miércoles. 24.04.2024

Decirle sí al plebiscito es decirle sí a la esperanza, apostarle a abrir una nueva mirada en un país diverso y rico que merece ser disfrutado en paz.

Está claro que la paz no se obtiene solamente por ejercer el voto y dar el sí a la firma de los acuerdos de La Habana. Pero a partir de ahí podemos empezar, quiénes no lo han hecho antes, y continuar, quiénes llevan tiempo trabajando por ella, a construir la paz.

Esa paz que es mucho más que una palabra y que un símbolo representado en una paloma blanca con una rama de olivo en el pico.

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Bogotá le dice “SÍ” al plebiscito por la paz

Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, treinta y cuatro millones ochocientos noventa y nueve mil novecientas cuarenta y cinco personas están “habilitadas” para votar en el plebiscito convocado para el dos de octubre. Los once mil treinta y cuatro puestos de votación que se instalarán el próximo domingo están esperando tu voto, y el tuyo, y el de usted, el de todas y todos los colombianos que puedan hacerlo. Las ochenta y una mil novecientas veinticinco mesas en el país, más las mil trescientas setenta y dos en los sesenta y cuatro países del exterior con presencia de población colombiana, están dispuestas a llenar sus urnas con los votos por el sí, por la razón, por la reflexión y la esperanza. Probablemente, la convocatoria más importante en los doscientos seis años de existencia de la República de Colombia.

Es un derecho político que, en esta ocasión más que nunca, amerita el esfuerzo de acercarse a su mesa electoral y votarle sí a unos acuerdos que, como dicen quienes han estado tras la negociación, no serán perfectos pero son los mejores posibles. Colombia y sus gentes se merecen una respuesta afirmativa a la pregunta del plebiscito especial aprobado por la Ley 1806 de 2016 para refrendar los acuerdos de La Habana. ¿Apoya usted el “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”?

No se le puede decir sí a la paz diciendo no al plebiscito. Es una falacia sin argumentos utilizada por quienes están en contra del respaldo a esta oportunidad histórica. No hay que darle la espalda a un proceso en el que lo importante es que todo el pueblo colombiano pueda estar dentro. Porque, como afirma el escritor Mario Mendoza, decir no sería decir sí a la guerra por parte de gente que no ha luchado en ella. Porque no es justo que la sangre caída sea la de los otros. Quien ha vivido una guerra no quiere seguir padeciéndola.

Después del plebiscito habrá que seguir construyendo la paz positiva, esa que se trabaja en distintos campos de la convivencia y que exige resolver los diferentes conflictos de manera pacífica. Empezando por estar en paz con nosotros mismos para luego poder estarlo con los demás y con el entorno natural y social en el que vivimos. Habrá que reducir las violencias, la directa y la estructural, combatir el hambre y la exclusión y luchar por la salud, la educación, el trabajo, la vivienda y la justicia social.

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Faber Grajales canta a favor de la paz en la Universidad Javeriana

Para transformar los conflictos, tal como señalan las guías de resolución de los mismos, debemos enfrentar tres aspectos: las personas, los problemas y los procesos. Siendo suaves con las primeras, duros con los segundos y justos con los últimos.

Ser personas creativas (constructivas), alterativas (positivas) y, sobre todo, no violentas. Aprender a dialogar escuchando. A partir de una conversación fluida, respetuosa y propositiva. Para ello, la Conversación más grande del Mundo, la Organización Internacional para las Migraciones y la Embajada de Suecia en Colombia han editado un Manual de la Conversación.

Como dijo ayer el maestro Óscar Useche en la presentación del libro de CLACSO Paz en Colombia: perspectivas, desafíos, opciones, mejor que cantemos el himno a la alegría. También que callen las armas, como pidió soñar Faber Grajales cantando en ese mismo acto.

¿Verdad que sería estupendo? Pues así lo cantaban Cómplices y podemos empezar a creerlo votándole sí a la paz, al menos a este trozo de ella.

La paz requiere de tu voto