martes. 19.03.2024
macri

“Si no estás prevenido ante los medios de comunicación,
te harán amar al opresor y odiar al oprimido”.
Malcom X


El periodismo argentino figura entre los seis peores del mundo

Pew Research, el mayor centro de investigación sobre tendencias de opinión pública de los Estados Unidos, coloca al periodismo argentino entre los seis peores del mundo. Katerina Eva Matsa, directora de esta entidad, sostuvo que “es abrumador el deseo de noticias imparciales, pero esta demanda del público mundial no se corresponde con su evaluación sobre el rendimiento de los medios. La grieta es el problema que arrastra la consideración de los medios a la aprobación o desaprobación del gobierno que defienden; en el caso argentino es evidente el apoyo de los principales medios a Macri”.

El informe de Pew Research fue publicado el pasado 25 de febrero, aunque –como es de suponer- los medios afines al gobierno prefirieron no difundirlo y continuar avocados a la cruzada pro gobierno neoliberal que comenzó mucho tiempo antes de que el empresario Mauricio Macri lograra la presidencia argentina. Las artimañas de los medios conservadores fueron las mismas que se utilizaron contra gobiernos progresistas en otras regiones de América Latina. Las operaciones mediáticas para erosionar al gobierno anterior desde la opinión pública, incluyeron ficciones audiovisuales y montajes que hoy comienzan a desvanecerse. Sin embargo el aparato comunicacional del poder es tan amplio que aún puede jactarse de ser el dueño de la verdad; de modo que logra mantener fuera del alcance de la opinión pública los escándalos de corrupción y el desastre económico de la actual administración.

Durante los dos primeros años de la gestión Macri, los medios oficialistas dedicaron páginas enteras al acompañamiento del presidente y su gabinete, en su diaria tarea de convencer a la población de que si las mentadas inversiones y el crecimiento económico aún no se materializaban, se debía a la “pesada herencia” que les había dejado el anterior gobierno. Los despidos, los tarifazos, los recortes en salud, educación; la quita de medicamentos a jubilados y discapacitados, fue –según sostuvieron desde el gobierno “producto de la pesada herencia”. Y los medios acompañaron tal falacia, convenciendo a los incautos de que se trataba de eso, y no de una decisión sesuda de beneficiar a la clase a la que pertenece el presidente y su gabinete.

Pero la excusa de la pesada herencia (ya lo hemos visto en la España de Rajoy) no se extiende más de la mitad de un mandato; de modo que si se incrementa notablemente en número de pobres, si los despidos son cada vez más frecuentes, si las inversiones no llegan y desaparecen las fuentes de trabajo, el oficialismo deberá buscar la manera de encontrar un nuevo responsable de este desaguisado. Y así lo ha hecho en estos días, en los que la culpa de todos los males parece ser de los inmigrantes bolivianos que se atienden en los hospitales del país, de los paraguayos que le quitan el trabajo a los argentinos, y de los manteros africanos que no pagan impuestos. Los medios del poder concentrarán entonces su energía en pos de criminalizar al foráneo; se explicará que “la evasión fiscal le hace muy mal a la economía del país”, se analizará la posibilidad de negarle asistencia médica a los bolivianos porque “nosotros somos argentinos y tenemos prioridad”; se procederá al triste espectáculo de la confrontación entre seres humanos y simples repetidores seriales de verdades inoculadas, crecerá el odio, el xenófobo campará a sus anchas, sin plantearse ni por un instante que está siendo víctima de una manipulación de manual, y actuará como el idiota que es, repleto de certezas que escuchó en la T.V.

facundoLas voces críticas se han ido apagando. Incomodar al presidente cuesta el empleo. Federico Tártara es uno de los ejemplos más recientes. Su pregunta sobre las cuentas offshore del presidente y varios miembros de su gabinete, provocó su inmediato despido. La realidad se ha uniformado y ha parido una única verdad: la oficial. Los periodistas del gobierno se han deshumanizado a tal extremo que son capaces de justificar la represión, los abusos de poder y las sucesivas muertes que se han producido en estos dos años, como consecuencia de una política de “mano dura” que permite a la policía disparar por la espalda a un niño de 11 años (Caso Facundo Alexis Ferreira). El manoseo y el desprestigio que practican sobre todo aquel se atreva a criticar al gobierno de Macri, convoca a la turba de seguidores que –ante la carencia de criterio propio- hacen propias las fantasías que se les inoculan. El gobierno fabrica culpables y enemigos, y sus escribas a sueldo les ponen nombre y apellido para que la turba repita y se indigne. Y así, indignados por los “enemigos” del gobierno, son capaces de cagarse en la madre que los parió con tal de manifestar esa ignorancia de la que parecen enorgullecerse.  (En la imagen: Piden justicia por el asesinato a manos de la policía del niño de 11 años Facundo Ferreira).

Con total impunidad se ha instalado una realidad peligrosa que pretende hacer ver como “enemigo” a todo aquel que no simpatice con las medidas del gobierno o que denuncie los escandalosos casos de corrupción por los que otros líderes mundiales han debido dimitir. Los medios del poder han conseguido su objetivo, y una buena parte de la sociedad ya odia al oprimido y ama al opresor.     

Con Mauricio Macri y sus medios afines, la mentira se hace verdad