viernes. 29.03.2024

Después del desafortunado episodio sufrido por Argentina, cuando los fondos buitre lograron la retención de la Fragata Libertad en un puerto de Ghana, el regreso del buque escuela de la Armada argentina fue convertido en un regreso triunfal propio de una victoria bélica.

Aunque la Fragata había llegado horas antes a las cercanías del puerto de Mar del Plata, fue fondeada a 17 millas de su destino para dar tiempo a organizar un acto oficial, encabezado por la presidente, Cristina Fernández, y al que asistieron todo el gabinete, los gobernadores de las provincias gobernadas por el oficialismo, numerosos alcaldes y la militancia kirchnerista. No hubo ningún dirigente de la oposición.

El buque estuvo retenido durante 78 días en Ghana. Un juez de este país africano aceptó el reclamo del grupo inversor, NML Capital –un fondo buitre-, con sede en el paraíso fiscal de las Islas Caimán, por unos 370 millones de dólares. Pero un fallo favorable del Tribunal Internacional del Mar, con sede en Hamburgo, permitió el regreso del buque, que había iniciado su travesía siete meses atrás. El tribunal atendió el argumento argentino de que los buques de guerra son inmunes a las demandas civiles en puertos internacionales.

En su discurso, con su tradicional tono épico, Cristina Fernández volvió a arremeter con fuerza contra los fondos buitre, a los que calificó de depredadores sociales globales, afirmando: “por la extorsión y por la fuerza nadie va a obtener nada en la República Argentina”. Y metió en el mismo paquete a los que denominó caranchos, nombre de un ave carroñera local. En esta ocasión le tocó el turno al diario La Nación.

La movilización siguió el guión y la liturgia de este tipo de actos, en los que el peronismo tiene una acreditada eficacia. Salieron cientos de autobuses desde numerosas localidades de todo el país. Los jóvenes de La Cámpora y alcaldes del conurbano bonaerense, aportaron gran parte de la tropa. También el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fletó cinco autobuses con militantes y empleados, bautizados con nombres como Comandante Chavez o Evita Capitana.

Uno de los carteles de la convocatoria al acto presentaba la imagen en blanco y negro de la presidente manejando un timón, la melena al viento, emulando la estética de uno de los más conocidos retratos de Lenin. El afiche bautizaba a la presidente como Cristina Capitana, para estimular la identificación con Evita. Una versión de la Marcha Peronista, compuesta en 1948, se llama precisamente Evita Capitana.

“Vamos a festejar que no nos torcieron el brazo”, declaraban algunos de los militantes que acudieron a la convocatoria. El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, afirmó por su parte que “se ganó la batalla contra la peor de las especulaciones financieras, que son los llamados fondos buitres”.

Sin embargo, la disputa con estos fondos no está definida aún y sigue el peligro de suspensión de pagos o default técnico. La Corte de Apelaciones de Nueva York simplemente suspendió la resolución del juez Thomas Griesa, que el pasado 21 de noviembre había condenado a Argentina a pagar 1.330 millones de dólares a tenedores de bonos que rechazaron entrar en las dos reestructuraciones. Ahora, Argentina tiene hasta el 27 de febrero para preparar su defensa.

Para tratar de ablandar a la justicia americana, el gobierno de Cristina Fernández ha sugerido la posibilidad de reabrir la reestructuración de la deuda para aquellos bonistas que no quisieron entrar en los canjes de 2005 y 2010, como lo hizo el 93 % de los acreedores. Y esto a pesar de que el pasado 30 de octubre el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, aseguraba: “no le vamos a pagar un solo dólar a los fondos buitre, no hay nada que negociar con ellos”. Por esos mismos días Cristina Kirchner decía aquella polémica frase de que mientras fuera presidente, “se podrán quedar con la Fragata, pero con la libertad, con la dignidad de este país no se va a quedar nadie”.

Las amenazas para Argentina siguen presentes. Y, para evitar un posible embargo y que se vuelva a repetir un episodio como el de la Fragata, se ha decidido alquilar un avión privado para la próxima gira de la presidente por Emiratos Árabes Unidos, Indonesia y Vietnam. El alquiler del avión que sustituirá a la nave presidencial -el Tango 01-, tendrá un costo de 880.000 dólares. Se justificó la medida como una forma de hacer frente “a la postura agresiva de los fondos buitre”.

Se especulaba con que al regreso de la Fragata Libertad se podría producir un golpe de efecto cambiando el nombre del buque. Luis D´Elía, ex dirigente piquetero y uno de los apoyos más firmes del kirchnerismo habían lanzado la idea vía Twitter, con el argumento de que había sido impuesto por la llamada Revolución Libertadora, la dictadura militar que derrocó a Perón en 1955.

La historia de la Fragata Libertad es bastante ilustrativa de la propia historia del país. Su construcción fue encargada por Perón en 1953 y estaba previsto que llevara el nombre de Eva Perón. Pero su construcción se demoró diez años, en medio llegó el golpe de 1955 y la dictadura militar que se autodenominó Revolución Libertadora le puso el nombre actual. La Fragata, en cualquier caso, fue completada en 1963, cuando ya había pasado el gobierno militar, también el posterior gobierno civil de Arturo Frondizi y era presidente José María Guido, otro civil, pero que fue impuesto por otro golpe militar.

Regresó el buque escuela argentino, retenido en Ghana por los 'fondos buitre'