jueves. 18.04.2024
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En este caso no por excesiva actividad solar, como con las tormentas solares, sino por su excesiva ausencia, lo que podría tener, llegado el caso, una fuerte influencia para el clima terrestre, tal y como ha quedado acreditado en distintos periodos de la historia de la humanidad.

Tal fue el caso de lo sucedido entre los años 1645 y 1715 (durante un periodo de al menos 70 años) y de donde toma su nombre genérico ese tipo de evento, el Mínimo de Maunder (recibe el nombre del astrónomo solar E.W. Maunder) coincidente con el desencadenamiento de la conocida como "Pequeña Edad de Hielo" en nuestro planeta

Un periodo en el que las manchas solares alcanzaron valores extremadamente bajos, con el consiguiente cambio del clima terrestre, como para llegar a la congelación de ríos como el Támesis en Reino Unido, o del Ebro en España.

Durante ese periodo de fuerte bajada general de las temperaturas con constantes heladas sobre el continente europeo, se llegarían a registrar caídas abruptas de la temperatra como la de la Noche de Reyes de 1709 donde en capitales como París se llegó a pasar de los 4 o 5 grados centígrados, hasta los menos 30. Todo ello, además, con la consiguiente afectación de cultivos y de la capacidad general de las sociedades del momento para producir alimentos, el consiguiente desencadenamiento de hambrunas y enfermedades, revueltas, etc. Uno de los periodos más convulsos en los últimos siglos y, en sí mismo, un riesgo natural más asociado al clima espacial.

Así, y al igual que se hiciese hace dos años con el Decálogo de buenas prácticas para la autoprotección familiar, "Tormenta solar severa: cómo prevenir", posteriormente adoptado por la Protección Civil de Extremadura, y aplaudido por su valor didáctico por el Congreso de los Diputados, el Observatorio del Clima Espacial formula ahora el Decálogo de buenas prácticas de autoproteccion, "Mínimo de Maunder: ¿Cómo prevenir?".

"En todo caso, la perspectiva y el enfoque ante este otro tipo de "worst case scenario", Mínimo de Maunder, es distinta al conocido Evento Carrington, aunque los preparativos de uno y otro riesgo natural del clima espacial se complementen bien", han señalado desde el Observatorio.

"Ante todo, en un hipotético escenario tipo Mínimo de Maunder no estaríamos ya ante una interrupción abrupta de nuestra tecnología y condiciones de vida, en cuestión de horas, y en una posterior recuperación post evento, a semanas, meses o a 2 ó 3 años. 

En vez de eso, un Mínimo de Maunder supondría una progresiva radicalización de las temperaturas y de las condiciones climáticas con efecto directo en las condiciones de vida cotidiana afectando a cuestiones como los requerimientos de enegía, afectaciones en la producción de alimentos, la alteración de los ciclos de precipitaciones, y de las condiciones climáticas de nuestro propio entorno tal y como las hemos conocido hasta la fecha, en una forma todavía muy difícil incluso de visualizar en el momento actual. Evidentemente nuestra tecnología y capacidades productivas no son ni remotamente las del siglo XVII y no se trataría ya tanto de una crisis humanitaria de estratificación geográfica, como, ante todo social, o socioeconómica, no se trataría tanto de un colapso social general como de unas condiciones cotidianas más duras y de mayor necesidad, prolongadas acaso durante varias décadas, para amplios sectores sociales sin una especial capacidad económica".

"O por decirlo de otra manera, en el "worst case scenario" de una tormenta solar extrema la capacidad meramente monetaria tiende a desaparecer por igual en un post evento con la mera caída de los sistemas bancarios que contienen la abstracción de números y ceros; e incluso a partir de un momento dado el valor de un trozo pequeño de papel coloreado no es ya comparable al de una lata de conservas con comida dentro. En cambio con un Mínimo solar de Maunder y sus cambios climáticos asociados, no se daría ya dicha circunstancia, sino la del marcado endurecimiento de las condiciones generales de vida, con un fuerte encarecimiento sostenido de determinados bienes y servicios básicos que podrían pasar a alcanzar un valor muy superior al actual pero que todavía seguirían resultando accesibles para determinados estratos socioeconómicos. Bienes que hoy, en cambio, resultan tecnologías y métodos constructivos de precio incluso inferior a los más habituales, con lo que sería sencillo y factible anticipar algunas medidas de alto valor".

"Junto a ello es necesario aclarar que se habla, además, genéricamente, del "Mínimo de Maunder", como se habla genéricamnte de "Evento Carrington" pero no se debe olvidar que, en todo caso, y junto al de Maunder existeron los mínimos solares menos pronunciados de "Dalton", de "Spörer", de "Wolf", o de "Oort", al igual que junto al Evento Carrington de 1859 se constataron en otros momentos el evento Quebec de 1989, el de Nueva York de 1921 o el del Día de la Bastilla de 2001. Que una tendencia a la baja actividad solar durante un cierto tiempo tenga que terminar desembocando, o no, en un fenómeno sostenido de este tipo ya es mucho suponer; que ese mínimo tuviese que ser tipo Mínimo de Maunder en vez de tipo Mínimo de Dalton, mucho más beningno, también. En todo caso conviene abordar con normalidad ambas caras del riesgo natural solar, por exceso y por defecto, y, en particular, las buenas prácticas recomendables para esto último no dejan de ser buenas prácticas generales para una mejor calidad de vida, y mas sostenible" han señalado en declaraciones para nuevatribuna.es.

Así, las diez buenas prácticas preventivas con carácter previo serían:

1- Mejora de sistemas de aislamiento y retención de calor en edificaciones. Toma en consideración, ante nuevos proyectos, de técnicas de construcción y materias alternativas a las habituales, como el superadobe y otros de rendimiento térmico muy superior, sea ante las bajas temperaturas como ante las altas temperaturas, además de su inferior coste actual.

En cambio, respecto a las construcciones ya existentes se trataría de estudiar el mejoramiento de sus condiciones de aislamiento térmico, actualmente de bajo perfil pero que se consiguen compensar con un superior consumo energético y ante lo que son temperaturas menos extremas. Se han dado importantes avances y de muy distinto tipo en técnicas de reforzamiento del aislamiento de paredes y de mejora de los sistemas de aislamiento de ventanas y puertas. Evitar la pérdida no justificada de calor allí donde habitamos debe ser la primera medida.

2- Cambio a sistemas más eficientes de calefacción (de mayor rendimiento a menor consumo de combustible).

Algunos ejemplos paradigmáticos los podemos encontrar en los sistemas de calefación de inercia, como las denominadas "estufas rusas", que ofrecen mucha más seguridad a las más conocidas entre nosotros; pueden ser además plenamente alimentables con briquetas de biomasa o leña; los sistemas de estufa rusa son de obra y facilmente construibles, suponen, en general, hasta cuatro veces menos consumo de combustible, y continúan irradiando después el calor de forma constante a lo largo de las siguientes horas además de ofrecer un doble uso tradicional para cocina.

3- Introducción de algunos sistemas alternativos de refrigerado, cocina e incluso iluminación no dependientes de suministro eléctrico ni de gas.

Desde el uso de sistemas "pot-in-pot" creados por Mohammed Bah Abba (refrigerador casero sin uso de ninguna electricidad, cuyas últimas versiones desarrolladas pueden ser autoconstruidas con materiales reciclados y alcanzar ya los 6 grados centigrados de temperatura), a sistemas de cocina solar, o sistemas de iluminación en determinados contextos como la bombilla Moser. Sistemas que, por si mismos, no requiren de consumo de gas ni electricidad, y son plenamente autoconstruibles.

Hay que entender que en una situacion prolongada de Mínimo de Maunder los sistemas de abastecimiento energético se verían ampliamente exigidos, por un alto grado de consumo, de forma sostenida, por parte de sistemas de calefacción o refrigeración tradicional no adapados (la inmensa mayoría), de modo que contemplar el recurso a determinados sistemas alternativos que no requieran de consumo eléctrico ni energético, sería recomendable.

4- Paralelo recurso a sistemas de autoproducción energética.

Otros sistemas siempre dependerán de alguna forma de suministro eléctrico, pero es posible reformular la completa dependencia de tales sistemas por medidas de autoabastecimiento a través de sistemas de generación dinámo y almacenamiento en baterías en paralelo, o sistemas de aprovechamiento pasivo, mediante sencillos sistemas solares (agua sanitaria) o eólicos; algunos de estos últimos pueden ser razonablemente autoconstruidos con una sencilla formación sobre la reutilización de piezas desechadas de otros electrodomésticos (es decir, actualmente adquiribles por su precio "a peso").

5- Autocultivo de determinadas especies con un alto aporte calórico y de vitaminas, muy resistentes al frío. Cultivos como la patata, uno de los alimentos de más sencillo cultivo y de mayor aporte calórico, muy necesario nutricionalmente ante las bajas temperaturas. Junto a esta especial consideración merece además el aporte de vitaminas como la C y la A que es posible conseguir mediante alimentos igualmente resisentes al frío y asequibles en su autocultivo como el perejil o la zanahoria; también otros como el ajo, con un amplísimo número de propiedades y alto valor nutricional.

6- Preparación de sistemas pasivos de recogida y almacenaje de agua de lluvia, de larga tradición en la peninsula ibérica (sistemas de "aljibe"), fácilmente potabilizables de forma autónoma interconectando su cisterna después, con sencillez, a sistemas como el "life straw familiar" desde los que poder dar servicio cuando su uso sea para bebida/cocina, siendo estos de bajo coste y de amplísimo rendimiento (a sustituir únicamente cada 18.000-20.000 litros de agua, en torno a cada 10 años), u otros métodos probados autoconstruibles como los sistemas de desinfección solar SODIS si son correctamente ejecutados.

7- Contar con ropa adecuada para el frío, y darle un adecuado uso por capas en el correcto orden; a lo que se suman los avances tecnológicos igualmente experimentados y actualmente disponibles, en cuanto a nuevos tejidos de gran capacidad térmica para el interior, y otros de gran capacidad impermeable y aislante, para el exterior, así como los intermedios. Esta cuestión incluye asimismo familiarizarse con elementos de calidad indicados para el frío como son algunos modelos de sacos de dormir testados en su alto rendimiento.

8- La recuperación de conocimientos y destrezas artesanales y para la autoconfección básica, socialmente comunes no hace tanto tiempo, así como el recurso al doble uso y al mayor aprovechamiento de materiales mediante el reciclado y el intercambio.

9- La previsión y organización de una reserva con recursos de larga duración como la indicada en el Decálogo "Tormenta solar severa: cómo prevenir", a administrar después, en ese caso, a modo de complemento y con alto valor de trueque.

10- Reforzamiento de los lazos de cooperación comunitaria y vecinal, como recurso fundamental, en si mismo, ante cualquier escenario de crisis, más aún ante uno de larga duración.

 

"Mínimo solar de Maunder", cómo prevenir