jueves. 25.04.2024
ENTREVISTA A ÍÑIGO GASTESI | ACTOR DE LA QUIETUD EN LA TORMENTA

Iñigo Gastesi: “Es un final real, un final que pasa en la vida más que en las películas de Hollywood"

Íñigo Gastesi toma protagonismo en La quietud en la tormenta el primer largometraje de su hermano Alberto.
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Íñigo Gastesi en un fotograma de 'La quietud de la tormenta'

Elena del Olmo Andrade

El pasado martes 9 de mayo, tres días antes del estreno de La quietud en la tormenta, tuve la oportunidad de entrevistar al actor Iñigo Gastesi. Con numerosos proyectos de interpretación tanto en cine como televisión como teatro, Gastesi toma el protagonismo con Daniel en el primer largometraje de su hermano Alberto. Tras la proyección de la película en los Cines Renoir Princesa de Madrid, el actor comparte unos minutos conmigo para hablar de su visión de la película, las experiencias durante el rodaje y el trasfondo de una película en la que se ha vertido tanta pasión y afecto.

Elena del Olmo | ¿Cuál fue tu primera impresión de la película? Ya sea a la hora de leer el guion o hablando con el director por primera vez.

Íñigo Gastesi | Bueno, aquí hay algo, no diferente, pero sí especial y es que yo conozco el proyecto casi desde su génesis porque Alberto es mi hermano. Entonces él me comentó: “Tengo una idea de un proyecto, un encuentro en un piso vacío en venta entre dos personas”. Y ya desde ahí me interesó mucho pero sí que es verdad que luego el proyecto estuvo un tiempo guardado en un cajón y cuando ya digamos que se puso en marcha la posibilidad de hacerlo y todo pues para mí, por dos razones, una por la parte profesional como actor de encontrarme en este reto, de preparar un personaje que quizás no he preparado nunca hasta ahora, principal, donde él es transmisor de toda la historia junto con Loreto y si cabe los otros dos personajes. Pues por ese lado con muchísimas ganas y por otro lado también porque Daniel tiene algunas cosas no, todas, pero sí que tiene algunas cosas que tiene Iñigo también sobre todo en el paso del tiempo, en el hacerse mayor, en ir completando diferentes etapas que a todos nos dicen que son las etapas de la vida y que me ha encantado ahondar en eso, escarbar, hacerme preguntas que quizás no me había hecho como Íñigo así que ha sido todo un placer, la verdad.

He visto que fue un proceso de producción muy libre, muy independiente y con un tiempo y unos recursos limitados. Como actor, ¿Cómo lo viviste?

Teníamos tan claro el personaje que con los cambios de texto había cierta libertad, cierta improvisación pero siempre sobre unas bases muy sólidas

Empiezo por atrás, acabamos de rodar a finales de julio y el Zinemaldia es a finales de septiembre por lo que hubo que montar en menos de un mes. De hecho, nos esperaron. Y ahora vuelvo al principio, al ser una película pequeña de presupuesto pequeño y no contar con ningún socio que te acompañe o que te financie el proyecto, por un lado, es mucho más arriesgado pero, por otro, te da mucha más libertad de decisión, de adaptación… Como actor lo que he vivido ha sido una claridad absoluta por parte de Alberto, por la mía también en cuanto a entenderle en lo que es el personaje y en la construcción del personaje desde el principio. Una vez tenido el personaje construido y y las las pautas que que Alberto veía necesarias muy claras y muy bien entendidas, ahí sí que ha habido un proceso en el que había reescrituras casi día a día de algunas escenas así que hemos jugado como bueno, muchas veces la pesadilla del actor no, sin embargo teníamos tan claro el personaje que con los cambios de texto había cierta libertad, cierta improvisación pero siempre sobre unas bases muy sólidas. A veces leo alguna entrevista y siento que la gente se va a pensar que íbamos “Venga vamos a rodar”. Había una una idea muy clara y un un horizonte muy, muy claro y un destino muy claro aunque en algún momento hubiese alguna improvisación y más libertad que en otros proyectos.

Tuviste una buena experiencia de rodaje, en el que te sentías escuchado.

Esto suele pasar, normalmente hay una escucha al actor y se escuchan sus propuestas. En este proyecto, en los ensayos sí ha habido mucha libertad con lo que surgiese en el momento. Ha habido unas conversaciones larguísimas cada uno defendiendo su postura pero ese el proceso, no deja de ser un proceso de creación artística en el que el resultado es uno que se ve en pantalla. Pero el proceso, al final, ha estado muy guay la verdad.

Me llamó mucho la atención la estética de la película: el blanco y negro, los claroscuros, el formato, la geometría… ¿Desde el principio sabías estas decisiones? ¿Cambió tu visión de la película?

Mis compañeros sí que lo sabían, yo te voy a contar algo que no le he contado a nadie. Cuando me habló del proyecto al principio, era una imagen que había tenido mi hermano, cuando hablo de la génesis y tal. Ahí sí que mencionó el blanco y negro, el lo había tenido claro siempre. Yo me olvidé. Me centré tanto en el personaje, en Daniel, en sus cosas, me gustaba tanto el proyecto y el estar pendiente de si salía o no que fue en las pruebas de cámara cuando vi que era en blanco y negro. Aunque bueno, eso fue unos meses antes de rodar, luego ya lo tuve claro.

Viéndola he pensado en infinidad de películas que tocan los mismos temas. A la hora de construir a Daniel ¿Tenías algún referente en mente o algo que te inspirase?

No tenía una referencia antes pero a la hora de empezar a trabajar, escuchando al director y al director de fotografía me dieron unas referencias de algunas películas. Y, bueno, por casualidades de la vida siempre he pensado que hay que hacer caso a las señales de la vida y me centré mucho en Taniguchi, en El Caminante de Taniguchi, más para la versión jóven de Daniel, que es un personaje que disfruta más del momento y tal. Y ahí sí que vi infinidad de películas, para decirte una referencia aunque no haya preparado el papel en torno a él ni mucho menos, Verano del 85. Es otra cosa ese personaje, pero me fijé en la forma que tiene de ver la vida. Para la versión adulta no he tenido referencias de un personaje en concreto pero películas que hablan de estos temas desde distintos puntos de vista hay infinitas, pero no tengo una referencia en concreto. Fue un poco un cúmulo de muchos estímulos, de coger trazas de cada uno y de trabajos anteriores también.

En relación a eso, con lo fácil que es empatizar e identificarte con Daniel, ¿Qué quieres que se lleve la gente de tu personaje?

Bueno, me gustaría que les pareciese interesante, por un lado, el personaje y, por otro, el trabajo que he hecho yo para llegar a él. Me gustaría que habiendo visto un trozo de vida de estos dos personajes hayan podido sentir alguna cercanía, empatía, algo que les toque a ellos y que les haga quizás plantearse algunas cosas que me las planteando yo como actor, preparando este personaje, que son tan bonitas y es de lo que hablas, de los temas que están en el día a día y que nos hace humanos.

Con todos tus anteriores trabajos, en teatro, televisión, y toda esa experiencia, ¿cómo te ha ayudado a afrontar este proyecto?

Cuando se ve una cara desconocida en la pantalla de cine como protagonista la gente se cree que ese es el primer trabajo, a pesar de haber pasado también por televisión

Cuando se ve una cara desconocida en la pantalla de cine como protagonista la gente se cree que ese es el primer trabajo, a pesar de haber pasado también por televisión. Teatro sí que es verdad que en los últimos años he estado haciendo más. Esta última obra que está ahora en gira se llama Encuentro con Kandido Uranga, que es un gigante de la profesión y además es casi como un padre actoral para mí. A la hora de rodar La quietud en la tormenta me ha ayudado, todo suma, todo es experiencia. Aunque una serie de televisión, un día en el que dices una frase, todo suma. En cuánto al físico del personaje, la preparación física que también hay, tuve que engordar y buscar una manera de andar, buscar una manera de estar.

Para terminar ¿Crees que el final de La quietud en la tormenta es un final feliz?

Creo que es un final real, un final que pasa en la vida más que en las películas de Hollywood. Y creo que es un final feliz según cómo entiendas la felicidad. De alguna manera ellos mismos ven cierta felicidad en su decisión final.

Iñigo Gastesi: “Es un final real, un final que pasa en la vida más que en las películas...