jueves. 28.03.2024

Si conseguimos dotarnos de la información de la que actualmente carecemos, el consumo se puede convertir en una herramienta de cambio

¿Adoptamos conductas que favorezcan la corresponsabilidad con el entorno a través de nuestros hábitos de compra? En muchos casos, el consumidor no es consciente del gran poder que puede ejercer frente a los abusos del mercado. Actuar de forma responsable como agente activo, y no pasivo, puede ser su mejor defensa.

Sin embargo, el consumidor no siempre dispone de la información necesaria para poder elegir la mejor opción. En la sociedad actual, ha pasado de consumir aquello que necesita para vivir, a un consumo excesivo y a menudo innecesario. A pesar de que los actuales hábitos de consumo están demostrando gran perjuicio para el medio ambiente, es posible un consumo sostenible donde el consumidor ejerza el poder de su compra, y en el que, combinando los actos de consumo con criterios de sostenibilidad, solidaridad y racionalización, contribuya de una forma más eficaz a crear un nuevo modelo de producción.

La compra responsable tiene como objetivo integrar los aspectos sociales, ambientales y éticos en las decisiones de compra. Al practicar este tipo de compra, los consumidores aportan un valor añadido a su consumo gastando su presupuesto de un modo que proporciona los productos o servicios requeridos al tiempo que contribuye a la protección del medio ambiente como así también al fomento del empleo digno, entre otras cuestiones.

Por lo tanto, la toma de decisiones de compra, considerando no solamente la relación calidad-precio sino también con criterios de compra responsable, favorece y fomenta el desarrollo local, las políticas de precios justos, la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos, la mejora de las condiciones laborales, etc.

En muchas ocasiones nos olvidamos del poder que tenemos los ciudadanos-consumidores para lograr que el mercado se adecue a nuestras preferencias y no a la inversa. Si conseguimos dotarnos de la información de la que actualmente carecemos, el consumo se puede convertir en una herramienta de cambio.

¡Por cierto! No solo somos consumidores, también somos usuarios, ¿somos conscientes del uso que hacemos de las cosas una vez compradas?, un ejemplo: ¿cuántas horas a la semana funciona nuestra lavadora? y ¿cuántas está parada?, ¿no sería más rentable compartir su compra y su uso?, ¿suena raro?, les aseguro que fuera de España es muy común, y muy racional, ¿no?

El consumo responsable sin un uso eficiente, pierde sentido, es necesario que demos un paso más y hablemos de consumo inteligente.

Ana Ceballo Presidenta de ASGECO (Asociación General de Consumidores)

Consumo responsable