viernes. 29.03.2024

Por muchos nubarrones que se ciernan sobre nuestras cabezas, siempre hay una razón para celebrar, cantar y bailar. Reunirse alrededor de la música siempre ha sido una forma de trocar miedos en risas. Si hay alguien que sabe de eso es Eliseo Parra, que ha aprendido en muchas cocinas la magia natural de trocar el rugir de las tripas vacías en cantes y bailes. 

Durante los meses de pandemia fue capaz de armar en solitario el disco “Cantar y Batir”, en directo lo transforma en multitud, en compañía, en celebración colectiva, defendiendo la alegría, como diría el poeta, “de las ausencias breves y las definitivas” sufridas durante estos meses. Y ahí anda, sacando la felicidad que aún queda, en una gira que este sábado lo llevó al Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas de Murcia, para acompañar en la puesta de largo de la primera edición del Folkfest Región de Murcia, que además del músico vallisoletano, ha reunido estos días a un amplio cartel que incluye a Milladoiro, el imprescindible Manuel Luna, Ursalia, Roal, Jambrina y Madrid, la Cuadrilla de Aledo y Pepica y Los Bichejos, además de un amplio programa alrededor del folk de talleres, pasacalles, documentales, exposiciones y mesas redondas.

Esta segunda noche de conciertos en el Folkfest el vallisoletano estuvo antecedido por el grupo murciano y tuvo el anticipo de la actuación de Jambrina y Madrid en el hall del Auditorio. Una sesión presentada por Fernando Iñiguez, director de Tarataña, que también participó de la alegría general bailando unas seguidillas entre el público. 

Abrieron escenario Roal, grupo murciano anfitrión, haciendo un repaso a los más de cuarenta años de trayectoria musical alrededor de la música tradicional murciana de cuadrillas y auroros, recuperando un repertorio en el que no faltaron aguinaldos, marchas, parrandas y salves, además de algunos temas nuevos con influencias más jazzísticas. Roal, grupo de hermanos formado en los ochenta, representa como ninguno la historia del folk ibérico de las últimas décadas, sus etapas, sus vicisitudes, sus búsquedas y las dificultades de mantener vivo un proyecto a lo largo del tiempo, realizando un trabajo imprescindible para la adaptación de los sonidos tradicionales a los nuevos espacios que la sociedad contemporánea reserva a la música, lejos ya de los usos que tuvieron antaño. 

Tras un intenso día de talleres de panderetas y castañuelas, pasacalles, mesas redondas y conciertos variados, la Eliseo Parra Band, fue la encargada de cerrar este sábado pleno de actividades festivaleras. Poco se puede añadir que no se haya dicho ya sobre el directo de un músico que siempre se entrega generosamente en el escenario, que mima cada detalle de sus espectáculos y que construye cada pieza como un universo sonoro en sí misma.  Los siete miembros que conforman la ‘Parra’s Band’, denominada así por Fernando Iñiguez, se antojan imprescindibles e insustituibles en una formación sólida y con una riqueza cromática sobre el escenario al alcance de muy pocas bandas. Una breve reseña especial para la participación del multiinstrumentista Xavi Lozano, que siempre pone el contrapunto de locura sacando sonidos a vallas de obra o muletas. 

El repertorio arrancó con un corrido maragato y hubo tiempo para piezas clásicas del repertorio de Eliseo como La Cigueña o las imprescindibles seguidillas, pero también para la puesta de largo de algunas de las canciones de “Cantar y batir” como Maragato Pato, aún teniendo en cuenta que no estamos ante una versión en directo de ese trabajo, que como dijo el propio Eliseo en su día, nació más como experiencia de estudio única de un momento concreto, que con la intención de ser trasladada a un escenario, a pesar de que alguna de las piezas estén presentes en el nuevo repertorio adaptadas a la banda, pues para reproducir en directo la versión grabada de Mediterráneo, con la que terminó el concierto, sería necesario reunir sobre el escenario a diez ‘Elíseos Parras’, algo metafísicamente imposible, pues estamos ante uno de esos músicos únicos en su generación. Disfrutarlo sobre el escenario siempre es una celebración de felicidad en sí misma, algo que contar y que compartir. Una experiencia que repetir siempre que sea posible, porque cada noche, como cada vez que se canta una canción, como cada momento de la vida, es siempre único e irrepetible, defendiendo “la alegría como un principio”. Sea.

Eliseo Parra, como un piojo en compañía