sábado. 20.04.2024

Poco antes de morir, Chávez le había dado la puntilla a Globovisión, el único canal de televisión opositor de Venezuela. Primero fueron varias multas millonarias y después el anuncio de que el canal no sería incluido en la nueva Televisión Digital, a pesar de que había espacio en la grilla.

El 80 % de la propiedad de Globovisión es compartido por el empresario Guillermo Zuloaga -exiliado en Miami después de que el gobierno le armó una causa por otra empresa sin relación con los medios-, y los herederos de Luis Teófilo Nuñez; el 20 % restante eran de Nelson Mezherane, aunque le fueron expropiadas por el gobierno. Globovisión debió pagar en los últimos años medio centenar de multas por informaciones que incomodaron al gobierno. La más importante, en junio del año pasado, fue de dos millones de dólares. Y su delito fue haber transmitido un motín en la cárcel de El Rodeo, en el que murieron 22 personas.

El cambio de propiedad de Globovisión es un duro golpe para la oposición venezolana, que ya no tendrá ningún resquicio para tener presencia. Se cierra así un cerco en torno a los medios no oficialistas, que incluye el cierre de radios y la discriminación de los pocos medios escritos no chavistas en la distribución de la publicidad oficial. La ofensiva contra los medios se acentuó tras el fracasado golpe de Estado en contra de Chávez en 2002.

Desde entonces, el gobierno insistió en que los medios habían apoyado el golpe, aunque no hubo ninguna denuncia en la justicia. El golpe más importante, hasta ahora, había sido en mayo de 2007, con el cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), el canal más popular en Venezuela. Se usó el argumento de que no se le prorrogaba la concesión, pero en ningún momento se escondió que era un castigo por su línea editorial. El otro gran canal privado, Venevisión, de Gustavo Cisneros, pasó de ser un duro crítico de Chávez a moderar posiciones, cubrir favorablemente al oficialismo y, sobre todo, poner más énfasis en los programas de entretenimiento. El cambio se dio después de una reunión de Cisneros y Chávez, de cuatro horas, en Fuerte Tiuna, propiciada por el ex presidente norteamericano, Jimmy Carter.

Globovisión, que solo se puede ver por cable, se caracteriza por dar una visión alternativa. Frente al Aló Presidente, que tenía a Chávez como figura estelar, el canal privado sacaba al aire todos los días un Aló Ciudadano. Tras las últimas elecciones y la imposibilidad de Chávez de jurar su cargo por la enfermedad, fue obligado a retirar unos anuncios que hacían referencia al artículo 231 de la Constitución, artículo que hace referencia a la fecha en la que deben asumir los presidentes. Pero el gobierno consideró que los anuncios incitaban “al odio, la intolerancia por razones políticas, a la zozobra y a las alteraciones del orden público”.

“El socialismo comunicaciones en vital para el socialismo del siglo XXI”, dijo Nicolás Maduro al presentar la nueva Televisión Digital, en la que ya estaba excluido Globovisión. El nuevo sistema, que cuenta con la participación de Argentina, escenifica un mismo objetivo y parecidos procedimientos. Ahogo económico de los medios críticos y/o compra de los mismos mediante empresarios amigos.

En el caso de Venezuela, el comprador de Globovisión es Juan Domingo Cordero, principal accionista de una compañía de seguros y ligado al negocio bursátil y bancario, según lo define el diario El Nacional, de Caracas.

Y todo esto a las puertas de las elecciones presidenciales y en vísperas de una campaña que ya empezó, aunque no desde el puntos de vista legal. Serán solo 10 días de campaña electoral, del 2 al 11 de abril. Pero los dos candidatos ya comenzaron a lanzar gravísimas acusaciones. Nicolás Maduro, que se proclamó el hijo de Chávez, pretende ser más duro con la oposición de lo que era el propio fallecido presidente. Después de que el candidato opositor, Henrique Capriles, lo acusara de estar enfermo de poder y de haber engañado al pueblo con la muerte de Chávez, Maduro estalló: “se le cae la máscara y se le ve el rostro nauseabundo de fascista que es”. También lo acusó de buscar la violencia.

Vestido con el chándal que solía usar Chávez, con el diseño de la bandera venezolana, Maduro entregó su programa electoral en el Consejo Nacional Electoral. En realidad fue el mismo programa que Chávez había entregado para las elecciones del pasado 8 de octubre.

Aunque hubo algunos momentos de duda sobre la voluntad de Capriles de volver a disputar la presidencia, el candidato opositor está sacando chispas a estas primeras horas de campaña y parece brillar más frente a un Maduro sin las cualidades oratorias de Chávez. “Ustedes usaron el cuerpo del presidente para hacer campaña política, es la pura verdad. Ustedes saben que el presidente nunca se recuperó, nunca firmó esos decretos”, denunció con dureza. Palabras que fueron consideras como una declaración de guerra por parte del presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello. Maduro, por su parte, anunció que la familia de Chávez iniciará acciones judiciales para defender la memoria del comandante.

Se vende Globovisión, el último canal opositor al chavismo