sábado. 20.04.2024

El eterno candidato gana el Nobel

Mario Vargas Llosa, que lleva décadas sonando en las quinielas para el Nobel de Literatura, se alza con el galardón en una edición en la que nadie contaba con él como candidato. Desde 1990 el Premio Nobel no recaía en un autor de lengua hispana.
NUEVATRIBUNA.ES / ANTONIO SANTO 07.10.10

El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2010; no se concedía este premio a un escritor de habla hispánica desde 1990, año en que se entregó al poeta mexicano Octavio Paz. La academia sueca ha hecho saltar las apuestas (literalmente: en la casa británica Ladbrokes se ha movido mucho dinero con este nombramiento), que situaban a los escritores Haruki Murakami, Cormac McArthy y Ko Un como los más posibles ganadores del premio. En la lista de diez candidatos que publicó el diario escandinavo Expressen (que, según se cuenta, siempre acierta con sus quinielas de última hora) aparecían otros autores como Tomas Tranströmer, Adonis -Ali Ahmad Said, Amos Oz, Alice Munro, Philip Roth y Nguni wa Thiong'o.

Vargas Llosa también estaba en esta quiniela de posibles ganadores, sobre todo porque era uno de los eternos candidatos al premio. El Nobel de literatura se entrega desde 1901, con algunas interrupciones (en 1914 y 1918, por la I Guerra Mundial; también en 1935, y de 1940 a 1943, por la II Guerra Mundial); según la voluntad de su creador, Alfred Nobel, cada año debe premiarse al escritor cuya obra sea más distinguida, de mayor calidad literaria y que sirva para el bien de la humanidad. En cuatro ocasiones el galardón ha sido compartido (por ejemplo, el español José Echegaray lo ganó en 1904 ex aequo con Frédéric Mistral). E incluso ha habido quienes lo han rechazado: el soviético Boris Pasternak, en 1958, obligado por su gobierno; y el francés Jean-Paul Sartre en 1964, por motivos ideológicos y personales. Numerosas anécdotas y datos para un premio que, guste o no, da a conocer a un escritor en todo el mundo y multiplica sus cifras de ventas.

Mario Vargas Llosa nació en Arequipa en 1936, en el seno de una familia acomodada; pasó su infancia entre el Perú y Bolivia, donde su abuelo era cónsul honorario. Finalmente se estableció en Lima, donde estudió en un colegio militar para después integrarse en la universidad y comenzar allí sus actividades políticas en el partido Cahuide (marca blanca del desaparecido por entonces Partido Comunista de Perú). Allí empezó también a representar sus primeras obras teatrales y a dedicarse al periodismo, actividad profesional con la que ha estado ligado desde entonces. Se enfrentó al gobierno en numerosas ocasiones pero acabó abandonando Cahuide para acercarse a agrupaciones democristianas. No fue hasta 1957 que empezó a tomarse en serio su carrera literaria; publicó sus primeros relatos y en el 58 recibió una beca para estudiar en la Universidad Complutense. De España pasó a París, esta vez sin beca, donde ya en los años 60 se decidió a dedicarse exclusivamente a la literatura. En todo este periplo le dio tiempo a casarse con una tía política, pelearse con su familia y mantener siete trabajos simultáneos para mantenerse, divorciarse y volverse a casar con una prima y hasta empezar a tener hijos.

En los 60 llegaría la gloria literaria, que le acompañaría siempre; su primera etapa coincidió con el boom de la novela hispanoamericana, esa generación del realismo mágico a la que él pertenece más por edad que por estilo y temática. Su primera novela fue La ciudad y los perros, donde elabora literariamente sus propias experiencias en el colegio militar a través de la historia de una comunidad de cadetes de Lima. Con un estilo prolijo en recursos, colorido y rico, la musicalidad y manejo de las herramientas del lenguaje (tan características de la literatura hispanoamericana) que se mezcla con un estilo crudo y un humor negro y cáustico, esta obra obtuvo un éxito inmediato y un reconocimiento unánime (Premio de la Crítica en España). Vargas Llosa confirmó poco tiempo después su éxito con La casa verde, sobre la casi monja Bonifacia que se acaba convirtiendo en la prostituta más conocida del burdel que da título a la novela. La crítica social y el análisis político se manifiestan a través de las tramas de sus novelas, en algo que será (en mayor o menor medida, puesto que en diversas etapas se distanció de esta búsqueda) un eje vertebral de su obra.

Después vendrían Conversación en la catedral y Pantaleón y las visitadoras, menos comprometidas y más humorísticas, pero también con una importante carga social: esta última toma como delirante punto de partida el "caritativo" servicio de prostitutas a domicilio organizado por un oficial del ejército, destinado a mantener satisfechos a los soldados acuartelados en distintos puestos de la selva. En los 70 publicó también La tía Julia y el escribidor (basado en su primer matrimonio), y en 1981 La guerra del fin del mundo, su primer acercamiento a la novela histórica (sobre una revuelta antirrepublicana ocurrida en Brasil en el siglo XIX), que emplea como temas el mesianismo y el culto a la personalidad del líder, problemas que tanto han afectado a Hispanoamérica en el siglo XX. Pero en los 80, en líneas generales, abandonó su actividad literaria para inaugurar una época muy intensa de su vida dedicada a la política; tras ocupar distintos cargos en los gobiernos de la época, llegó a presentarse a las elecciones para el Perú. En un país que identificaba a los intelectuales con posturas de izquierdas, su orientación liberal sorprendió y escandalizó a muchos. Fue el favorito en la primera vuelta frente a un contrario desconocido que, sin embargo, subió como la espuma en las encuestas y le arrasó en la segunda. ¿El nombre de su contrincante político? Alberto Fujimori.

En los 90 regresó a la actividad literaria con algunas obras menores (como Los cuadernos de don Rigoberto), hasta llegar a una de la que es sus mejores obras: La fiesta del chivo, una novela extraordinaria sobre el asesinato del dictador dominicano Leónidas Trujillo. Esta novela, auténtica catedral literaria por la precisión con que cada pieza está colocada para sostener el conjunto, cuenta la historia desde dos puntos de vista separados en el tiempo por una generación de distancia; puntos de vista que, sin embargo, se complementan y resultan imprescindibles cada uno para entender el otro. En esta obra Vargas Llosa vuelve a dar una muestra de su enorme talento para retratar personajes, crear voces reconocibles en los diálogos; destaca su manejo del lenguaje a la hora de llevarnos de la mano a través de innumerables saltos temporales y cambios de puntos de vista, su estilo rápido y sin embargo denso, lleno de matices. Aunque basada en la historia real de la República Dominicana, muchos elementos y personajes son ficticios; su obsesión no es retratar la Verdad, la Historia, sino la intrahistoria (como habría dicho Unamuno): cómo la dictadura (y los dictadores) deshumanizan a los seres humanos al considerarlos súbditos, siervos, herramientas, cosas. En palabras del autor, "es una novela, no un libro de historia, por lo que me tomé muchas, muchas libertades. [...] He respetado los hechos básicos, pero he cambiado y deformado muchas cosas con el fin de hacer la historia más persuasiva y no he exagerado. "

Este Premio Nobel 2010 llega, quizá, algo tarde, pero es desde luego totalmente merecido. Mario Vargas Llosa no podía morirse sin ser reconocido como uno de los mejores escritores de la historia, al lado en el panteón de su enemigo íntimo Gabriel García Márquez (fueron grandes amigos... y llegaron a pelearse a puñetazos). Se decía que mientras el Gabo estuviera vivo, Vargas Llosa jamás ganaría este premio. Afortunadamente se han equivocado, y el galardón literario más importante del mundo ha vuelto a caer en un escritor de lengua española.

El eterno candidato gana el Nobel