viernes. 19.04.2024

Las novelas de Petros Markaris: Noticias de la noche, Defensa cerrada, El accionista mayoritario y Muerte en Estambul y ahora Con el agua al cuello han configurado un estilo y un tratamiento del género negro que desde una muy definida personalidad presenta coincidencias significativas con la práctica de otros escritores como, Manuel Vázquez Montalbán, Andrea Camillieri y Francisco González Ledesma. En los que domina una concepción funcional de la novela negra: los códigos del género no son el fin narrativo sino el medio más eficaz para describir y recrear elementos claves de la estructura y dinámica social. Así, la construcción de la intriga apenas se reviste de sofisticaciones técnicas, de forma que la técnica de creación y estimulación de la emoción del suspense se subordina a la descripción e interpretación de la realidad social. La trama de las novelas negras de esto autores giran alrededor de un tema central, de actualidad y en el que el delito es una manifestación del poder económico o político. Todo ello en unas sociedades que comparten un pasado no lejano de dictadura y en las que el costumbrismo tiene un valor no solo económico, como valor añadido turístico, sino ambiguo terreno de autoafirmación colectiva. Quizás por eso la comida, los usos sexuales, el deporte, los ritmos del tiempo, el bullicio, el flujo de voces, los rumores, los chafardeos…siempre están presentes, como parte de la identidad propia aunque generalmente recreados desde una perspectiva irónica.

En el caso de Markaris, sus obras nacen y se desarrollan en la globalizada Grecia contemporánea, con su reciente pasado dictatorial, enfrentamientos crónicos con Turquía, corrupción socializada, precario tejido civil, la manipulación de los medios de comunicación… y una europeización cargada de conflictividad. Así, Noticias de la noche, la primera novela de la serie nos sitúa en la sociedad helénica en un tiempo en el que pertenecer al primer mundo de la Unión Europea era una fuente de prosperidad que parecía inagotable. Esta riqueza, la real y la aparente, la convertía en deseado destino inmigratorio de sus vecinos albaneses, pero como estos, a pesar de su proximidad geográfica, se encontraban al otro lado del muro europeo, esa aspiración devenía en negocio ilegal, en tráfico de personas. Mientras que en Con el agua al cuello Markaris, primera parte de una trilogía , nos ofrece el retrato en negativo del paraíso europeo, cuando el ataque a los salarios, a las pensiones, a los servicios públicos, la degradación de las condiciones de vida de la mayoría sociedad en fin, se justifica, con una fuerte carga de desprecio, desde la jerarquía europea como un justo castigo al pecado del derroche, del fraude sistematizado, como si la explosión de la burbuja de la especulación financiera no hubiese existido.

En este contexto Markaris establece una relación simbólica entre especulación financiera y dopaje deportivo. Para ello se recuerda que el deportista, centro de la culpabilización social, no es sino la parte más débil de un engranaje que le genera primero expectativas para convertirlas luego en necesidad y conseguir así su dependencia en el consumo de unas drogas que destrozarán su organismo para siempre. Símil que se traslada al mecanismo del crédito, tan fácil como deshonesto, y de este modo señalar la culpabilidad de los que se empeñan en acusar a la misma marioneta de la que aún siguen moviendo los hilos.

Pero además esta novela es también una guía de la crisis que tiene la ventaja de la amenidad que proporciona el ágil manejo de la intriga la intriga y el irónico retrato social. Y es que en esta ocasión la investigación nos descubre, junto a los motivos del criminal, los delitos, legales, de las victimas. Kostas Jaritos, el comisario protagonista de la serie alejado de adhesiones partidistas, pero leal, mas que fiel, a la ética profesional de descubrir al culpable, es un vehículo muy adecuado para ese recorrido indagatorio que está marcado por la personalidad y la función social de los asesinados: un recién jubilado director de un banco implicado en blanqueo de dinero para el crimen organizado, un administrador de hedge funds, un ejecutivo de una agencia de calificación y un directivo de una empresa de cobro de impagados o morosos. Tras los pasos de Jaritos, tan ignorante de las tramas y trampas de la ingeniería financiera como la mayoría de la ciudadanía, compartimos información y análisis que nos desvelan la actividad antisocial del capitalismo especulativo. Entremedio nos movemos por una sociedad al borde del caos, en las que la indignación se mezcla con la frustración y con una sensación general de impotencia y de humillación que anuncia futuros estallidos. Una sociedad que ve como le cambian de golpe las reglas de juego, pero que tiene tiempo para apasionarse por el futbol, eso sí convertido, también, en símbolo de política internacional

Un elemento definitorio en las novelas de Markaris es la importancia del entorno familiar de Kostas Jaritos, a través de él se nos transmiten significativas y muchas veces divertidas dosis de cotidianeidad en el que la mujer: Adrianí, y la hija: Katerina, vienen a representar el ayer y el hoy femenino en convivencia llena de tensiones. La mujer mayor, síntesis de prejuicios y sentido común, representa la continuidad de lo bueno y lo no tan bueno, mientras que la más joven respira la libertad y representa la esperanza del cambio generacional, y así lo afirma el autor por medio de Zisis, un amigo especial, comunista detenido por Jaritos bajo la dictadura de los coroneles, que cumple la función de dar voz a la izquierda. Al respecto, no deja de ser significativo que la seguridad que Zisis manifestaba en anteriores novelas en sus análisis en esta se vea matizada por una crepuscular autocrítica radical casi nihilista: me equivoqué en todo lo que he hecho.

Con el agua al cuello