El actante infinito | "Lugares", de Juan Ángel Juristo

Narrativa | MIGUEL ÁNGEL SERRANO

Juan Ángel Juristo atesora una larga y acreditada experiencia como crítico y reseñista, especialmente en ABC. Tal capacidad de análisis y comentario le sirven también, entre otros talentos, para andar con paso firme en sus propias aventuras narrativas, de las que estos Lugares son muestra. El volumen reúne siete historias que tienen que ver, sobre todo, con la capacidad de las ciudades, pero también del tiempo, de permanecer fijadas en la memoria (o la historia) y desde ahí saltar a un presente en ocasiones fantasioso pero plausible.

Tal vez ese libérrimo paseo por ciudades y culturas sea lo que permite al autor dar protagonismo a todo tipo de apariciones, en el amplio sentido del término: desde un personaje de Carlo Emilio Gadda que ejerce de narrador en uno de los capítulos (o relatos), al Estambul intrincado que ejerce una fascinación disfrazada de turismo, o al contrario. Esta es la principal virtud del libro, a nuestro entender: esa asunción de que en el material de las historias cuentan la memoria, la tradición, las historias superpuestas, la subjetividad radical. La relación con el paisaje puede darse como un correlato objetivo, como a veces parece, o con uno espiritual, tanto en el sentido del espíritu y su elevación como en el de fantasmagorías que a veces se nos muestran. Si hay castillos encantados, por qué no puede haber ciudades encantadas… todo puede ser parte y actor de la narración. Ese juego fructuoso es parte de la ilación del volumen, que fía al espacio la reacción del tiempo y su recuento y por tanto es línea y aviso para el lector, tanto como una invitación a mirar de nuevo los paisajes, por acostumbrados que estos sean.

Y cada uno de ellos, como es lógico, contiene su propio pulso narrativo. Es interesante ver cómo en Estambul es el diálogo entre lo auténtico y lo impostado lo que arma el hueso de la narración a través de la peripecia de una pareja, un tanto mitómana, que visita la ciudad con mente… entreabierta.

En cambio, Texas parece buscar un poso que mostrar, fijado por el cliché de ese territorio incluso en el ámbito universitario, que sufre, por su parte, el creciente puritanismo que atenaza ese país: casi se muestra como una incomprensión en la que lo que pervive es el prejuicio racial y la agresividad entre, desde y hacia las minorías, en un desasosegante relato.

París, por su parte, ofrece el recuerdo de la historia y se muestra en su cualidad cinematográfica incluso para pintar un cuadro amoroso inevitablemente barroco por medio de una conversación que es también una celebración gastronómica (y alcohólica); todo para preparar una reunión de negocios que en realidad oculta algo más que no desvelaremos.

La narración sita en China no se circunscribe a una ciudad, sino que narra casi para enseñar la mitificación y el preciosismo de aquella cultura, sutilmente anunciada por la narración de un aspirante a cocinero que, entre los ingredientes del relato, sopesa con maestría el erotismo, el viaje, las costumbres y las intrigas del poder en el relato más poético del volumen.

La Roma de los últimos años setenta se describe por medio de la intervención del comisario Francesco Ingravello, alias don Chito, que es, para los cognoscenti, el detective de una de las más aclamadas novelas de Gadda, El zafarrancho aquel de Vía Merulana. El movimiento es divertido y sorprendente: el propio personaje admite su desconocimiento, pues tan solo es un personaje, de partes de los hechos que narra, por lo que se apoya en Wikipedia, pero además se ve involucrado de manera directa en hechos violentos que le llevan a plantearse su existencia o no existencia, en una resolución brillante.

El Londres, Samuel Johnson compara su ciudad y barrios con los actuales distritos londinenses, como Canary Wharf. Su fantasma anda visitando, parece que desde siempre, a escritores que hacen de Londres su campo de juegos, hablándoles en sueños sobre su propia situación y el comedido lamento, inglés al fin, del finado.

Por último, el relato que transcurre en Madrid lo narra un cuadro que observa a su dueño, un trasunto del autor, sumido en la perplejidad de tener que sacar textura narrativa del paisaje acostumbrado de la ciudad de uno, lo que, como todo el mundo sabe, es particularmente tramposo y difícil.

Y así, en este viaje guiado, sorprendente, divertido o conmovedor, culto y sarcástico, el volumen se despliega para repetir, como en desarrollo fractal, lo que valdría para cualquier ciudad o territorio, incluso imaginado (si no lo son todos): no se le ha de negar la voz y la riqueza al espacio, porque la trama necesita una base y, pese a que la descripción está, al parecer, en retirada, dejar actuar a las atmósferas, lo tangible, lo preterido, lo tradicional, el poso, en fin, que hace el caldo, es una decisión sabia en cualquier narración, lo que esta que nos ocupa prueba de modo evidente.

Lugares. Juan Ángel Juristo. Confluencias. Madrid, 2022. 186 pags. COMPRA ONLINE