viernes. 19.04.2024
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Martín Vizcarra

Cambiando algunos nombres se podía dibujar una situación bastante similar a lo acontecido en España en los últimos años: en Perú un presidente había tenido que dimitir por sus conexiones con la corrupción.

En esta tercera visita a Perú, las doce horas de vuelo que conlleva la llegada a Lima desde Madrid, no se me han hecho tan largas como recordaba.

Lima sigue, eso sí, igual de caótica en su agitada y alborotada circulación de siempre. Y, el cambio de los horarios (alargar seis horas más de lo habitual el día) se hace siempre bastante “imposible” de asumir para los primeros días.

Mi aterrizaje en cualquier lugar de América, suele llevarme al Kiosko de prensa más cercano, para seleccionar varios periódicos, y ver cual es el momento informativo y político del País. Así lo hice también en esta ocasión. Y mi sorpresa, relativa sorpresa tengo que reconocer, fue que pareciera que no me había movido de España: la corrupción inundaba los titulares y las columnas de opinión…, con algún pequeño espacio dedicado a los chalecos amarillos franceses.

Luego, ya entre lo más específico y particular, aparecían alusiones a Odebrecht (la empresa que ha sembrado de corrupción la América Latina). Y es que, incluso lo del plagio de másteres o tesis, también aparecía ligado aquí a fiscales del ministerio público.

Cambiando algunos nombres se podía dibujar una situación bastante similar a lo acontecido en España en los últimos años: en Perú un presidente había tenido que dimitir por sus conexiones con la corrupción. Y en España un presidente había sido cesado mediante una Moción de Censura por la corrupción de su partido.

En la letra pequeña aparecían algunas otras diferencias. Por ejemplo, que dos mil funcionarios públicos están denunciados por delitos muy graves de apropiación indebida, aprovechamiento indebido del cargo…Y algo que me sorprendió también, fue conocer que hay una fiscalía especializada en corrupción de funcionarios.

Este fue “el recibimiento” que encontré en la prensa escrita a mi llegada a Lima. Con el fujimorismo desmantelado; su fundador cumpliendo condena en la cárcel, su hija Keiko defenestrada de la política y en prisión también, en este caso además para tratar de frenar en su persona, investigaciones que podrían llevar a tener que procesar a los empresarios del llamado club de la construcción, con decenas de concesiones y adjudicaciones millonarias que habrían repartido importantes mordidas entregadas nada más y nada menos que a cuatro presidentes.

Dejarla caer les ha resultado útil, y además si no era por esto lo hubiera sido por tráfico de drogas junto a su hermano Kenji, por el alijo encontrado en su empresa Limasa. De esta manera se cierra la investigación y no se sigue urgando en los sobrecostes de las obras adjudicadas por Toledo, Ollanta y Alán García. Y además pueden seguir los negocios con el actual gobierno de Martín Vizcarra.

Desde los medios que controla el club de la construcción, tanto El Comercio como La República, emprenden las campañas que les son útiles para salvaguardar sus intereses. Ahora la campaña que les ocupa el defender un perfil democrático y de lucha contra la corrupción del actual presidente Martín Vizcarra. El pago de favor por favor, se ha visto correspondido (según me cuentan algunos amigos bien informados) en atender desde el Congreso de la República, la demanda de exoneraciones tributarias a las grandes empresas extranjeras mineras y petroleras. (Solicitud directa de Trump a Vizcarra)

No es de extrañar que en las encuestas publicadas, en concreto yo he visto la del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) se revele LA GRAN DECEPCIÓN de la inmensa mayoría de peruanos con relación a los partidos políticos, donde el 87% señalan no simpatizar con ninguno. Y que, en menos de dos años, de julio de 2017 a Enero de 2019, se han duplicado el número de desafecciones.

En lo que respecta a la economía, la ralentización también está siendo significativa teniendo en cuenta que hablamos de un País que ha estado creciendo contra viento y marea. La confianza de los consumidores ha llevado todo el año 2018 en signo negativo. Y en la encuesta a la que me he referido, a la pregunta de si es un buen momento para adquirir vivienda, el 54% lo señalan como mal o muy mal momento…

Seguramente por todas estas cuestiones he encontrado un Perú más comvulso y una población joven que rechaza la larga tradición de sus mayores de tener que elegir entre lo malo y lo peor. Y también estoy sintiendo un movimiento que rechaza lo de asumir el pasado como una realidad que no se cuestiona. Que las excusas que pudieron generar la violencia de la guerrilla y de la guerra sucia practicada durante los gobiernos de Alán García y de Fujimori, principalmente, se terminó.

En estos momentos, hay una corriente en la izquierda de diferentes países, que les lleva a pensar que todo lo que sucede relativo al giro a la extrema derecha que viene asomando en el horizonte, se debe a la nefasta influencia ejercida por el presidente Trump. Pero sería mejor y más útil analizar primero los errores propios, que los hay, para revertirlos..., luego lo demás.

El Perú que he visto en mis recorridos