viernes. 26.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS 20.06.2010

La esposa del escritor, la española Pilar del Río, ha asegurado durante el acto que "ha muerto un hombre bueno, una excelente persona y un magnífico escritor" y ha agregado, al resaltar la huella que ha dejado en todos los corazones, que sólo deben llorar su muerte "quienes no le conocieron".

El ataúd de Saramago, cubierto con la bandera portuguesa, ha entrado al crematorio en medio de una ovación de más de diez minutos de los centenares de personas que se han agolpado ante sus puertas y que le han arrojado claveles rojos, el símbolo de la Revolución portuguesa del 25 de abril de 1974.

Pilar del Río, traductora al español de las obras de su marido, ha expresado el cariño de cuantos habían conocido y tratado a Saramago en unas breves palabras ante su féretro, en las que ha resaltado el reconocimiento que los medios de comunicación de todo el mundo le habían tributado al informar de su fallecimiento.

La periodista española ha evocado también una anécdota del escritor brasileño Jorge Amado, sobre el periodismo y la muerte, y a la salida del crematorio ha agradecido, con un "obrigado", las muestras de afecto y el pesar por la muerte de su marido que le han tributado los muchos lisboetas presentes en el cementerio.

La hija de Saramago, Violante, los dos nietos del escritor y otros familiares y amigos han asistido a la ceremonia, en la que, al igual que en el funeral previo en el Ayuntamiento, ha habido también autoridades e intelectuales españoles.

Además de los editores hispanos de Saramago, varias personalidades de la cultura y la política han acudido a despedir al Nobel desde España, donde falleció el viernes el escritor, a los 87 años de edad, en su casa de Lanzarote.

La vicepresidente del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, que ha encabezado la delegación oficial, ha hecho un breve discurso de homenaje a Saramago en la ceremonia del Ayuntamiento, en la que también han estado presentes el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara.

De la Vega ha transmitido "el dolor del Gobierno y del pueblo de España por la pérdida de una persona tan querida y de un escritor tan admirado". "Saramago hizo sonar las cuerdas del alma", ha dicho De la Vega sobre el escritor, al que ha calificado de "soñador" y de persona "de gran humanidad, comprensión y sensatez".

El sábado, la ministra española de Cultura, Ángeles González-Sinde, acudió a Lisboa para recibir los restos mortales del escritor.

Los políticos y autoridades portuguesas, a los que se han sumado personalidades de varios países lusófonos, se han volcado en los actos en memoria de Saramago, en los que estuvo presente el primer ministro, el socialista José Sócrates, y varios miembros de su gabinete, incluida la titular de Cultura, Gabriela Canavilhas.

La ministra ha ensalzado en la ceremonia fúnebre la aportación del Nobel a las letras portuguesas y universales y la herencia que deja no sólo por su profunda huella literaria sino por su defensa permanente de los valores humanos.

El alcalde de Lisboa, Antonio Costa, ha abierto el funeral con un "Obrigado José Saramago" al agradecer la huella que deja en su país y en el mundo un escritor al que ha definido como enamorado de Lisboa.

Ex presidentes como Jorge Sampaio y Mario Soares y muchos políticos de la izquierda lusa, con la dirección en pleno del Partido Comunista en el que militó el escritor hasta su muerte, han asistido a los actos del Ayuntamiento, que presidió el alcalde Antonio Costa.

Los medios lusos han destacado las ausencias del presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva, y el actual presidente de su Partido Social Demócrata (PSD) y líder de la oposición, Pedro Passos Coelho.

No obstante el PSD, bajo uno de cuyos Gobiernos se produjo, en 1992, la polémica por El evangelio según Jesucristo de Saramago que le llevó a trasladar su residencia a España, ha enviado una delegación oficial a los actos fúnebres y Cavaco ensalzó la obra del Nobel en un comunicado en el que lamentó su muerte.

"Obrigado José Saramago"