causa.

En la novela, de forma paralela al drama personal de María, una de las protagonistas, con su pareja, ella se ve inmersa en una trama policial que también llega amenazar su inestabilidad emocional. ¿Cómo se te ocurrió insertar esta trama?  

Mientras trataba de dibujar la personalidad de sus mujeres protagonistas que, una vez concebida la trama principal, iban a ser tres, me topé por casualidad con una experiencia que me interesó y me conmovió tanto que no dudé en plasmarla de algún modo en mi novela. A mi escuela llamaron del juzgado solicitando que una de las profesoras de inglés se presentara para actuar como intérprete en la toma de declaración ante el juez de un ciudadano británico cuya pareja había sufrido un accidente que le había costado la vida. Terminé yendo yo y lo hice con cierta reticencia, dada mi inexperiencia en ese campo. Y aunque intuía que aquella experiencia sería importante para mí, entonces no podía imaginar lo que me iba a encontrar ni en qué modo me afectaría aquella decisión, pero después lo supe y hoy, cuando Golpes de mar ha sido editada, puedo confirmarlo: si no hubiera acudido aquel día al juzgado, esta novela no habría existido, o, en todo caso, no sería la misma.

¿Escribes entonces sobre realidades que has vivido?

Los personajes que integran esta novela son ficticios, aunque inspirados, sin duda, en personas tan reales como lo son el maltrato o el abuso

Los personajes que integran esta novela son ficticios, aunque inspirados, sin duda, en personas tan reales como lo son el maltrato o el abuso, y los hechos que se describen, algunos ocurridos en la vida real, otros paralelos a ella —si bien algo modificados o matizados para la ficción— responden tristemente a una realidad percibida y conocida.

¿Qué papel juega el mar en la novela?

El mar es parte integrante de las vidas de los protagonistas y en la novela está siempre presente de muy diversas maneras. A veces, envolviendo con su presencia inmensa tanto el paisaje del pueblo imaginario donde transcurren los hechos como las conciencias de los protagonistas. Otras veces, convirtiéndose en el espejo donde se miran y donde creen ver fortalecidos sus estados de ánimo: a unos los golpes de las olas contra los acantilados les inspiran violencia o les permiten desahogar sus impulsos; otros logran encontrar en la respiración mansa y profunda de la mar en calma la serenidad y el equilibrio que necesitan en sus vidas. Me gusta pensar que incluso el suspense de la novela se asemeja a la onda de una gran ola que se aproxima a una playa silenciosa, y que, amenazadora, va creciendo y esparciéndose, incontenible, hasta que alcanza su cenit y, en un estallido abrumador, se precipita sobre el lector. 

Mercedes de Diego: “La juventud no está a salvo de la violencia machista”