sábado. 12.10.2024
Kris Kristofferson convoy
Kris Kristofferson, en una escena de la película 'Convoy' (1978).

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Torres-Remírez | @jostorresremrez    

Con muchísima pena nos despedimos de un actor y cantante que marcó, en la década de 1970, la cultura popular de Estados Unidos, que es lo mismo que decir la cultura popular de occidente. Kris Kristofferson, el hombre de apellido imposible de escribir bien a la primera, nos ha dejado a sus ochenta y ocho años. ¡Pero qué ochenta y ocho años! Desde su juventud no paró quieto y esa inquietud le llevó a mil lugares. Ya sea para cantar, componer himnos religiosos como “Why me” o actuar hasta ganar premios o hundir productoras. Pero de todo esto ya habrán leído en los obituarios que le han hecho periodistas de secciones culturales. Aquí nos despedimos de Kris Kristofferson diciendo uno de sus grandes logros, despedimos al hombre que mató el western.

Su origen sureño era imposible de ocultar y el género musical en el que triunfó era el country. Todo indicaba que iba a acabar, tarde o temprano, en una producción de Hollywood relacionada con el far west. Por lo que no fue raro verle en “Pat Garrett y Billy el Niño” (1973), “Convoy” (1978) y “La puerta del cielo” (1980). Lo que desconocía Kristofferson es que acabarían siendo tres películas que ayudaron a acabar con el cine del oeste.

Ahora es difícil de creer, pero cuando Sam Peckinpah rodó “Pat Garrett y Billy el Niño” con Kristofferson y con Bob Dylan (compositor de Knockin' on Heaven's Door, canción que sonaba en la película), al que la productora no quería era a Dylan. Con esta cinta Peckinpah se propuso dar un giro de tuerca al oeste, ya no se hablaría de las leyendas sino del hombre detrás de ellas. Justo lo mismo que hizo John Ford en “El hombre que mató a Liberty Balance”, y fue por culpa de Ford por lo que discutieron Kristofferson y Peckinpah. En pleno rodaje se enteraron de la muerte del padre de las películas del oeste. Kristofferson dijo que su mejor película era “Centauros del Desierto” a lo que respondió Peckinpah que esa película era una mierda. El alcohol hizo el resto. Al día siguiente los moratones brillaban en ambas caras. A la postre, con la muerte de Billy el Niño, Peckinpah quería mostrar que no había habido épica en el lejano oeste, sino un grupo de hombres con sus luces y sus sombras.

Tras esta película, un lustro después volvieron a juntarse Kristofferson y Peckinpah, esta vez para rodar una película “comestible” como era “Convoy”. Una historia de camioneros que se enfrentan a un policía de carretera que se cree intocable. Una vez vista, el buen espectador se da cuenta de que es un western encubierto, cambian los caballos por camiones, pero a fin de cuentas es una historia del viejo oeste. Y fue todo un éxito de público en Estados Unidos (y según el especialista en cine Ignacio M. García Medina, también en la URSS). Lo que parecía que podía ser una bocanada de aire fresco, fue otra piedra en el camino para el género. Si el público veía cosas con coches y camiones en vez de con caballos, los productores les darían lo que querían. Empezaron a cambiar las películas del oeste por películas de carretera.

Y la última de las películas fue “La Puerta del cielo”, bajo la dirección de Michael Cimino. Este western es una grandísima película, que en su momento no fue entendido, y que a día de hoy es muy poco visitada por los cinéfilos por tener la aureola de que esta película mató al género. Lo único que hizo esta película fue arruinar a una productora. Kris está estupendo, y dentro del trío protagonista sobresale por encima de Isabelle Huppert y Christopher Walken. Era una película de amor, sólo eso, pero la gente no quería ver sentimientos, sino tiros entre Kristofferson y Walken.

Como se ve, el género del oeste fue teniendo un lento deterioro y la década de los 70 fue su final, sin embargo, encontramos una participación muy valiosa de Kristofferson en el final de este género. Luego ha estado durante toda su carrera participando en películas de serie B del oeste, pero la sentencia ya estaba escrita.

Él se sentía muy orgulloso de su participación en todas estas películas, y decía con orgullo que había trabajado en las últimas películas verdaderas del oeste. Así que nunca mejor dicho, hoy estará ante la puerta del cielo, con todos los viejos vaqueros.

Adiós al hombre que mató el western