jueves. 25.04.2024

20 años de aquel 20 de abril

20 de abril del 90: hola, chata, cómo estás.... Han pasado 20 años desde la fecha que encabeza esta famosa carta-canción del grupo Celtas Cortos. Es un buen momento para mirar hacia atrás y recapitular lo que han sido las más de dos décadas de vida de esta mítica banda pucelana.
NUEVATRIBUNA.ES | ANTONIO SANTO 21.04.10

Ayer se cumplieron 20 años de la fecha de remite de esa carta nostálgica que se convirtió en una de las canciones imprescindibles del rock español: 20 de abril, uno de los éxitos que hicieron de los Celtas Cortos un grupo conocido por todos. Los autores de aquellos acordes ya no son el puñado de chavales de Valladolid que decidieron fusionar rock con música celta, rap y reggae, inaugurando en España una línea musical de rock fusión que se haría muy popular (y que aún colea; grupos como Macaco e incluso El Sueño de Morfeo tienen que reconocer a los Celtas como influencia, sea directa o indirecta). Los que en aquella época éramos niños llevamos veinte años saltando nada más oír las primeras notas de esta canción.

Se podría decir que Celtas Cortos nació en 1984 en un instituto de Valladolid, donde cuatro de los que serían después miembros fundadores del grupo empezaron a tocar música folk, animados por uno de sus profesores, bajo el poco comercial nombre de Colectivo de Música del Instituto Delicias; mientras tanto, uno de esos cuatro chavales, Carlos Soto, conoció a Jesús Cifuentes "Cifu" tocando en Almenara, grupo que llegó a ser conocido en el circuito local. Pero Celtas Cortos nació realmente casi por casualidad: con el objetivo de intentar sacar un dinerillo con un concurso organizado por una discoteca pucelana, a los cuatro miembros del Colectivo (el ya citado Carlos Soto, Goyo Yeves, César Cuenca y Óscar García) se juntaron Cifu y Nacho Castro de Almenara, además de un teclista amigo al que llamaron para que les echara una mano. Así nació Colectivo Eurofolk, banda que en principio sólo tenía por objetivo el citado concurso. Pero resultó que, contra sus propios pronósticos, lo ganaron; finalmente decidieron no disolver el grupo y cambiarle el nombre por el de una conocida marca de tabaco sin filtro. Acababan de nacer los Celtas Cortos.

En 1987 ganaron otro concurso, éste organizado por la Junta de Castilla y León y RNE, por el que grabaron un disco junto a otras dos bandas de folk; pero no sería hasta 1989 que aparecería su primer disco individual, el instrumental Salida de emergencia, con inspiración claramente celta y folk pero una fuerte raíz en ritmos y arreglos más propios del rock y el pop. Un disco rápido y alegre, potente y fresco, con un aire festivamente pagano y, sobre todo, totalmente diferente a lo que había sido el pop de los 80 en España, anclado en la manoseada movida y en lo naïf. Hasta 60.000 copias llegaron a venderse de Salida de emergencia; pero el verdadero pelotazo llegaría sólo un año después, con Gente impresentable. Este disco, el primero de la banda con letras cantadas (con clara orientación hacia temas sociales y de denuncia) incluía algunas de las canciones que ya son imprescindibles para entender la música en nuestro país: La senda del tiempo y Haz turismo. La consagración para el gran público llegó sólo un año después, con el disco Cuéntame un cuento, que incluía la mítica canción del mismo título y, por supuesto, 20 de abril. Se vendieron 500.00 copias de este álbum, una cifra que se acompañó de una gira de más de 100 conciertos ante un público multitudinario.

Desde entonces todo fue sobre ruedas: Tranquilo majete (1993) deriva más al rock y empieza a sonar fuera de nuestras fronteras; En estos días inciertos se abre al pop y al ska; Nos vemos en los bares (1997) es su primer y único disco en vivo, con colaboraciones de numerosos músicos amigos (entre ellos una leyenda viva como Rosendo). En el 98 realizan la gira instrumental El Alquimista Loco (en Cuéntame un cuento ya había una canción con ese título), con tanto éxito que grabaron un nuevo disco instrumental con el mismo título.

En 2002 se da un punto de inflexión en la historia de la banda: a los abandonos que ya se habían producido de otros miembros (como César Cuenca y Nacho Martín), les sigue Cifu, que deja Celtas Cortos para afrontar un proyecto propio. El grupo incorpora un nuevo cantante, Antuán Muñoz. Este vocalista sólo permaneció en el grupo durante 4 años, durante los que lanzaron el disco C´est la vie. En él se echaba de menos la inconfundible voz de Cifu y, quizá por eso, parecía que los Celtas habían perdido parte de su identidad. En 2006 Antuán deja el grupo y vuelve Cifu; lanzaron 20 soplando versos, recopilatorio que celebraba los 20 años de la fundación de la banda, y se dispusieron a preparar 40 de abril, que apareció en 2008. Desde el título ya queda claro que el objetivo de este disco era un retorno a los orígenes, una vuelta al sonido del principio que les había encumbrado y un guiño a los fans de siempre.

Ayer, 20 de abril de 2010, se hicieron 20 años no de la fundación del grupo, ni del primer disco, ni siquiera de la canción que lleva ese nombre. Pero quizá sea más importante y reconocible para los aficionados a la música de Celtas Cortos la fecha de 20 de abril, que abre una carta que cualquiera de mi generación podría estar firmando en este preciso instante: un mensaje en una botella lanzado a nuestros propios recuerdos, cierta melancolía por la inocencia que hemos perdido (ahora que somos demasiado mayores para creer las mentiras de los niños y demasiado jóvenes para creer las de los viejos), el intento desesperado de agarrar la juventud que se nos escapa y la indudable desazón de los que, aunque nos dedicamos a lo que nos gusta, no sabemos qué nos espera. Porque es verdad que ya no queda casi nadie de los de antes, y los que hay han cambiado.

20 años de aquel 20 de abril