jueves. 28.03.2024
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Foto: Radio Reloj

Nicolás Cristóbal Guillén Batista, el poeta mulato y comunista, nació en Camagüey (Cuba) el 10 de julio de hace ciento quince años, y falleció en La Habana el 16 de julio de 1989, recién cumplidos los ochenta y siete años de edad.

Guillén es, hasta ahora, el mayor y más importante poeta cubano de la historia. Su obra no se puede separar de su actividad social y política. Mulato, revolucionario y comunista, su actividad literaria estuvo marcada siempre por un compromiso social a prueba de todo tipo de obstáculos. Defensor de la negritud, de lo mulato como posición política frente al ostracismo al que se veían condenadas las personas de raza negra.

Periodista empírico, de los de antes, trabajó en El Camagüeyano del que fue director después de ejercer como corrector y redactor. Fundador de la eximia y efímera revista de poesía Lis en 1923, de la que se publicaron tan solo dieciocho números. Fue miembro del comité editorial de la revista Mediodía, de clara tendencia izquierdista.

Como activista social, formó parte del Grupo Minorista, que congregaba a intelectuales y artistas que defendían los valores nacionales de la cultura, el rechazo a las dictaduras y la preocupación por obreros y campesinos. Formó parte del Partido Comunista y fundó y presidió la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Poeta y crítico antiimperialista, defensor de su Cuba mestiza y libertaria, promovió los valores de la identidad mulata. En Guillén se juntan con sentido la lírica y la política, la poética y la acción social. Partidario de la República, en España asistió al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, evento del que se cumplen ahora ochenta años y en el que un nutrido grupo de intelectuales, entre los que se encontraban Alberti, Bergamín, Brecht, Carpentier, Ehrenburg, León, Machado, Malraux, Neruda, Paz, Tzara o Vallejo, debatieron en torno a la lucha del pueblo español “contra el fascismo internacional, por la dignidad humana, por la defensa de la cultura y por la libertad del hombre y del pensamiento.”

A la “madre patria” le dedicó Guillén su “España. Poema en cuatro angustias y una esperanza. Defensor de la libertad y de la paz, en esa obra afirmaba: “Nada importa morir al cabo, pues morir no es tan gran suceso; malo es ser libre y estar preso, malo, estar libre y ser esclavo. Hay quien muere sobre su lecho, doce meses agonizando, y otros hay que mueren cantando con diez balazos sobre el pecho".

En Colombia recorrió el río Magdalena desde Barranquilla a Barrancabermeja, dedicándole a esa enorme corriente de agua su poema “Canción en el Magdalena”:

“Sobre el duro Magdalena, Largo proyecto de mar, Islas de pluma y arena, Graznan a la luz solar. Y el boga, boga. El boga, boga, Preso en su aguda piragua. Y el remo, rema, Interroga el agua. Y el remo, rema, Interroga el agua. Y el boga, boga. Verde negro y verde verde, la selva elástica y densa, ondula, sueña, se pierde, camina y piensa. Y el boga, boga.”

Incluido en su libro “El son entero”, una parte de esta canción, con la voz del propio autor, fue utilizada en el documental “Voces del Magdalena”, realizado por Alfonso Gumucio y Amparo Cadavid en el año 2006 sobre las emisoras comunitarias del tramo medio de ese grandioso río colombiano.

A Nicolás Guillén le concedieron el premio Lenin de la Paz en 1954, distinción otorgada por la Unión Soviética a quiénes hayan “contribuido a la causa de la paz entre los pueblos.” Guillén, como Fanon, luchó contra la colonización, no sólo física sino también cultural, sufrida por la población negra. Defendió la presencia negra y mulata en el arte y en la vida. Su escritura no se podría entender sin la exaltación de las negritudes y la denuncia de la situación social de la población afro en América. En su “Son venezolano” canta:

La misma mano extranjera / que está sobre mi bandera, / la estoy mirando en La Habana: ¡pobre bandera cubana, cubana o venezolana, con esa mano extranjera, inglesa o americana / mandándonos desde fuera!

Su poesía realista y comprometida se enmarcaba en su posición política militante y comprometida con los desheredados del mundo: “Me matan si no trabajo y si trabajo me matan, siempre me matan.”

Sus versos mestizos y populares, buscan enaltecer las identidades otras, las negritudes y al pueblo entero, desde abajo y en el sentido más amplio y político del término. De Guillén podemos resaltar sus cualidades, su poesía de raíces africanas y mulatas, sus colores y sus sonidos, su prosa crítica y fundamentada. Pero definirle no es fácil, yo diría que su vida y su obra fueron las de un escritor preocupado y un activista comprometido. Sincretismo, mezcla de lo criollo y lo mestizo.

Sus poemas mulatos retratan el mestizaje de la isla, la composición étnica de un país mestizo que él distinguía como “color cubano”. Su escritura es rebelde y denunciadora de imperialismos y opresiones, invita a la lucha social por la justicia. Las estrofas de sus escritos han sido la letra de grandes canciones:

“¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)”

De verdaderos himnos por la libertad:

“Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos:
los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos.

(…)

Al corazón del amigo, abre la muralla; al veneno y al puñal, cierra la muralla; al mirto y la hierbabuena, abre la muralla; al diente de la serpiente, cierra la muralla; al ruiseñor en la flor, abre la muralla…”

El son entero