Ejemplos como el de Bodegas Martúe, situada en La Guardia, Toledo, destierran esa vieja creencia: por el contrario, nos muestra que en Castilla-La Mancha se producen magníficos vinos. Eco-Viajes.com pasó una jornada en esas Bodegas con los alumnos de la escuela Vatel.
La producción vitivinícola de calidad en Castilla-La Mancha está llena de pequeñas y grande historias. Como la que a continuación se expone: en los años ochenta Fausto González heredó de su abuelo unas tierras en La Guardia y plantó viñedos. Mientras crecían se dedicó a otras actividades hasta que en el año 2000 puso en marcha Bodegas Martúe –el nombre en honor a su mujer Marta-. Desde entonces, la expansión fue espectacular, hasta la obtención, en 2009, de la codiciada calificación de Vinos de Pago. Un sello de calidad que significa que sus vinos se elaboran exclusivamente con uvas procedentes de la finca calificada como Pago y se producen de forma artesanal, respetando la tradición y la práctica vitivinícola sostenible. Sólo hay nueve de estas denominaciones en España, y se conceden a aquellas firmas cuyos vinos nacen de unos viñedos especiales, de su propiedad, con unas características determinadas de suelos y microclimas que les dan una personalidad reflejo del terruño. Los vinos deben ser de reconocido prestigio. Bodegas Martúe produce alrededor de 350.000 botellas al año, esto es posible gracias a las más de 80 hectáreas de viñedos repartidos en dos fincas –El Casar, donde está la bodega y Campo Martuela-, situadas en un lugar privilegiado, donde siempre sopla el viento, lo que permite mantener las cepas libres de plagas. Continuar leyendo en Eco-Viajes.com
