jueves. 28.03.2024
argentina
Foto del debate electoral donde se observa el atril vacío del ausente Scioli. (Foto: Globedia)

@jgonzalezok / Cinco de los seis candidatos a la presidencia de Argentina participaron  este domingo en el primer debate electoral en la historia del país. Pero faltó el favorito, Daniel Scioli, primero en las encuestas, que hasta hace solo unos días se había comprometido a tomar parte en el mismo. Su deserción provocó numerosas críticas de los otros candidatos.

Daniel Scioli, que hizo gala de su talante dialoguista durante toda su carrera política, estaba demasiado expuesto a las contradicciones de su candidatura. Su votante sabe que aplicará algunas políticas diferenciadas del actual gobierno, pero no puede hacerlo explícito por temor a la reacción de la presidente. El candidato Sergio Massa fue el más duro, al afirmar que Scioli “no tiene el coraje para ir a debatir porque está escondido bajo la pollera (falda) de Cristina. Quien no tiene huevos para debatir no puede gobernar”.

Las excusas de Scioli fueron cambiando en las últimas horas. Primero dijo que iría al debate si se aprobaba una ley en el Parlamento que lo regulase. Ley que el oficialismo, con amplia mayoría, se encargó de boicotear. Después dijo que él debatía continuamente con los votantes. Y ahora dijo que las discusiones públicas entre candidatos “toman muchas veces un tono de agresión que no condice con el espíritu que yo siente que quiere la gente”. Añadió que la gente ya sabe qué es lo que él piensa y por tanto no necesita participar en una discusión con sus competidores.

Pero como sostiene la diputada Carla Carrizo, una de las que más trabajó por sacar adelante una ley de debates, si el voto es obligatorio para todos los mayores de 18 años,  por qué los candidatos no deberían estar obligados a informar a los ciudadanos.

El debate se desarrolló en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y fue organizado por una ONG, Argentina Debate, que venía preparándolo desde hace un año. Se dejó un atril libre, el que debía ocupar Daniel Scioli, recordando el antecedente de 1989, cuando Carlos Menem dejó plantado a Eduardo Angeloz (UCR) en el programa televisivo Tiempo Nuevo. Argentina era hasta hoy, el único país de América Latina, junto con la República Dominicana, donde no había debates electorales.

En 1983, en las primeras elecciones después del fin de la dictadura, Raúl Alfonsín e Italo Lúder no se pusieron de acuerdo sobre los periodistas para moderar el debate. En 1999 tampoco hubo acuerdo entre Eduardo Duhalde y Fernando De la Rúa. Y en el 2003 Néstor Kirchner se negó a “dialogar con el pasado”, en referencia a Menem. Con Cristina Fernández, que ni siquiera da entrevistas periodísticas, y que tiene el concepto populista de que no necesita intermediarios para comunicarse con el pueblo, ni se planteó el tema.

Los cinco candidatos que sí se animaron a debatir fueron: Mauricio Macri (Podemos, centro-derecha), Sergio Massa (UNA, peronismo no kirchnerista), Margarita Stolbitzer (Progresistas, centro-izquierda), Adolfo Rodríguez Saá (peronismo de derecha) y Nicolás del Caño (Frente de Izquierda, trotiskista). Aunque no hubo un claro ganador, los más sólidos, sin duda, fueron Margarita Stolbitzer y Sergio Massa. Y el obvio perdedor fue el ausente, Daniel Scioli, que a la hora del debate eligió estar en un festival de rock.

Una hora después de terminado el debate, el diario oficialista Página 12 ignoraba en su web el tema. Mientras que Tiempo Argentino, también alineado incondicionalmente con el gobierno, solo aludía a un comentario intrascendente de uno de los candidatos en una de las pausas. A la misma hora del debate, el canal público programó un clásico del fútbol argentino, Independiente-River. Según las mediciones de audiencia, el debate le ganó en muchos momentos al fútbol y generó casi medio millón de mensajes en Twitter. El hashtag #ArgentinaDebate fue trending topic mundial.

Nadie espera que el debate pueda tener una influencia significativa en el voto, sobre todo después de algunos acontecimientos de los últimos meses que no movieron el amperímetro en las encuestas: el asesinato del fiscal Nisman, por ejemplo, apenas afectó la popularidad de la presidente; lo mismo sucedió con el inoportuno viaje del candidato Daniel Scioli a Italia, en visita privada, cuando la provincia de Buenos Aires -de la que todavía es gobernador- sufría graves inundaciones; y otro tanto puede decirse con Mauricio Macri, el segundo favorito, tras las denuncias por presunta corrupción contra su primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, Fernando Niembro

Está claro que los debates aportan más calidad democrática, pero en Argentina no había hasta ahora tradición, los partidos en el poder no se arriesgan a debatir y no hay sanción social para esta actitud, como señalaron oportunamente Fernando Straface, director ejecutivo de Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) y Hernán Charosky, director ejecutivo de Poder Ciudadano.

Histórico debate electoral en Argentina… con ‘faltazo’ de Scioli