viernes. 19.04.2024
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@ebarcala | La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos ha aprobado (por ajustada mayoría) una propuesta que formalmente defiende una internet abierta que no bloquee contenidos pero que, en la práctica, abre la puerta a un sistema de dos velocidades.

Hasta los supuestos beneficiados, los grandes productores de contenido, ven peligros en la nueva regulación. Google, Facebook o Yahoo, entre otros, coinciden en temerla

La nueva regulación permitirá que las grandes operadoras de telecomunicaciones firmen acuerdos para garantizar condiciones de servicio especiales a aquellos proveedores dispuestos a abonarlos, siempre que no sea en régimen de exclusividad.

Una decisión capaz de influir decisivamente en el mercado. Mayor velocidad o mejor calidad de la distribución de señales como, por ejemplo, las retransmisiones de vídeo, pueden suponer una diferencia sustancial entre empresas a la hora de competir.

Hasta los supuestos beneficiados, los grandes productores de contenido, ven peligros en la nueva regulación. Google, Facebook o Yahoo, entre otros, coinciden en temerla. Porque si uno de ellos accediera a firmar ese tipo de contratos esperando obtener una ventaja competitiva, arrastraría a los demás en una espiral de trato preferente a mayor coste. Algo que habrán de asumir bien en sus cuentas de resultados o bien trasladando el sobreprecio (opción más que probable) al bolsillo de los usuarios.

En la vida diaria, la ruptura del principio de neutralidad de la red y la puesta en marcha de una internet de varias velocidades cambiaría el paisaje al que estamos acostumbrados. Contenidos y prácticas poco rentables como el uso de sistemas para compartir archivos entre particulares, los servicios de telefonía sobre IP o tu aplicación de mensajes instantáneos favorita podrían sufrir las consecuencias. ¿Quién seguirá usando esos servicios si su velocidad o rendimiento disminuyen?

La respuesta es clara: serán la alternativa de quienes carecen de recursos para contratar productos “premium”, aumentando así la brecha digital. Porque la propuesta de dos velocidades en la oferta de servicios se suma a otras desigualdades a las que nos hemos habituado. Nadie concibe un servicio telefónico en el que la voz se oiga mejor o peor en función de la tarifa, pero en la conexión a internet “la oferta de contratación de unos planes u otros es ya sin duda una vía que tienen los operadores para permitir más o menos velocidad en la transmisión”, como recuerda la Asociación de Internautas de España.

Bajo la presión de operadores y proveedores (velocidad, calidad, contenidos) y la división de consumidores y usuarios finales por nivel de renta y disponibilidad de ofertas,  la internet abierta corre el peligro de fragmentarse en, al menos, dos: una red rica y una red pobre.

Red rica, red pobre