sábado. 20.04.2024

La monarquía visigoda se debatía a finales del siglo VII en sus habituales y sangrientas luchas por el poder. El rey Égica trataba de eludir la costumbre germánica de elegir los monarcas, procurando asegurarse el trono para su hijo Witiza.

Conocido también como don Yulián, Olbán, Urbán o Urbano perteneciente a los siglos VII y VIII era un noble visigodo que, según la leyenda, facilitó la invasión musulmana de la Península Ibérica con su traición.

Don Julián pertenecía al partido de los Witizas, que aspiraba a poner en el Trono visigodo a los hijos de Witiza en lugar del recién electo don Rodrigo. Dicho partido representaría la opción de los hispanos colaboracionistas con la dominación musulmana, frente a los antiwitizanos refugiados en Asturias.

f7El conde don Julián

Otras versiones, nos dicen que el conde don Julián se pasó al bando musulmán por deseos de venganza contra el rey Rodrigo, que había deshonrado a su hija, doña Florinda conocida como “La Cava”.

La historia comienza en el año 702, cuando Égica falleció de muerte natural, algo realmente inusual entre los monarcas godos. Su hijo Witiza quedó como único monarca y trató de consolidar su posición, nombrando a Rodrigo, duque de la región Bética, para así alejarlo del poder.

Desde esta posición Rodrigo pronto se convirtió en el líder de los magnates descontentos con el Rey y cuando Witiza trató de capturarle para quitarle la vista, como había hecho con su padre, el duque de la Bética organizó un ejército que derrotó al del Rey.

Cuando tuvo en sus manos a Witiza, Rodrigo ordenó que le sacaran los ojos como él había hecho anteriormente con su padre y lo envió desterrado a Córdoba, donde el propio Rodrigo había vivido muchos años con su padre ciego.

Rodrigo fue entonces proclamado Rey por sus seguidores, era el año 710. Don Rodrigo, siguiendo la costumbre, se dedicó a perseguir a los hijos de Witiza quienes decidieron huir al norte de África refugiándose en Tánger, donde gobernaba el conde Rícila, que había sido amigo de su padre.

f6Florinda la Cava

Este noble visigodo compartía con el conde Don Julián la responsabilidad de defender las ciudades, que tenían los visigodos en el Estrecho, localidades, que estaban sometidas a una creciente presión militar por parte de los musulmanes, que dominaban casi todo el norte de África.

Era costumbre en aquellos tiempos, que los nobles enviaran a sus hijos a educarse en la Corte de Toledo, cerca del rey. Así podían recibir alguna formación y hacían amistades, que podrían serles útiles en el futuro, además de la posibilidad de encontrar con quien casarse.

Hay dos versiones de esta historia, en la que participa doña Florinda.

1º El conde Don Julián había llevado a su hija Florinda a la corte de Toledo. Ésta fue escogida, entre las doncellas del séquito real, como la destinada al servicio personal de Rodrigo, encomendándosele la delicada tarea de extraerle la sarna, cometido que realizaba, a diario, con un alfiler de oro.

Florinda estaba acostumbrada a bañarse al pie del actual puente de San Martin en el río Tajo y don Rodrigo apreció su belleza y empezó a tener relaciones con ella. Florinda ha pasado a la historia con el nombre de La Cava, nombre de procedencia árabe y que significa que es una mala mujer o también prostituta.

El Romancero comenta “Ella dice que hubo fuerza; él, que gusto compartido”. No aclara si hubo o no violación, algo que si vemos en el libro de Miguel de Luna “La verdadera historia del rey Don Rodrigo”, que se declara claramente por la violación.

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Tanta intimidad con el monarca acabó, como estamos viendo, con la violación de Florinda. Indignada, la joven escribió a su padre, contándole lo sucedido. El conde Don Julián acudió a buscarla a Toledo y se la llevó con él a Ceuta.

2º Esta segunda versión sería algo diferente, pues sitúa la historia no en Toledo sino en la ciudad de Sevilla. Don Rodrigo era por aquel momento, gobernador de la región de la Bética y doña Florinda no se trasladaría a Toledo sino a Sevilla, en cuya corte también existía el refinamiento propio de la época.

El libro de Goytisolo plantea la reivindicación de la figura histórica de Don Julián, quién es considerado uno de los villanos de la historia tradicional española, por facilitar la conquista árabe de España en el siglo VIII, para vengar el presunto abuso sexual de una de sus hijas por parte de Don Rodrigo, el último rey visigodo

El resto de la historia es similar cambiando el río Tajo por el río Guadalquivir.

¿Cuál de la dos es real?

Desde el punto de vista histórico y ajustando las fechas de los acontecimientos sería la segunda, pues en aquellos momentos en Toledo se vivía una serie de conspiraciones que resultaban muy peligrosas. Además, le interesaba más el apoyo del gobernador de la Bética que la que pudiera provenir de Toledo.

Hay otro factor a tener en cuenta, y son las fechas del acontecimiento, lo que nos lleva a Sevilla, cuando Don Rodrigo era gobernador de la Bética y no a Toledo en esta historia.

El conde Don Julián, decidido a vengarse tan pronto regresó a su fortaleza, se puso en contacto con Muza, el gobernador musulmán de la región, contra quien se había enfrentado a menudo. Le explicó las continuas luchas internas existentes entre los godos y le prometió que, con su ayuda y la de sus amigos Rícila y los hijos de Witiza, podrían invadir la Península y conseguir un gran botín.

f4Don Rodrigo Rey espiando desde los arbustos de la izquierda a Florinda la Cava bañándose, Pintura Florinda (1853) por Franz Xaver Winterhalter

Después de consultar con el califa de Damasco, Muza ofreció al conde Don Julián la ayuda del comandante Tarif ben Malluk y de un contingente de cien caballeros y trescientos peones, para una pequeña expedición a realizar por la zona de Cádiz y comprobar si lo que decía el conde don Julián era cierto.

En aquellos momentos históricos, el ejército visigodo de don Rodrigo se encontraba peleando contra los vascones y en consecuencia la zona sur del país estaba desguarnecida. La expedición liderada por don Julián y Tarif fue muy bien, desembarcaron en Gibraltar, posteriormente saquearon Algeciras y otros lugares de la costa. Después, regresaron con el botín, y de esta forma fue informado Muza, que decidió dar el paso.

En vista del éxito de la expedición, Muza decidió ampliar la ayuda al conde Don Julián. Se formó un ejército musulmán de unos doce mil guerreros. El conde Don Julián y Tarif transportaron a su ejército en naves de mercaderes, para tratar de no llamar la atención de los godos.

El rey Rodrigo, enterado del desembarco de este ejército, envió contra él a su sobrino Iñigo, quien sería derrotado reiteradamente hasta que moriría en combate. Las tropas invasoras, después de haber llegado hasta Sevilla y saqueado todo lo posible, regresaron a África.

Reunidos Muza, Tariq y el conde Don Julián, decidieron hacer una nueva invasión. Esta vez no incluyeron al conde Rícila, pues lo consideraban un aliado problemático. La desconfianza había motivado, que los hijos de Witiza regresaran a la Península.

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El ejército musulmán cruzó el Estrecho y se dirigió a la rica vega del Guadalquivir y una vez más saquearon estas tierras. Posteriormente, los musulmanes se dirigieron hacia Jerez, enterados de que Don Rodrigo avanzaba desde el sur al frente de un poderoso ejército de cien mil hombres.

Se situaron ambos ejércitos en las orillas opuestas del río Guadalete, era el diecinueve de julio del año 711. El gran ejército visigodo, a lo largo de una semana de lucha, llegó a matar a unos dieciséis mil moros. Tarif, preocupado, f3solicitó entrevistarse en secreto con los dos hijos de Witiza, que capitaneaban dos alas del ejército de Don Rodrigo.

Durante la reunión, Tarif les ofreció la corona real si desertaban durante la batalla. El día once del mes al que los musulmanes llaman Chawal, se produjo el choque definitivo.

Los hijos de Witiza desertaron, facilitando que el conde Don Julián y sus soldados rompieran las filas de Don Rodrigo. El rey Rodrigo peleó hasta el final, animando a unas tropas que se mostraban cada vez más débiles y que, finalmente, acabaron huyendo. La derrota se consumó el veintiséis de julio del año 711.

Acabada la contienda, algunos supervivientes encontraron en la orilla del río a Orelia el caballo de Don Rodrigo. Junto al caballo hallaron su corona, sus lujosas vestimentas y sus zapatos. pero no su cadáver. Mucho tiempo después, en la ciudad de Viseu (Portugal) se encontró una tumba con la siguiente inscripción: “Aquí yace Rodrigo, último rey de los godos”.

La identificación exacta de la figura del conde Julián y su papel en la conquista musulmana, siguen siendo un problema para los historiadores. “La Crónica Mozárabe” del año 754 identifica al personaje del conde Julián como Urbanus, al que los árabes llaman Olbán u Olián. Se dice, que es de origen bereber, señor de la Mauritania Tingitana.

Según la Crónica mozárabe, un ataque de Musa ibn Nusair le arrebató Tánger en el año 708 y le hizo refugiarse en Ceuta, donde fue sitiado. Don Julián logra resistir gracias al apoyo prestado desde la Península Ibérica, que enviaba naves con víveres y tropas, pero hacia octubre del año 709, Don Julián, sin que se sepa la razón, se sometió a Musa f2ibn Nusair y le incitó a invadir España.

La leyenda del conde Julián ha sido un tema recurrente en la literatura española; su historia pasó al romancero y sirvió de argumento para obras románticas como los dramas de José Zorrilla “El puñal del godo” y “La calentura”.

La obra “El conde don Julián” del año 1839 de Miguel Agustín Príncipe y el poema narrativo del duque de Rivas “Florinda” que fue terminado en el año 1826, siendo corregido posteriormente. También se basa en el personaje de don Julián, la novela de Juan Goytisolo “Reivindicación del conde don Julián” del año 1973. Con el título de Goytisolo pretende defender o reivindicar la figura del conde Don Julián, es decir, celebrar lo que hizo, en lugar de condenarlo.

El libro de Goytisolo plantea la reivindicación de la figura histórica de Don Julián, quién es considerado uno de los villanos de la historia tradicional española, por facilitar la conquista árabe de España en el siglo VIII, para vengar el presunto abuso sexual de una de sus hijas por parte de Don Rodrigo, el último rey visigodo. Hasta la muerte de Francisco Franco en el año 1975, la novela no pudo publicarse en España porque se consideraba antipatriótica y anticatólica.


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