martes. 16.04.2024
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En el día de ayer queridos amigos lectores, nos levantamos con la noticia de que el Referendum popular surgido en Colombia para ratificar con el SI o el NO, el acuerdo del Gobierno con las FARC, referéndum por cierto no vinculante, salió por mayoría el rechazo a dicho acuerdo de PAZ. Rápidamente en tertulias y debates, analizaban la repercusión de dicho plebiscito, y como no los más extremistas a hablar de que el “pueblo colombiano no quiere la Paz”. Claro que la quiere, igual que la queremos todos, pero la pregunta es… ¿a cualquier precio?, muchas veces nos referimos a si serias capaz de vender “tu alma al diablo”. No soy el más adecuado para hablar del acuerdo pactado, con la presencia de toda la comunidad internacional, y sobre todo para aquellos que no lo sepáis coincidiendo en fechas con el Congreso Mundial de Mediación en ese mismo país.

¿Y que piensa un mediador profesional de lo ocurrido? Pues sinceramente, cuando vemos desde nuestra perspectiva de “pacificadores” lo ocurrido, no puedo más que dar la razón al pueblo como soberano. En una “negociación”, cual mediación ocurrente, en la que se han olvidado de las víctimas, ese gran número de colombianos afectados por una siempre inútil “guerra” porque como bien dice un buen amigo mio es importante que se “peleen las palabras, pero no las personas”.

Cuando un mediador hace una “radiografía del conflicto” para ver si es posible un acuerdo en mediación y con ello gestionar las emociones, los sentimientos, las posiciones, los intereses, etc., lo más importante es saber que deben estar sentados a “esa mesa de paz” los protagonistas principales de ese conflicto, y analizando si existe desequilibrio de poder, y las posiciones vertidas, ver si es posible si no un acuerdo, al menos gestionar su “reconstrucción personal”.

Pero amigos, han de estar presentes “ellos”, los olvidados, que deben dar su versión del dolor… todo lo demás puede llevar a un acuerdo, injusto, falto de equidad y poco duradero.

No vayas a vender tu alma