miércoles. 09.10.2024
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Entre lo negro y el humor pareciera surgir la literatura del escritor argentino que nos visita. Con él conversamos sobre muchos temas. El autor de obras tan particulares como El último chiste del Gran Jacobi, vuelve a España esta vez para decirnos que en realidad “todos somos ese perro que aúlla en la oscuridad”, y también afirmar que “el lector ya lo conoce todo”, como si solo esperara que viniera un escritor a darle forma a lo obvio que ronda en el ambiente.

La historieta, lo negro, el humor, todo eso es utilizado magistralmente por Raymond Chandler, de quien soy un devoto deudor. No tengo otra manera de contar una historia

Eduardo Goldman firmara ejemplares de Como perro que aúlla en la oscuridad (Huso Editorial, 2019) en la Feria del Libro de Madrid, el sábado 8 de junio, a las 19:00 horas, en la caseta de la librería Juan Rulfo. Días más tarde, hablará de detectives y perros en la Semana Negra de Gijón; la cita será el 12 de julio, a las 19:30 horas.

Arturo Medrano | ¿Por qué “Como perro que aúlla en la oscuridad”?

Eduardo Goldman | ¿Acaso no lo somos todos? Cuando nos sentimos solos, vulnerables, desamparados, llega un momento en que desesperamos y aullamos de alguna manera. Ya sea pidiendo ayuda o maldiciendo a este insensible mundo. Es el precio de vivir en compartimentos estancos a los que esta organización social nos ha condenado. El inspector Bonet y el perro de la historia son dos almas gemelas, la soledad los aterra, el aullido, en cierta forma, los une. Y este es uno de los andamiajes de la novela.

Arturo Medrano | En la novela, la investigación policial y la investigación periodística forman parte de una crítica, en clave negra pero también en clave sarcástica, a los entramados del poder. ¿Quería usted mostrar las cloacas que no siempre vemos?

Eduardo Goldman | En realidad no muestro nada que el lector ya no conozca. ¿Qué hay de nuevo en la corrupción, el crimen, la tortura, la explotación sistemática del ser humano? El verdadero espanto es haber naturalizado todo esto como si fuese un fenómeno climático. ¿Cuánto demora nuestro dedo pulgar en pulsar el control remoto para pasar de una noticia a la otra, cada una más escalofriante? Creo que la idea de escribir una novela negra no es descubrir la maldad del mundo, sino adoptar una posición  moral al respecto. No siempre en forma directa, no necesariamente con moralejas o héroes ejemplares. Pero a ningún lector le queda duda de lo que es malo y lo que es más o menos decente en la historia que se le exhibe. Y si eso, de alguna manera, refuerza sus elecciones hacia una conducta honesta, quizás, y sólo digo quizás, la novela negra habrá cumplido su cometido.

Arturo Medrano | Qué papel juegan en esta obra los siguientes elementos: la historieta, lo negro y el humor.

Eduardo Goldman | La historieta, lo negro, el humor, todo eso es utilizado magistralmente por Raymond Chandler, de quien soy un devoto deudor. No tengo otra manera de contar una historia. En Como perro que aúlla en la oscuridad, todos estos elementos me sirven para pintar a los personajes con cierta verosimilitud. Un detective torturado por la culpa. Un sargento con alma de Sancho Panza. Una periodista que busca la verdad, y que en su camino seduce al detective, al perro y a mí mismo. Y un villano al que uno termina compadeciendo. El blanco y negro sin matices queda fuera de esta historia.  

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Arturo Medrano | ¿Es la culpa la carga oculta que va avanzando junto al desarrollo de los personajes?

El lector ya sabe que el mundo es una cloaca, que el narcotráfico, la contaminación, la indolencia, la intolerancia y tantas cosas nos están destruyendo como especie

Eduardo Goldman | La culpa es mi deporte favorito. ¿Cómo voy a diseñar personajes sin algún grado de culpa? Por cierto, esto es una gran ventaja porque la culpa es un buen motor para propulsar una historia, y gran parte de los lectores, a excepción de los psicópatas, se enganchan con esta motivación. Es un fenómeno social que, supongo, tiene que ver con nuestra formación judeo cristiana. Y esto me preocupa, porque quizás signifique que no traducirán mis libros en países budistas.

Arturo Medrano | ¿Le interesa incomodar al lector o solo entretenerlo?

Eduardo Goldman | Vuelvo a lo que dije antes. ¿Incomodarlo con qué? El lector ya sabe que el mundo es una cloaca, que el narcotráfico, la contaminación, la indolencia, la intolerancia y tantas cosas nos están destruyendo como especie. El tráfico de órganos, que es el tópico principal de mi novela, es una de las más viles y canallescas formas de degradación social. Una especie de canibalismo “civilizado”. Pero volviendo a la pregunta, lo que busco básicamente con mi escritura es entretener, porque yo quiero que un libro me entretenga, y de paso también me estimule a pensar. Que me brinde opciones para escoger cosas mejores, que me haga sentir comprendido, que rompa ese compartimento estanco en el que estoy viviendo. Pero no sobrevaloro mi rol como escritor. Hay quienes incomodan, quienes interpelan realmente a la sociedad con sus actos de amor. Los que van a un barrio miserable y proveen de comida, medicinas, calor humano. Esos son los héroes de hoy. Yo solo me escondo tras mi pluma para murmurar algunas verdades. Todo a lo que puedo aspirar es a ser un cobarde lúcido.

Arturo Medrano | Esta novela sale en 2016 en Argentina logrando un gran reconocimiento de la crítica. Tres años después es cuando sale en España. ¿Está incomunicada la creación literaria que se publica en América Latina y España, a pesar de que leemos en un mismo idioma?

Eduardo Goldman | Mi respuesta a esta pregunta es muy clara y concisa: no tengo idea.

Arturo Medrano | Psicólogo, escritor y guionista. Desde cada uno de estos roles, ¿qué análisis hace de la sociedad actual?

Eduardo Goldman | El ser humano necesita sentirse amado, respetado, aceptado, considerado, protegido, reconocido. Todo lo que nuestra sociedad civilizada tiende a retacear. ¿Es necesario algún análisis? Se habla siempre de la civilización del amor. ¿Qué significa esto? ¿Qué debemos ir por ahí amando a nuestro prójimo, a los besos y abrazos? Claro que no. Yo no podría amar al vecino que me despierta todas las mañanas con su televisor. Ni siquiera podría sentir cariño por el tipo que recoge mi basura. Pero hay algo que sí puedo hacer. Respetarlos. Defender sus derechos, como también defender los míos. Ese es el gran objetivo que debería tener la humanidad. Simplemente, una sociedad justa, inclusiva, humana.

Arturo Medrano | ¿Alguna nueva novela en camino?

Eduardo Goldman | Novelista no hay novela, se hace novela al andar.  Sigo escribiendo, pero no sé a dónde me lleva eso. ¿Un cuento, una novela, una obra teatral? Soy errático y no puedo asegurar que termine la novela que estoy pergeñando. Salvo que mi editora me la exija y en esa caso le mentiré con mi mejor cara de inocen

“Todo a lo que puedo aspirar es a ser un cobarde lúcido”