jueves. 28.03.2024
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En el libro del Génesis, del Antiguo Testamento, Caín es el hijo primogénito de Adán y Eva. Después Eva dio a luz a Abel.

En el capítulo 4 del Génesis se escribe lo siguiente: “Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo. Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas. El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido. El Señor dijo a Caín: «¿Por qué te enfureces y andas abatido? ¿No estarías animado si obraras bien?; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú podrás dominarlo… Caín dijo a su hermano Abel: Vamos al campo. Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató… El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano?». Respondió Caín: «No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?». El Señor le replicó: ¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo. Por eso te maldice ese suelo que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano”. (Gn. 4, 1-11).


Complejo de Hebe o de la eterna juventud


El psicólogo francés Charles Baudouin fue el primero en usar el término Complejo de Caín. Escribe Baudouin:” El niño al que le cae en suerte un hermanito o hermanita, reacciona primero, muy generalmente con unos celos desmedidos y de carácter completamente animal. Que subsisten luego, latentes y más o menos reprimidos. 

Compartir esta reflexión de François de la Rochefoucauld: “en los celos hay más amor propio que amor”

Freud afirma que estos celos entre hermanos tienen como fin la justicia. Ante la imposibilidad de mantener a la larga esta actitud hostil, acaba por operarse una identificación entre todos los hijos, se constituye así un gensentimiento de comunidad que sufrirá en el colegio su desarrollo posterior. La primera exigencia que nace de esta reacción, es la de justicia, de trato igual para todos”.

Para el psicoanálisis freudiano, el Complejo de Caín no es más que una proyección del Complejo de Edipo, producido por el desplazamiento hacia el hermano del odio hacia al padre.

Para el psicoanálisis adleriano, lo que ocurre en este complejo es el instinto de poder, ser el primero en todo, en el afecto, en la atención etc. Más que ver a un intruso, el primogénito, lo ve como un rival, con el que tiene que enfrentarse para conseguir el afecto de sus padres, pues le ha sustraído la exclusividad del amor de los progenitores.


Complejo de Hybris


En principio con el nacimiento de un hermano menor es normal que aparezcan celos en el hermano mayor. Cuando estos celos “normales” pasan a ser “anormales”, ya hablamos del Complejo de Caín.  En este caso se sienten por parte del primogénito unos celos desmesurados que pueden incluso llevar al daño físico del hermano menor en ausencia de los padres. En su comportamiento, el niño presenta conductas y posturas regresivas de bebé para llamar la atención de sus padres. En ocasiones aparecen pesadillas, vuelven a orinarse en la cama, eneuresis nocturna. Con frecuencias presentan rabietas sin aparente razón. De igual manera sufren alteraciones en su patrón de comidas y sueño. Pide dormir con los padres etc. 

Como estrategias generales para abordar el Complejo de Caín se recomienda evitar tener una atención desproporcionada entre los dos hijos. Ignorarle cuando su comportamiento sea el de un niño de menor edad. Hay que hacer saber al hijo mayor que cada uno es diferente y debe ser atendido según su edad. Repetirle que se le quiere mucho, pero que no se va a permitir que haga daño al niño pequeño. Hacerle saber que en el futuro su hermano pequeño será su compañero de juegos.

Por último, compartir esta reflexión de François de la Rochefoucauld: “en los celos hay más amor propio que amor”.

Complejo de Caín