jueves. 28.03.2024
Carmen Barrios Foto Javier Castarnado
Carmen Barrios en una firma de libros. (Foto Javier Castarnado)

Con ‘Rojas y trabajadoras’, la escritora Carmen Barrios cierra su trilogía de relatos de mujeres luchadoras, cuyo primer volumen vio la luz en 2016. La autora nos habla en esta entrevista del porqué de este trabajo, de cuál fue su principal motivación al abordarlo y con qué objetivo, en un momento de fuerte resurgir del feminismo en España y de lucha permanente contra los fantasmas de una ultraderecha machista y patriarcal.


Isabel García | Hacía falta un trabajo como este que ‘rescatara’ la lucha de tantas mujeres de nuestra historia más reciente. Una memoria colectiva e individual que mezcla la realidad y la ficción. ¿Qué te motivó para embarcarte en esta historia? ¿Cómo surgió la idea?

Había que contar las luchas políticas, sociales y contra la dictadura, desde el punto de vista de las mujeres

Carmen Barrios | El principal motivo fue mi madre, Carmen Corredera, luchadora antifranquista, igual que mi padre. Mi padre sufrió cárcel, por razones políticas, varias veces, y ella siempre estuvo, siempre se sobrepuso, siempre salió adelante con nosotros y con buen talante, nos transmitía esperanza a mi hermano y a mi. A pesar de todas las dificultades, mi madre siguió con su militancia en el PCE, en el Movimiento Democrático de Mujeres, en la asociación de vecinas de su barrio…y todo esto lo hacía sin darse ninguna importancia, sin contar batallitas…eso me hizo pensar…había que contar las luchas políticas, sociales, contra la dictadura, desde el punto de vista de las mujeres, que es un lugar distinto, pegado a ‘las cosas de comer’, a lo cotidiano, a los cuidados, a los hijos e hijas…

-Háblanos de tus ‘musas’ o de tus ‘rojas’ rescatadas del olvido (y alguna que otra maga); esos nombres propios que encontramos en tus páginas y que te han dejado huella. 

Carmen Barrios | Sí… por ejemplo, esa Natalia Joga (relato publicado en Rojas, Violetas y Espartanas. Mujeres en lucha, Utopía, 2018) con su marido Vicente Llopis en el penal de Burgos, que en 1963 recibe el encargo del PCE de llevar un documento clandestino al Papa de Roma con más de 1.500 firmas de intelectuales pidiendo el indulto para Julián Grimau y amnistía para los presos políticos y lo hace en tren, vía París y con su hijo en brazos (creo que Juanjo tenía poco más de un año), porque no tiene con quien dejarlo. Es épico.

También en este segundo libro, Ana Sirgo, Tina Pérez y Carmen Marrón, que en 1962 organizaron la resistencia en las cuencas mineras para sujetar la Huelgona, sin ellas, sin su fuerza, sin su determinación, sin su coraje y su organización esa huelga no hubiera marcado el hito histórico que supuso.

O en el último, en Rojas y Trabajadoras (Utopía, 2021) Isabel López, la sindicalista de Seat que en 1973 consigue 2667 votos en el taller 7 en las elecciones sindicales, formando parte de la lista alternativa a la del sindicato vertical, que presenta el sindicato clandestino CCOO. Una mujer en una fábrica de automoción, en el taller 7, en 1973…toda una gesta.

También en este último, la huelga (que nunca se nombró así) de las tricotadoras de Posadas, en la provincia de Córdoba, en 1973. 200 mujeres de la textil, muy jóvenes, apenas entre los 12 y los 24 años, que cosían en sus casas y que paran las tricotadoras, porque la fábrica para la que trabajaban les rebaja el precio de la pieza confeccionada. El silencio que se apodera del pueblo de Posadas anuncia la huelga.

Hay tres mujeres que me han quedado dentro de una forma especial: Dulcinea Bellido, Ana Guardione y Mercedes Pérez Merino

Hay, sin embargo, tres mujeres que me han quedado dentro de una forma especial, una es Dulcinea Bellido, creo que tenemos una extraordinaria deuda con ella, por lo que supuso política y socialmente, por su grandeza y su visión política, por saber entender el necesario hilo que se teje desde el feminismo, las luchas sociales en los barrios y las luchas políticas que llevan a cabo los partidos, ella lo supo entender muy pronto, en los años setenta, y su partido, el PCE, no solo la apartó y la excluyó, por razones del más asqueroso de los machismos, sino que extendió un manto de silencio en torno a su figura. Ahora estamos rescatándola del olvido.

La segunda es Ana Guardione, una de las protagonistas del relato titulado La carta, que va en Rojas. Relatos de mujeres luchadoras, (Utopía, 2016), el primero de la trilogía. La conocí y traté un poco durante los últimos años de su vida, y me impactó su alegría vital, sus ganas de vivir, su memoria incombustible, y su larga lucha social y política. En Rojas y Trabajadoras, va un relato sobre su abuela María, que me relató una tarde de cervezas en su barrio, en Vallecas.

Y la tercera es Mercedes Pérez Merino, sindicalista de CCOO en Cocacola, y actual diputada por Madrid de Unidas Podemos. Mercedes es arrolladora, una heroína de la clase obrera, sindicalista de fábrica de carne y hueso, se la puede tocar, es real, auténtica, es una mujer que no se rinde. La admiro profundamente.

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-La trilogía ‘Rojas’ son relatos de mujeres, pero, ¿son solo por y para mujeres?

Carmen Barrios | No, naturalmente que no. Son relatos que creo pueden interesar en general a toda persona que quiera acercarse a las vidas de mujeres que han contribuido a afianzar derechos de los que hoy disfrutamos todos y todas.

-El hilo conductor de tus relatos es el feminismo, la lucha feminista, pero también la lucha de mujeres que estuvieron en el timón de proa de conquistas laborales, protagonistas del último volumen de la trilogía. ¿Con qué ejemplos te quedas?

Carmen Barrios | Es difícil elegir. Me quedo con el ejemplo de las que terminaron en las calles con la injusta y machacante ley de adulterio en 1978 al grito de Yo también soy adúltera; y en la actualidad me quedo con el relato de una compañera periodista que denunció acoso laboral, cuyo testimonio es brutal y que tiene que ver con ese machismo estructural tan habitual, que las mujeres soportamos en nuestros puestos de trabajo y que nos minan como personas e incluso muchas veces nos anulan profesionalmente.

También me quedo con la gesta de las bomberas de la Comunidad de Madrid -relato centrado en la figura de la sindicalista de CCOO Elena Sevillano- que desde el centro de emergencias denunciaron con audacia e imaginación las políticas de recortes de servicios públicos de los gobiernos del Partido Popular en la Comunidad de Madrid.

Y naturalmente, me quedo también con esa brutal lucha por derechos de ciudadanía, contra la más abyecta corrupción, tan importante y tan difícil, y que me consta ha tenido tantos costes personales para ella, de Sonia Vivas Rivera, la actual concejala de Igualdad y Justicia Social del Ayuntamiento de palma de Mallorca, que fue denunciante de corrupción policial y de acoso laboral y que con su perseverancia frente al miedo y las terribles presiones que padeció ha conseguido la primera sentencia y condena dos policías en España por lgtbifobia sobre una compañera.  

-En la saga “Rojas” hay muchas protagonistas, tantas historias, tantas vivencias… ¿Fueron ellas las que te encontraron, o fuiste tú quién ha ido a su encuentro? (¿Cómo se construye el relato?)

Carmen Barrios | Pues depende. Ha habido veces que me he encontrado con un relato. Por ejemplo, alguna vez, tras una presentación me ha abordado alguna persona para contarme una historia. Esto me sucedió con el relato sobre La huelga de las tortas fritas, que forma parte del tercer libro, y que su protagonista, Dalia Monteagudo, me contó la historia en un bar en Toledo tomando unas cañas tras la presentación del segundo libro.

Otras veces he ido yo a buscar a las mujeres en cuestión y a entrevistarlas, porque me habían hablado de ellas o había leído sobre ellas y me parecía que debían ser conocidas.

Ha habido de todo.

Carmen Barrios Foto Paula Huertes

Carmen Barrios (Foto: Paula Huertes)

-La mayoría de tus relatos viene ilustrado por una fotografía (ahí descubrimos tu faceta de fotoperiodista, además de ‘cuentista’). ¿Cómo te encuentras con esas imágenes, con esos rincones en los que se detiene el tiempo? Imagino que habrá un poco de azar pero también de olfato… Cuéntanos…

Carmen Barrios | Sí la imagen sucede como un diálogo con el texto. A veces cuando estoy en el proceso creativo del relato, de repente voy por la calle y me encuentro con una imagen que me habla, que es justo la imagen que le va a un texto. Eso, por ejemplo, me pasó con la imagen de portada del tercer libro, de Rojas y trabajadoras. Fui a presentar el segundo volumen a Palma de Mallorca, y en un muro del centro de Palma me encuentro con la imagen maravillosa de una Pasionaria pop, automáticamente pensé que sería la portada del tercer volumen y la foto que acompañaría al texto sobre Mercedes Pérez Merino, que para mí tiene un poco ese perfil de Pasionaria del siglo XXI.

-Vivimos un momento de auge del feminismo en todos los ámbitos, de lucha por la igualdad. ¿En qué medida crees que tu trabajo puede servir de referente a jóvenes generaciones? ¿Crees que existe un hilo invisible que nos conecta a todas esas mujeres de generaciones pasadas?

Espero que estas mujeres que rescato sirvan de referente

Carmen Barrios | La verdad, espero que sí, que estas mujeres que rescato sirvan de referente. Para mí, desde luego son un ejemplo.  Porque fueron …somos…porque somos…serán. Pertenecemos todas a la misma lucha histórica por derechos de igualdad, aprendemos unas de otras, sin las que sembraron antes, no seríamos lo que somos actualmente. Y así indefinidamente. Las mujeres feministas, que creemos con firmeza en una sociedad plenamente igualitaria, tenemos muchas hermanas en la historia que han trabajado para nuestro bienestar, bebemos de sus luchas y el aprendizaje nos sirve a su vez para avanzar, para no cejar, para perseverar. Debemos reconocernos en ellas para poder avanzar.

-Rescatar la memoria, ensalzar la lucha feminista… ¿crees que queda mucho camino por recorrer?, ¿cuáles son los peligros de una posible involución?

Hay que poner luz y rescatar del olvido a tantas mujeres luchadoras por derechos

Carmen Barrios | Para poder pasar las páginas de un libro, es necesario leer todas y cada una de las palabras escritas en esas páginas. Lo mismo con nuestra memoria histórica. En España necesitamos saber todo lo que sucedió, poner nombres, apellidos y hechos a todo lo que pasó durante la guerra, y durante la terrible represión que se desata con la Victoria del fascismo franquista que se alarga durante 40 años. Nuestra democracia sangra todavía por esa herida. Y, en ese sentido, la represión de género sobre las mujeres fue tan brutal, tan culturalmente aleccionadora, que lastra todavía la construcción de la sociedad igualitaria que queremos las feministas. Queda mucho camino por recorrer, y hay que conocer muy bien nuestra historia para que no se vuelva a repetir. Por eso hay que rescatar la memoria, por eso hay que poner luz y rescatar del olvido a tantas mujeres luchadoras por derechos.

En el momento actual, se percibe cierta involución social, una especie de cuestionamiento de valores de igualdad que creíamos asentados. Está animada por el descarado fascismo que exhibe Vox y el propio Partido Popular, y que son blanqueados en muchas ocasiones por medios de comunicación y líderes de opinión.

También me preocupa mucho lo que sucede en el aparato judicial en España. La misoginia y el machismo de algunos jueces es un escollo antidemocrático difícil de sortear. Y aquí basta con poner el ejemplo del calvario que sufre Juana Rivas, para saber a qué me refiero.

-Cierras la trilogía con un grafiti de la Pasionaria en la portada. ¿Qué significado histórico, de lucha feminista, tiene para ti Dólores Ibárruri?

Debemos mucho a Pasionaria, estamos muy en deuda con ella

sdrCarmen Barrios | Dolores Ibárruri es mucha Dolores. Para mi es una de las personalidades más importantes del siglo XX. Como destaca Mario Amorós en su biografía sobre Pasionaria, desde el discurso del ¡No pasarán! en julio de 1936, Dolores se convierte en el símbolo más universal de la resistencia republicana contra el fascismo. Y creo que por extensión de la resistencia universal contra el fascismo.

Y desde luego la considero una mujer feminista, se denominara ella a sí misma así o no, por una simple razón, se sobrepuso a todo, se empoderó, saliendo de una situación vital terrible y complicada. Fue una mujer autónoma, determinada, con criterio propio. Fue diputada a cortes en los años 30, la primera mujer secretaria general de un partido político, el Partido Comunista de España, y como resalta Amorós en la biografía que nos ha regalado sobre ella, además de referirse a la “cuestión femenina” en muchos de sus artículos, promovió y lideró el Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. En 1945 fue la vicepresidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres. Y nos ha dejado escritos y discursos que hablan de la igualdad, no solo de clase, sino de género, expresando que ser comunista significa luchar por los derechos y la igualdad social de la mujer y contra las trabas y los prejuicios que la hacen ser una esclava de la sociedad y de los propios hombres. Para mí Pasionaria es una de mis referentes, creo que las mujeres del siglo XXI le debemos mucho, estamos muy en deuda con ella.

-¿Has cerrado el círculo con esta trilogía o crees que todavía hay mucho que contar?

Carmen Barrios | Ufff…de momento aquí está la trilogía sobre mujeres luchadoras…pero claro…sigo escribiendo…eso no puedo dejar de hacerlo…y naturalmente pienso seguir rescatando historias de mujeres. Escribir me libera. Además, estoy convencida de que nosotras tenemos que contar las cosas desde nuestra perspectiva, que es otra, la nuestra. Es necesario que se escuche nuestra voz y la literatura es uno de los mejores medios que conozco.

"Las mujeres feministas tenemos muchas hermanas en la historia que han trabajado para...