jueves. 28.03.2024
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Una foto en París, la búsqueda de los síntomas de una enfermedad o un comentario sobre el precio de la ITV se transforman en insistentes anuncios de vuelos, tratamientos o financiación para un coche nuevo

@ebarcala | Un “selfie” de las vacaciones, una búsqueda en el mapa, un click en un anuncio o un “me gusta” están llenos de valiosa información. Y hay compañías muy interesadas en recoger, organizar y vender la huella de nuestro paso por internet.

Una encuesta del servicio de mensajería Line afirma que los españoles somos “selfieadictos” en comparación con alemanes, británicos o franceses. Millones de imágenes que además del rostro (o los pies) del fotógrafo aficionado guardan registros del lugar, fecha y hora en que fueron tomadas, el dispositivo utilizado, etiquetas sobre terceras personas, redes donde se compartieron y muchos otros datos menos evidentes. Google ultima sistemas capaces de reconocer todo lo que aparece en una imagen, desde paisajes, restaurantes, locales, ropa y complementos, hasta logotipos de marcas comerciales en los que no se reparó al disparar.

Piezas que completan el puzzle

Por si mismos pueden parecer irrelevantes, pero aumentan el nivel de detalle sobre lo que los proveedores conocen de nosotros. Un usuario de los servicios de Google facilita datos como nombre, apellidos, edad, lugar de residencia, estado civil, intereses, estudios, vídeos vistos en Youtube, historial de navegación, documentos compartidos en la nube, modelo de móvil, aplicaciones descargadas…Sin olvidar el contenido de los correos electrónicos que se envían y reciben.

Así es como una foto en París, la búsqueda de los síntomas de una enfermedad o un comentario sobre el precio de la ITV se transforman en insistentes anuncios de vuelos, tratamientos o financiación para un coche nuevo inundando las páginas que navegamos.

¿Seguimos? Los rastros en otras redes completan nuestro perfil: lo que nos atrae o desagrada, relaciones de amistad y profesionales, estado de salud, hobbies, gustos y aspiraciones, estudios, vida laboral, preferencias políticas y hasta estimaciones sobre la forma en que administramos nuestras tarjetas de crédito, niveles de renta o hábitos de compra. Amazon valora la distribución de mercancías antes de que sean encargadas, basándose en pedidos anteriores, búsquedas, listas de deseos e incluso cuánto tiempo dejamos el cursor sobre la imagen de un determinado producto.

Lo saben, pero no te importa

Un informe de Accenture (Somos Digitales 2014) afirma que este desnudo integral de nuestra identidad no es visto con demasiada angustia por los usuarios. Aunque la mitad de los españoles dice no confiar en la seguridad de internet, un alto porcentaje (hasta el 81% entre los más jóvenes) se muestra dispuesto a ceder sus datos al proveedor de un determinado servicio y el 38% de los encuestados entre 14 y 34 años no pondría inconvenientes a la cesión a terceros.

En Estados Unidos se han iniciado procedimientos para la regulación legal de las compañías especializadas en la recogida y venta de datos (“data brokers”), aunque sólo sea para permitir la consulta y, en su caso, rectificación de las informaciones que recopilan.

Estas empresas afirman tener perfiles que abarcan prácticamente a la totalidad de los consumidores del país, actualizados en tiempo real y con datos útiles para la venta de productos, la verificación de antecedentes policiales o la concesión de créditos. Identidades regaladas a golpe de ratón.

Sí, lo sabemos todo sobre tí