martes. 23.04.2024

Agotado por los síntomas de la fiebre y la gripe que le retiene en la cama desde hace unos días, Caballero Bonald recibía a la prensa para celebrar su 'esperado' premio Cervantes. Asegura que el galardón ya le tocaba, por edad, pero agradece los votos del jurado porque premian toda una carrera y toda una obra literaria.

"Con este premio seguramente ganaré más enemigos porque el gremio de escritores es muy envidioso, y soportan mal el triunfo ajeno". "Más de uno se habrá llevado un disgusto esta mañana", señala con ironía este autor, cuya primera obra, 'Las adivinaciones', data de 1952 y se incluye dentro de la generación poética del 50.

Pero este jueves frío de noviembre, Caballero Bonald se levantó de la cama convencido de que hoy era el día. Precisamente tenía que corregir un ensayo sobre la poesía de Cervantes que incluirá en el libro 'Oficio de lector' y reunirá textos y comentarios sobre libros leídos y autores admirados, desde Cervantes a Cesar Vallejo, y que será publicado por Seix Barral en febrero.

"La personalidad de Cervantes ha sido mi guía, no sólo por su forma de escribir y por la maravilla formal y conceptual que es el Quijote, sino también por su forma de ser". "La gran literatura está hecha por grandes desobedientes y Cervantes fue uno de ellos, y defendió todas las causas perdidas", subraya el autor.

"Su actitud de defensa del perseguido; de piedad frente al triste, todo ello está en la persona de Cervantes y yo pretendo ser un desobediente como Cervantes", reconoce este escritor y poeta, de cuya pluma han salido títulos como 'Somos el tiempo que nos queda', 'Dos días de setiembre' (1962), Ágata ojo de gato (1974), 'Toda la noche oyeron pasar pájaros' (1981), 'En la casa del padre' (1988) o 'Campo de Agramante' (1992).

LA EXTREMA CRUELDAD DEL SUICIDIO POR DESAHUCIO

"Vivimos en medio de una zozobra que parece impregnar la vida cotidiana, estamos en un camino que no se sabe adónde va a llevar, ni qué va a pasar, y hemos llegado a la extrema crueldad del suicidio por desahucio. Una sociedad en la que ocurre esto, es una sociedad enferma", recalca.

Preguntado por si el Premio Cervantes servirá como revulsivo para seguir escribiendo, Caballero Bonald es claro. "Se me ha cerrado la cabeza, yo no puedo ya plantearme a largo plazo la redacción de un libro, me he quedado sin tiempo y sin ganas. No voy a escribir ni una novela, ni la tercera parte de mis memorias", subraya este autor.

"Pero un poema sí porque es inevitable e imprevisible". "En el arte de la literatura no hay temperatura mayor que la alcanzada manejando la lengua con un poema", destaca.

En cuanto al momento del anuncio del Premio, Bonald reconoce la normalidad con la que recibió la noticia. "Cuando me llamó el ministro de Educación y Cultura para darme la noticia la recibí con agrado, pero como si fuese un acto rutinario", confiesa Bonald y asegura que los 125.000 euros que lo acompañan son una "buena inyección de vitalidad".

Y echando la vista atrás, Bonald confiesa que le gustaría haber sido matemático. "Desde siempre he prestado una atención especial por las matemáticas, sentía placer estético y eso me ha ayudado mucho en la poesía", alega este escritor, para quien la poesía es una "mezcla de poesía y matemáticas".

"La música es la sonoridad del poema y la matemática es el rigor, el equilibrio que hace falta para armar el poema, para hacer exacta la estructura formal del poema", precisa este autor, para quien la poesía es el "gran soporte de sus preocupaciones artísticas". "Soy antes que nada poeta. Me siento ante todo poeta. Un poeta que también puede estar vigente en la prosa", concluye.

Caballero Bonald: "Seguro que gano enemigos, los escritores son muy envidiosos"