sábado. 20.04.2024

La Comisión de la Verdad ha pedido que el cuerpo del ex presidente João Goulart (1961-1964) sea exhumado para confirmar si fue asesinado. Goulart, conocido popularmente con el sobrenombre de Jango, murió en diciembre de 1976, cuando estaba exiliado en Argentina, oficialmente de un paro cardiaco. Hacía pocos meses que los militares argentinos se habían hecho con el poder. El hijo del ex presidente brasileño, João Vicente Goulart, ha declarado que la dictadura brasileña impidió en su momento una autopsia del cadáver y que había una orden del general Ernesto Geisel, el entonces presidente de facto del país, para que nadie abriese el ataúd.

Oficialmente se admite que hay una posibilidad de que la exhumación no lleve a conclusiones definitivas, dados los años transcurridos, pero se confía en que las técnicas más modernas puedan establecer con exactitud la causa del fallecimiento. Los resultados dependerán del estado del cuerpo y las sustancias que se usaran como veneno. 

Siempre hubo sospechas de que la muerte del ex presidente brasileño fue provocada. Los primeros datos serios los aportó un ex agente de la inteligencia uruguaya, Mario Neira Barreiro, preso en Brasil por robo y tráfico de armas, aunque al principio hubo muchas dudas sobre su veracidad. Barreiro dijo que se introdujo una cápsula envenenada entre los medicamentos que usaba Goulart para el corazón y que era importado de Francia. El veneno, según este testimonio, habría sido preparado por un médico legista uruguayo, Carlos Miles, que después fue asesinado.

Barreiro asumió su papel en esta operación en una entrevista con el diario uruguayo La República, en 2006, y reafirmó los datos en una declaración ante la policía federal, en 2008.

El médico Odil Rubim Pereira, amigo de la familia y que pudo ver el cuerpo de Goulart el día del entierro, declaró que limpió secreciones de la nariz del ex presidente, pero que eso no era suficiente para establecer la causa de su muerte. Y añadió que Goulart sabía que estaba siendo vigilado por los servicios de inteligencia de la dictadura.

También se sospecha que la muerte de otro ex presidente brasileño, Juscelino Jubitscheck (1956-1961), fuera por orden del gobierno militar. Oficialmente falleció en un accidente de carretera, en agosto de 1976, es decir, cuatro meses antes de Goulart. El periodista Jarbas Silva Marques, que estuvo diez años preso y que ha colaborado con la Comisión de la Verdad, cree que la dictadura tenía miedo del acuerdo al que habían llegado Goulart y Kubitscheck para formar un Frente Amplio, que acelerase la salida del país de la dictadura.

Goulart había sido vicepresidente de Jânio Quadros, que renunció por presiones militares después de entrevistarse en secreto con el Ché Guevara. Goulart tuvo que negociar con los militares para asumir el cargo, admitiendo un gobierno parlamentario. Pero después convocó un plebiscito y se restableció el presidencialismo. Impulsó políticas progresistas y se acercó a Cuba y los países del Pacto de Varsovia, en plena Guerra Fría. Esto provocó su derrocamiento, dando inicio a la seguidilla de golpes de Estado en el Cono Sur.

Goulart fue uno de los presidentes más populares de Brasil. Tras el golpe militar del ´64 se exilió en Uruguay, pero con la vuelta de Perón a la Argentina, en 1973, se instaló en Buenos Aires. Tras un fallido atentado de la Triple A, parece haber sido víctima del Plan Cóndor, una verdadera internacional del terror en el que las dictaduras del Cono Sur coordinaron sus acciones represivas. Hasta ahora, la Comisión de la Verdad de Brasil investigaba la suerte de 17 de sus ciudadanos, como posibles víctimas del Plan Cóndor.

Según un documental recientemente estrenado en Brasil, O Dia que duro 21 Anos, de Camilo Tavares, los presidentes americanos Kennedy y Johnson, sabían que se produciría el golpe en Brasil. El embajador estadounidense en la época, Lincoln Gordon, informó en su momento a Washington que Goulart se podía transformar en un “dictador populista”, al estilo de Perón.

Audios y documentos presentados en este documental indican que el gobierno de EE.UU. temía que Brasil se convirtiera no en una nueva Cuba, sino en una China de Occidente. Los militares brasileños tuvieron un aliado clave en el general Wernon Walters, el hombre de las misiones discretas de varios presidentes norteamericanos, que era amigo del mariscal Castelo Branco, el primer presidente de facto de la dictadura. Y fue sumamente significativo el envío de barcos de guerra norteamericanos a la zona, en vísperas del golpe.

El derrocamiento de João Goulart se produjo el 31 de marzo de 1964, es decir, se acaban de cumplir 49 años del mismo. Los presidentes de los clubes militares hicieron público un documento en el que “homenajean” el golpe y critican la constitución de la Comisión de la Verdad, que se estableció hace un año. La presidente, Dilma Rousseff, ella misma víctima de la dictadura, había anunciado al comienzo de su mandato que no quería oír hablar de festejos alusivos a esta fecha.

La dictadura brasileña envenenó al ex presidente Goulart