sábado. 20.04.2024
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Gustave Flaubert

Gustave Flaubert en su obra Madame Bovary nos acerca a un personaje y su tiempo, que no es más que un arquetipo universal, la satisfacción inmediata y exclusiva de nuestras sensaciones: la evasión en lo imaginario por insatisfacción. El mérito de Madame Bovary es haber creado una heroína, símbolo de la belleza sensual, recogiendo rasgos que la postulan como un paradigma del inconsciente colectivo. Rasgos que determinan el síndrome del bovarismo.

Emma Bovary era una simple campesina que vivía con su padre. Durante su niñez y adolescencia estudió en un convento muy estricto, por esto a ella le gustaban las cosas prohibidas como leer novelas de amor. Ella soñaba y se imaginaba que sería rica, con todos los lujos, se creía la protagonista de sus novelas. Tiempo después vuelve junto a su padre al campo, el cual estaba muy enfermo. Lo atendía el doctor Carlos, estudiante de medicina, este se había enamorado a primera vista. Preparó todo y le pidió matrimonio a Emma, la cual aceptó. Fueron a vivir a su casa nueva, pero Emma se sentía frustrada en esa casa porque no era lo que ella siempre había soñado o había leído en sus novelas.

Por la rutina que vivía se empieza a aburrir de su vida y de Carlos, un día son invitados por el marques a una fiesta, Carlos no quería ir ya que decía que no eran de esa sociedad, pero Emma lo vió como una oportunidad de ascender socialmente. Emma se compra un hermoso vestido blanco, muy lujoso y caro (en este tiempo Emma gastaba mucho dinero sin importarle las deudas). En la fiesta Emma conoce al burgués Rudolphe, con el cual baila toda la noche, mientras que Carlos se emborracha, al final Emma sale corriendo de la fiesta por vergüenza de su marido, el cual estaba muy embriagado.

Emma empieza a verse con Rudolphe, su amante, con él se sentía muy feliz al punto de que decidieron irse juntos a Italia. Emma estaba lista para dejar todo atrás y empezar su nueva vida, pero Rudolphe se fue sin ella, (porque esta le pedía demasiado), le dejo una carta en su casa. Emma se sentía muy mal y trató de tirarse por la ventana y se desquitaba con Carlos, el cual se había enterado de su engaño. Por todos sus problemas Emma enferma durante 50 días. Carlos para ayudar a distraerse a Emma la invita al teatro, donde se reencuentran con Leon Dupuin, con el cual mantiene un romance, pero al final Leon decide irse y Emma vuelve a quedarse sola. Al volver a su casa se encuentra con todas las deudas de sus lujosos gastos, por esto recurre a Rudolphe, quien había regresado de Italia, va con él a pedirle dinero para poder salir de sus deudas, pero este la trata muy mal y la hecha.

Por todos sus problemas nuevamente decide suicidarse, ahora con cianuro. Carlos ve que no puede salvarla y manda traer a dos médicos cercanos, y antes de morir Emma se da cuenta de verdad cuanto la quiere Carlos y lo que perdió por su ambición. Pero no hay nada que hacer, después de unas horas agonizando muere.

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Miguel de Cervantes

Flaubert escribió su novela bajo la influencia del Quijote, dando vida a un personaje femenino que, como el caballero andante, moldea su identidad social a partir de las lecturas de novelas de amor destinadas principalmente a las mujeres de la pequeña burguesía de la época.

De alguna manera, el bovarismo es la forma feminista del quijotismo, donde el caballero de la triste figura se imagina como el protagonista de las novelas de caballeros andantes. El Quijote y Madame Bovary son de las pocas novelas que gozan del privilegio de haber forjado no sólo un arquetipo universal sino una actitud ante la vida. De Don Quijote y de Emma Bovary han surgido el quijotismo y el bovarismo.

La semejanza que se aprecia en ambos arquetipos, y que liga también a los personajes de los que emanan, encierra notorios matices diferenciadores. Mientras el quijotismo remite a una actitud “idealista” del individuo ante situaciones conflictivas relacionadas con la moral pública, en las que trata de influir en vano debido a la desproporción entre sus aspiraciones y los intereses de la realidad, el bovarismo incide en la reacción del sujeto cuando pretende satisfacer sus deseos en un medio abiertamente hostil a éstos.

El quijotismo nace de la certeza de que es posible cambiar lo existente por algo que todavía no existe sólo con que los hombres se convenzan de las bondades del cambio y lo abracen con el mismo entusiasmo que la minoría que lo promueve. La conflictividad de Don Quijote y, por extensión del quijotismo, radica en el antagonismo entre su mundo imaginario, troquelado conforme a los libros de caballerías, y el mundo real, que se rige por unas costumbres y unas leyes en las antípodas de las propugnadas en esos libros.

Bajo el poderoso influjo de la lectura de novelas románticas en un ambiente prosaico y alejado del mundo que se describía en éstas, Emma Bovary abrigó desde su adolescencia la ilusión de experimentar una pasión erótica similar a la que embargaba a las damas que protagonizaban aquellas historias. Cuanto más se aburría, más se encerraba en la lectura de las novelas románticas, hasta el punto de no distinguir la línea fronteriza que separaba el mundo real del ficticio. Al igual que le sucedió a Alonso Quijano, el empacho de lecturas de novelas de amor desencadenó el deseo de imitar a las mujeres que las protagonizaban.

Las características del bovarismo, su complejidad psicológica, lo alejan del ingenuo quijotismo. El menosprecio de Emma hacia su marido y su atracción por hombres apuestos y seductores como los que aparecían en las novelas románticas revelaban una sensibilidad superficial e impresionable, que se dejaba deslumbrar con facilidad por los gestos ampulosos y el fulgor de las cosas.

Don Quijote y Emma Bovary encarnan la libertad de la imaginación en un ambiente que condena a los individuos a su existencia.

El quijotismo lleva a Alonso Quijano a la locura, como línea de fractura con la realidad que no tolera. El bovarismo lleva a Emma al suicidio, como única salida a una realidad insatisfactoria.

El bovarismo y el quijotismo: dos arquetipos universales