viernes. 29.03.2024
FIN DE LAS ASPIRACIONES OLÍMPICAS

Adiós Rojita... hola España

La selección española de fútbol no estará en Río’16. Pero su ausencia contribuirá a que la sociedad y los medios de comunicación presten más atención a otros deportes en los que España brilla con luz propia desde Londres’12.

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En las semanas previas a la ceremonia de inauguración de Londres 2012, el fútbol alcanzó un protagonismo que, para los fervientes seguidores del deporte olímpico, resultaba excesivo. “Medalla segura, falta saber si es oro, plata o bronce”, se comentaba entonces, y muchos medios españoles priorizaron la cobertura de los tres partidos de la fase previa de la competición de fútbol en detrimento de otras disciplinas que también tenían opciones de medalla. Muchos periodistas deportivos “estrella” no estaban en el Parque Olímpico, sino a varios cientos de kilómetros, informando del minuto a minuto del sobrevalorado combinado dirigido por Luis Milla.

El 1 de agosto, siete días después del encendido del pebetero, España estaba KO. El barco se hundió muy pronto (dos derrotas por 0-1 frente a Japón y Honduras, y un triste empate a cero frente a Marruecos) y fue llamativo ver a los periodistas futboleros regresando decepcionados del viacrucis de Hampden Park y ocupando asientos en las tribunas de prensa del Centro Acuático, del Copper Box y del resto de instalaciones "principales" de los Juegos, o en el ExCel londinense, donde se disputaron los mal llamados ”deportes menores”. Muchos de esos profesionales -acostumbrados a la épica del gol y al léxico del tiquitaca- tuvieron que aprender a toda velocidad reglamentos, historiales y resultados para poder elaborar con un mínimo de solvencia crónicas sobre taekwondo, piragüismo, tiro, halterofilia o lucha libre. En vez de cantar goles, contaban las hazañas de Joel González, Lidia Valentín, Javier Gómez Noya, David Cal, Saúl Craviotto, Mireia Belmonte... De cara a Rio, ya no habrá que replantearse sobre la marcha la cobertura informativa. Sencillamente, no ondeará la bandera española en los estadios de fútbol de Brasil. Y como no hay mal que por bien no venga, esta ausencia contribuirá a que se preste, desde el primer momento, más atención a deportistas que trabajan duramente a lo largo del ciclo olímpico para enfrentarse en perfectas condiciones a la cita más importante de sus vidas.

Por suerte, el naufragio en tierras británicas no trituró a aquella generación de futbolistas, quizá demasiado creídos, demasiado inmaduros para llevar el peso de la púrpura que significa ser un futbolista millonario con menos de veinte años; para cargar con la vitola de favoritos en aquella convulsa competición en la que México birló el oro a Brasil -otra selección pagada de sí misma- en Wembley. Por suerte, la mayor parte de los protagonistas de aquel fiasco están hoy en la élite del fútbol mundial (De Gea, KokeIscoAzpilicueta, Ander Herrera) e incluso han llegado a ser titulares con Vicente del Bosque

De las derrotas deportivas se aprende. Pero sobre ayudan a crecer, a madurar. Los jugadores de Albert Celades aún no habían nacido -o eran unos bebés- cuando España logró el histórico oro en Barcelona'92, y eran niños de colegio cuando logró la plata olímpica en Sydney'00 el conjunto capitaneado por Xavi Hernández. Saúl, Sergi Roberto, Deulofeu, Munir, Muniain, Morata o Alberto Moreno han convertido el cante descomunal de los Juegos de Londres en dos títulos continentales sub-21. Sin embargo, ahora se quedan fuera de la cita de Rio. Otro mazazo al fútbol base español, que se quedó fuera en Atenas'04 y Pekín'08, y fue ridiculizado en Londres'12.

Aun siendo la cantera natural de La Rojano son los herederos directos de Casillas, Xavi Alonso, Xavi Hernández, Puyol... Tienen, por desgracia para ellos, una generación por delante (a la que se suman realidades como Carvajal, Koke o Alcácer), y salvo excepciones, habrá que esperar unos años para ver qué pasa con estos jóvenes que han sufrido una de las primeras grandes decepciones de su vida deportiva.

Comparado con el fútbol profesional, el fútbol olímpico es poca cosa. Una medalla de campeón de Europa o del mundo vale más que una presea olímpica. Lamentable error. Que se lo pregunten a Kiko, Cañizares, Guardiola, Luis Enrique, Amavisca, Alfonso, Solozábal y compañía, los héroes de Barcelona'92.

Adiós Rojita... hola España