viernes. 29.03.2024
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Alentando la teoría de la conspiración -“acá ya no utilizan misiles, usan golpes de mercado, de especulación”-, que ha evocado ya en numerosas ocasiones, Cristina Fernández dijo que hay sectores concentrados que “quieren voltear al gobierno y hacerlo con ayuda extranjera”

@jgonzalezok | Un día después de que el juez de Nueva York Thomas Griesa declarase que Argentina está en desacato, por no aceptar su fallo en el contencioso con los fondos buitre, la presidente Cristina Fernández añadió nuevos elementos de tensión a la relación con EEUU y mezcló en el mismo combo al juez –al que calificó de senil-, los fondos buitre, EEUU y otros países occidentales, empresas argentinas que estarían especulando, la prensa opositora y sus adversarios políticos. Todos, según se deduce del largísimo discurso de este martes –más de dos horas-, estarían intrigando para desestabilizarla.

Después de que la semana pasada dijera que había sido amenazada por los islamistas del ISIS, por ser amiga del papa y apoyar en Oriente Medio la solución de dos estados, palestino e israelí, desestimó la amenaza y lanzó una grave insinuación: “si me pasa algo, miren al Norte, no a Oriente. Después de ver las cosas que se están haciendo desde determinadas sedes diplomáticas y escuchar las cosas que han dicho en la Asamblea de las Naciones Unidas, no me quedan dudas”.

En su discurso también consideró una provocación la carta de la Secretaría de Estado norteamericana a sus ciudadanos en el país, o que lo visitan como turistas, para que extremen las precauciones ante la creciente inseguridad ciudadana. Sin mencionarlo por su nombre, afirmó que el autor de la misiva no sería otro que Kevin Sullivan, el encargado de negocios –no hay en este momento embajador-, el mismo que hace poco fue convocado por el ministro Timerman por una declaración en la que expresaba su preocupación porque Argentina esté en suspensión de pagos.

Señaló que no iba a tomar ninguna medida contra él, contrariamente a la advertencia que había hecho Timerman: “no lo vamos a echar del país, ya lo conocemos, ya sabemos quién es. Cuando uno los conoce hay que dejarlos porque ya los conocés, por lo menos lo tenemos identificado, esto es lo que les recomiendo a todos los que sean gobierno”.

También reaccionó a la declaración de un portavoz del Departamento de Estado en Washington, que afirmó que EEUU sigue de cerca el conflicto con los fondos buitre. “¿Qué es eso de monitorearnos?”, protestó la presidente argentina.

Alentando la teoría de la conspiración -“acá ya no utilizan misiles, usan golpes de mercado, de especulación”-, que ha evocado ya en numerosas ocasiones, Cristina Fernández dijo que hay sectores concentrados que “quieren voltear al gobierno y hacerlo con ayuda extranjera”, en clara referencia a EEUU y los países occidentales que no avalaron la propuesta argentina de regular futuras renegociaciones de las deudas soberanas, para impedir que se vuelva a repetir la situación que vive el país sudamericano, en jaque por los fondos buitre.

Un artículo de opinión de la agencia estatal Télam, que refleja siempre los lineamientos del gobierno, sostiene que en los últimos días hubo un cambio significativo en el conflicto por la deuda argentina: “el centro de gravedad se desplazó de los anónimos intereses financieros hacia Estados Unidos”. Afirma que EEUU y, en menor medida, Europa, serían el sostén político de los fondos especulativos. Y que estos países prefieren el caos financiero antes que el orden de las soberanías estatales.  

“Ché gorila, ché gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”

Con es tradicional ya desde hace un tiempo, el discurso de Cristina Fernández tuvo dos partes, perfectamente teatralizadas. Una más formal y una segunda parte en la que recurre sucesivamente los tres patios interiores de la Casa Rosada, llena por algunas decenas de jóvenes militantes, uniformados con chalecos y banderas de sus organizaciones. Una escenografía muy peronista, aunque Perón llenaba la Plaza de Mayo y hablaba a miles de personas.

Allí, con un lenguaje más coloquial, afirmó que lo que estaban tratando de hacer esos sectores era una agresión al país, no a ella. Un guiño para que la militancia respondiera con uno de sus cantitos preferidos: “Ché gorila, ché gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”. En este caso, gorila es equivalente a antiperonista. Los jóvenes también cantaban “Somos los desacatados” y “A los yanquis les decimos, estamos todos con Cristina”.

Contra toda evidencia, y contradiciendo incluso su propio discurso, Cristina Fernández aseguró que no hay problemas en la economía argentina. Y se presentó a sí misma como “una barrera infranqueable para que vuelvan a endeudar al país”.

Cristina Fernández: “Si me pasa algo, miren al norte”