viernes. 29.03.2024
EDITADO POR LIBROS DEL ASTEROIDE

Augusto Assía, un cronista de guerra excepcional

Cazarabet conversa con Ignacio Peyró, prologuista de ‘Cuando Yunque, yunque. Cuando martillo, martillo’, un magnífico libro sobre las crónicas periodísticas en el Londres de la II Guerra Mundial de Augusto Assía, el único corresponsal español en la capital británica asolada por los bombardeos alemanes.

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Augusto Assía.

Durante la segunda guerra mundial, Augusto Assía, corresponsal de La Vanguardia, era el único periodista español que informaba a sus compatriotas desde Londres. Una vez terminada la guerra recogió algunas de esas crónicas en dos libros. El primer volumen, que apareció en 1946 e incluía textos publicados durante la primera parte de la guerra, la denominada «guerra defensiva», llevaba por título ‘Cuando yunque, yunque’. El segundo volumen, ‘Cuando martillo, martillo’, recoge las crónicas publicadas a partir de julio de 1943, durante la segunda fase de la guerra, la «guerra ofensiva».

Las crónicas escogidas no incluían solo artículos de corte bélico, porque en palabras de su autor: «El criterio seguido en la selección es el de alternar los temas de la guerra con los civiles, la resistencia con la lucha, la vida y la muerte». Así, las crónicas lo mismo nos dan noticia de cómo funciona la corona británica que de la retirada de los soldados ingleses de Dunquerque o del sistema escolar vigente en el Reino Unido.

El libro es, por tanto, no solo una crónica de la guerra vista por un español, sino también un auténtico retrato moral del único país de Europa occidental que no se dejó doblegar por Hitler.

Biografía de Augusto Assía

Augusto Assía, seudónimo de Felipe Fernández Armesto, nació en A Mezquita, Ourense, el 30 de abril de 1906. Periodista precoz, publicó sus primeros artículos en 1924 en El Pueblo Gallego de Vigo. Ese mismo año ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de Santiago, donde se licenció en 1927. Amplió sus estudios en Berlín, desde donde empezó a colaborar con La Vanguardia, diario en el que escribiría la mayor parte de su vida. En mayo de 1933 fue expulsado de Alemania por el Gobierno nazi, molesto con sus crónicas sobre el nacionalsocialismo y, como consecuencia de ello, le enviaron de corresponsal a Londres, donde se quedaría hasta acabada la segunda guerra mundial (salvo el periodo de la guerra civil española).

Posteriormente sería corresponsal en Bonn, Nueva York y Washington. En 1970 se instaló en Galicia desde donde siguió colaborando para La Vanguardia hasta 1985 y donde moriría en el año 2002.

Ignacio Peyró, el prologuista

Sobre el prologuista, Ignacio Peyró: es periodista y escritor. Ha sido columnista y redactor jefe de Cultura de La Gaceta de los Negocios, y corresponsal político de El Confidencial Digital. En 2012 fundó y dirigió la publicación Ambos Mundos, un proyecto de periodismo cultural en internet, donde reunió a algunas de las mejores plumas del país.Habitual como firma de periodismo literario, opinión política y dos áreas de su especial interés: la literatura y la cocina, ha publicado sus trabajos en ABC CulturalLa RazónCuadernos de pensamiento políticoNueva RevistaLetras LibresÉpocaThe Luxonomist o Frontera Digital. Traductor y prologuista de obras de Evelyn Waugh, Louis Auchincloss y J. K. Huysmans, ha dirigido y coordinado la edición de Lo mejor de Ambos Mundos (Renacimiento, 2013). En la actualidad es director de la edición digital de Nueva Revista, articulista de The Objective, y forma parte del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.

Cazarabet conversa con Ignacio Peyró

Ignacio, ¿cómo fue el tiempo que  a Augusto Assía le tocó vivir, respecto al panorama de los cronistas, de los periodistas y del periodismo en general?

En tiempos de Assía, según se ha dicho, ser corresponsal bien podía compararse a ser un diplomático. Pensemos que el periodista al que sustituye en Londres se hizo famoso por su enorme Rolls. La de Assía –aunque tuvo una vida laboral muy larga- tocó de lleno la época privilegiada de los cronistas españoles. Tuvo, por una parte, la posibilidad de ser uno de nuestros últimos cosmopolitas, y al tiempo tuvo que vérselas con represalias institucionales por parte de la dictadura –de su defensa de la lengua gallega-, mucho antes, su condición de aliadófilo en la Segunda Guerra Mundial.

¿Podemos afirmar que Augusto fue un hombre, un cronista, un periodista hecho a sí mismo?

Bueno, no hay periodismo sin talento, pero tampoco lo hay sin experiencia. Al poco de cumplir los veinte años, Portela Valladares ya quiso darle la dirección de un periódico. El talento estaba ahí. Luego, de Alemania a Gran Bretaña o Estados Unidos, a Assía le tocó vivir “momentos estelares”. Ahí es imposible no ganar experiencia y riqueza como periodista y como persona, que a estos efectos de escribir es lo mismo.

Camba, Nogales, Gaziel, Xammar, Pla… Ignacio, la verdad es que tenemos un plantel de cronistas de un tiempo envidiable, pero poco conocido o como “poco mimado”, ¿qué opinión te merece?

Creo que la pasión y el interés con que hoy se leen y se estudian, así como los esfuerzos para rescatar su obra, han significado un cambio radical respecto del viejo desconocimiento o desdén. No creo que, en nuestros días, haya ningún escritor o periodista español con vocación literaria que no tenga sus obras en la mesilla. En fin, que hoy son mucho más leídos que otros, cosa que, según los casos, uno sólo puede celebrar. Demostraron –no sólo ellos- que el periodismo podía aportar una prosa y una lucidez en la crónica capaces de reflejar su momento y pervivir para el mañana precisamente como reflejo de sus años y testimonio de una visión con valor moral.

Háblanos del Assía como persona, como personaje humano…

Fue ante todo un enamorado de su oficio: vivió y fue de un sitio a otro por él. También fue hombre de gran inquietud intelectual, como demuestra su propia deriva: siempre galleguista, tuvo sus flirteos con el marxismo, trabajó para el Gobierno de Burgos pero después irritaría no poco al Régimen y sufriría represalias… Como periodista, tuvo siempre contactos imbatibles –por ejemplo, en sus tiempos en Londres, se le definió como el español con mejor agenda de la ciudad. Quizá no se cuidó mucho de la vigencia de su obra, y tampoco de lo que pensaran de él. Fue habilidoso y tuvo suerte de caer de pie en muchas ocasiones, pero también fue un hombre valiente. Creo que la mayor lección de su vida –personal y política- la tuvo en Inglaterra: fue un aprendizaje fabuloso, una metabolización muy humana, del mejor espíritu liberal.

El periodista y cronista que es Assía es el único corresponsal español que se mantiene en Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Esto tiene mucha importancia, pero nunca lo valoramos lo suficiente. ¿Cómo y de qué manera crees que describe Assía con más sintonía: el martilleo “Cuando yunque, yunque…” en tiempos en que la Luftwbaffe Alemana bombardeaba sin piedad Londres y las entrañas de Gran Bretaña, o en tiempos en que Londres se fue reponiendo y se fue levantando, junto como con los aliados, pasa a ser el martillo que empieza a golpear, también sin ninguna piedad, a los alemanes?

Como he comentado, creo que hay un gran cambio, un gran momento, en la vida de Assía, y es cuando llega a Londres, sin apenas experiencia previa de la ciudad. Va a pasar años allí y va a convertirse en un anglófilo casi sin paralelo. Por anglófilo no me refiero tanto a las camisas de cuadritos como a una “forma mentis”, a un carácter templado, moderado, abierto, tolerante, pero también firme en sus valores. Me gustaría creer –es lo que infiero de la lectura, pero no tengo más pruebas- que Assía cae enamorado de Inglaterra al ver su resistencia, tan heroica como pragmática, tan humilde como combativa, en la primera parte de la guerra.

En definitiva, ¿puede que sea Assía, con su pluma muy exquisita, el corresponsal español que más allá de ciertas circunstancias, más se mantuvo en la línea de la objetividad?, (recordemos que se la jugó en Alemania, donde fue muy incómodo.

Assía tuvo una serie de opciones. Por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial, en Londres, fue marcadamente aliadófilo. De hecho, su anglofilia le acompañaría toda la vida, como le acompañarían dos aborrecimientos: al nazismo, en primer lugar, y al comunismo, en segundo término. Eso puede verse en su biblioteca personal, toda una vida acumulando libros sobre estos temas. Lo que con más orgullo llevó en su vida fue ser expulsado por los nazis en una fecha muy temprana, en1933. De hecho, es llamativo que, pese a vivir mucho tiempo en Alemania, no le dedicara ningún libro, cosa que sí hizo con Reino Unido y Estados Unidos.

Ya por último: ¿por qué crees que en los últimos años se están editando, rescatando, reeditando tantas obras referentes a estos cronistas como Nogales, Camba, incluso Pla, Xammar, Gaziel?

El primer motivo es obvio: había buena parte de su obra que permanecía sepultada, dormida en las hemerotecas, o en ediciones perdidas. No siempre era de fácil acceso y, al permanecer durante años como simple “periodismo”, hubo que tener buen tiro de editor para comenzar el rescate. El segundo motivo es de más calado: ni nuestra historia literaria ni, ante todo, la historia moral de la España del siglo XX estarían completas sin su visión.

Augusto Assía, un cronista de guerra excepcional