sábado. 20.04.2024
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Detalle de la portada de "Recado original"

Poesía | JESÚS CÁRDENAS

Ante la incertidumbre del transcurrir de nuestro tiempo, la poesía nos reconforta gracias a la palabra serena, a la paz de su musicalidad y a la contemplación interiorizada. María Sanz nos entrega en Recado original (Lastura) un canto honestamente libre sobre uno de los motivos que recorren nuestra cotidianidad: la soledad y el desamparo.

La poeta sevillana tiene tras de sí una trayectoria jalonada con reconocimientos tan relevantes como el Ricardo Molina, Leonor, Cáceres, Tiflos o Hermanos Machado. Una cadena lírica con más de cuarenta eslabones que han sido recogidos en tres antologías: Pétalo impar, Un resplandor cercano (antología sevillana) y Luna de Capricornio.

Recado original está formado por una sucesión de cuarenta y tres poemas bien acoplados entre sí, moldeando un conjunto orgánico y harmónico. Textos líricos breves, que no se alargan más allá de lo preciso, no más allá de veinticinco versos, organizados entre dos y ocho estrofas, que vienen enunciados por números romanos, conferidos limpiamente, en versos blancos de extraordinaria cadencia, característica ésta que trasciende en María Sanz mostrando a una poeta incontestable e inapelablemente necesaria. La serenidad ordenada y luminosa recorre, como en un pentagrama, el tono íntimo que flota sobre la memoria y se fija en el ritmo interior que marca la sexta sílaba en endecasílabos, alejandrinos y algunos heptasílabos. El sentido rítmico trasciende en María Sanz mostrando a una poeta incontestable e inapelablemente necesaria.

En el pórtico coloca Sanz la cita de su antepasado, Antonio Machado, lo que coloca al lector en la palabra melancólica del fluir temporal: «… ni está el mañana -ni el ayer- escrito».

Los poemas están escritos desde el desdoblamiento del yo, entre el íntimo y el meditativo. En este discurso dual el recorrido temporal provoca que la memoria arañe el pasado y traiga hasta el mismo presente la identidad, que, lejos de negarse, se acepta en señal de recogimiento: «Podrías haber sido alguien más endiosado; y justo después: «Pero nunca quisiste silenciar al espejo». De ese mismo poema inicial se extrae el título del libro: «Ahora sólo escribes con renglones torcidos, / recado original que dicta tu victoria».

Volver a contemplar otras luces provoca y motiva en la poeta sevillana la búsqueda de un tiempo idílico, el paraíso de la infancia y primera juventud, como su antepasado, Luis Cernuda, otra de sus preferencias: «Cada vez que atraviesas este parque, / su recóndita luz enmudecida, / vuelves a verte niña mariposa / vistiéndose el mañana como un gozo». En esa exploración se reconoce su especial inclinación hacia la contemplación melancólica de la naturaleza: «Tu infancia convertía su soledad en cielo, / en lúdica tristeza / que ya configuraba lo gris de las alturas». Siendo traído el pretérito, las incesantes sombras reproducen la soledad, el reiterativo silencio se adueña de las acciones, el viento misericorde arrastra la ceniza dejando un vacío terriblemente punzante: «Sabes de sobra que eres invisible / que has llegado a la etapa del descenso». Así, se asume la derrota con absoluta honestidad: «Vuelves al interior, sin más clarividencia / que la de tantas sombras iguales a la suya, / hiriente convicción para quien nada cree / después de haberle dado la espalada al infinito». Y en otro poema, refiriéndose al rechazo que le produce el empleo superficial de algunas palabras (adjetivos especialmente), se reafirma: «Pero no pierdas tiempo, el futuro no vuelve».

MSANZ_RECADOORIGINALPORTADALa musicalidad no se enmascara en Recado original sino que se nos desvela, además de la armonía del conjunto, el jazz y más veladamente la música clásica están presentes. El fondo de trompeta de Chet Baker; la música clásica rompedora de Guillaume Lekeu; Mahler y sus sinfonías están presentes en el interlineado de los versos. La propia escritura poética, los libros, la música y la pintura le sirven de refugio. Cada verso parece un eco que queda enunciado en la cumbre de una montaña: «Sólo el polvo dorado de los libros / quedará para siempre más allá del silencio».

Además de la evocación temporal, el libro transmite una sensación de libertad a pesar del destino y del amor olvidado, en una soledad aceptada: «Mejor la soledad a estas alturas, / donde ni el ave ni la lluvia logran / superar la certeza de ser libre». Asimismo la autonomía del ser reside en su misma voluntad, en la propia expresión poética: «Como la muerte, como la palabra, / dirigiéndose a ti, cayendo, libre». Porque en la misma desvinculación con los otros genera un tono positivo. A contracorriente del sentido de una feminidad antigua, la que perseguía la maternidad como constructo de una sociedad paternalista, de ahí que se interrogue: «Dónde estarán los niños, los que nunca tuviste». Tomado de la tradición literaria, es el mar el exponente simbólico de la libertad: «El mar te abre ahora sus ventanas». En otro poema la visión marítima surge en forma de imaginación al recurrir, como referente, al actor británico, David Gandy: «En las aguas de Capri, azul celeste y blanco, / descubres su apostura, su mirada infinita / rompiendo tanto moldes como sueños».

En Recado original vuelve a conseguirlo María Sanz. La calma presentida en sus poemas deviene en un poso de serenidad armoniosa, dejándonos a los lectores una libertad interior que se expande infinitamente. Como a Sanz, la poesía reafirma nuestra identidad, nuestro perpetuo asombro ante lo que somos, ante nuestra fragilidad.

Recado original, de María Sanz. Lastura Editorial, Colección Alcalima de Poesía, número 177. Octubre de 2020. 72 Páginas.  COMPRA ONLINE


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Jesús Cárdenas, poeta, crítico literario y profesor.

Canto sereno y libre | "Recado original", de María Sanz