sábado. 20.04.2024
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Parece que hubiera pasado una década, sin embargo apenas pasaron tres años desde aquel día cuando, en plena campaña electoral para las generales de 2015, el entonces asesor de Mauricio Macri, y posteriormente Ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, se aventuró a predecir el futuro durante una entrevista en el canal de noticias TN. “El dólar va a estar más cerca de los 9.50 pesos, si hacemos las cosas bien; y cerca de 16 si hacemos las cosas mal”.

El fututo llegó ya hace rato. Y analizando en retrospectiva la declaración de Prat Gay, bien podríamos advertir que se trató de un sincericidio por adelantado, puesto que si haciendo las “cosas mal” el dólar andaría cerca de los 16 pesos, cómo valorar “las cosas que se hicieron” al ver la nueva corrida cambiaria que llevó al dólar a los 34.48 pesos.



Paralelamente al vaticinio del ahora ex Ministro de Hacienda, el actual presidente argentino hacía lo suyo con otra de las frases que ya forman parte de los grandes hits de dislates coleccionables del autoproclamado mejor equipo de los últimos cincuenta años.  “Bajar la inflación es muy fácil. La inflación es la incapacidad para gobernar”, sostuvo el ahora primer mandatario que, sin querer, adelantaba ya su absoluta incapacidad para gobernar.

Por la mañana, antes de la apertura de los mercados, Macri dio un mensaje de optimismo, calcado del que ofreció el olvidable presidente Fernando De La Rúa, antes del blindaje del FMI que anticipó el desastre económico de 2001. “Quiero anunciarles que hemos acordado con el Fondo Monetario Internacional adelantar todos los fondos necesarios para garantizar el cumplimiento del programa financiero del año próximo.  Esta decisión apunta a eliminar cualquier incertidumbre que se hubiera generado alrededor ante el empeoramiento del contexto internacional”, señaló el presidente argentino, dirigiéndose a los mercados, única obsesión de Macri que ya ha manifestado que “no hay plan B”.



La incapacidad para gobernar de Mauricio Macri hizo que ahora sea el Fondo Monetario Internacional quien decide las políticas económicas aplicables al país. Macri es apenas un vocero de lo que se planifica a puertas cerradas en el organismo prestamista cuyo paso por Argentina dejó desastrosas consecuencias en el pasado reciente. La aceleración de la inflación incrementa la injerencia del FMI en la política económica argentina. Los aumentos de precios por encima del 30 por ciento estimado para fines del corriente año, obligan a recurrir a los técnicos del organismo multilateral para que sean ellos quienes decidan los pasos a seguir.

La condicionalidad forma parte del programa impuesto desde el Fondo, que en su informe sugiere complementar la receta de ajuste monetario tradicional, limitando los aumentos de los salarios en el sector público y el recorte de 10 mil millones de pesos a la obra social de los pensionados, PAMI, mediante la quita de recursos para el Programa de Atención Médica Integral.

Si tal como adelantaba Macri “la inflación es la demostración de la incapacidad para gobernar”, no cabe ninguna duda de que nos encontramos ante el mayor incapaz que ha pasado por la presidencia argentina, ya que las expectativas de inflación han superado ya la barrera de los 33, 1 por ciento anual, según datos del propio Banco Central.

El “Mejor equipo de los últimos 50 años” sigue cosechando records; grandes hitos que la historia no oficial, cuando el proceso neoliberal acabe, deberá repasar con minuciosidad con el objetivo de analizar las incapacidades de quienes creyeron que, tal como Macri sostiene, gobernar un país, es igual que presidir una empresa.  

Del mejor equipo de los últimos 50 años