El curso del tiempo | "Tiempo ordinario", de Eduardo Laporte
Diarios | RECAREDO VEREDAS
En toda obra escrita, sea narrativa como una novela o un libro de relatos, sea un ensayo o un diario, resulta esencial la posición desde la que se cuenta. Tal afirmación podría ampliarse a cualquier obra no narrativa, por ejemplo pictórica. En la mayoría de los casos la perspectiva importa más que los hechos narrados, porque el sentido de estos depende en gran medida del punto de vista. En el caso de este diario dicha perspectiva es la misma durante todas las páginas, aunque hayan sido escritas en momentos muy distintos. Hay una coherencia total. Lo que el lector ignora, lógicamente, es si esa unidad proviene del momento de la escritura o ha sido generada después, mediante un trabajo puramente literario.
Eduardo Laporte
Algunas de las entradas son aforismos (véase en la penúltima página: Esta Nochebuena cenaré yo solo. Ventajas: elegiré yo el menú), otras son pequeñas historias, viñetas que a veces quedan abiertas, a veces cerradas, podrían parecen incluso microrrelatos, que poseen valor como piezas individuales y como partes de un conjunto. Un ejemplo es el propio inicio del libro, donde plantea una microhistoria que contiene, con dosificación perfecta, sexo, muerte, humor, perplejidad y ciberespacio. Pero si hubiera que escoger un tema sería el transcurso inexorable del tiempo y cómo impacta en el propio narrador y en quienes les rodean, en quienes, gracias a su notable capacidad de observación detecta esos mínimos cambios que marcan la vida. La muerte aparece así como una amenaza lejana, pero a la vez próxima, y se toma con un escepticismo bastante saludable. Podría afirmarse que existe cierto miedo no reconocido al transcurso del tiempo y, por supuesto, a la vejez. Hay, siendo freudianos, un peterpanismo maduro, aunque ambos términos parezcan contradictorios. A este respecto, llama la atención la inexistencia de menciones temporales. El curso del tiempo transcurre sin marcas. Conocemos su paso por la mención a hechos históricos relevantes o por su coherencia con lo antes contado. Tal vez la elección esté vinculada con una mirada sobre la continuidad del tiempo, ajena a rupturas artificiales. Tiempo ordinario es, concluyendo, un éxito rotundo. Un libro interesantísimo, peculiar y, por si fuera poco, sumamente entretenido.
Tiempo ordinario | Eduardo Laporte | Papeles mínimos | Madrid, 2021. 144 páginas, 14,25 €. COMPRA ONLINE
RECAREDO VEREDAS es escritor y crítico literarios