martes. 23.04.2024
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Mauricio Macri y Luis Caputo

En China el término “crisis” significa también “oportunidad”. Traducido a los hechos, la  grave crisis que atraviesa Argentina está llena de oportunidades para el equipo de gobierno, cuyas fortunas se han incrementado significativamente con la suba del dólar.

A principios de agosto, cuando se iniciaba una corrida cambiaria sin precedentes, el presidente argentino, Mauricio Macri, restó importancia a la suba del dólar, asegurando a través de un mensaje a la población: “Tranquilos, no pasa nada”. Apenas un mes antes, el titular del Banco Central, Luis Caputo, aseguró durante una entrevista que la crisis cambiaria “es lo mejor que nos pudo pasar”. Estas declaraciones se sucedían paralelamente a una estampida inflacionaria que licuaba los salarios de los trabajadores, aniquilados ya por la devaluación de la moneda nacional.

La tranquilidad del presidente y de sus ministros tiene su fundamento en las millonarias ganancias que han obtenido apenas en el último mes. Cualquiera podría estar tranquilo poseyendo patrimonios exorbitantes a los que esta crisis les brindó la oportunidad de quintuplicarse. En tan solo la última semana, y sin mover un dedo, algunos de los principales miembros del gobierno obtuvieron ganancias que superan los 9 millones de pesos; sólo por tener su dinero en dólares y cuentas registradas en el exterior, sin sumar el dinero oculto en offshore de varios de estos funcionarios.

Estas ganancias no tienen en cuenta las derivadas de la tenencia de instrumentos financieros como acciones, obligaciones negociables y otros. Se trata solamente de la diferencia obtenida gracias a la devaluación de la última semana, producida por un dólar que llegó a los 40 pesos argentinos.

No cabe ninguna duda de la oportunidad que significa esta crisis para el presidente argentino, cuya declaración patrimonial presentada a mediados de mayo de 2016, ascendía a los 110 millones de pesos. Si a esta cantidad se le suman los millones de dólares depositados en paraísos fiscales, la oportunidad de la crisis generada por él mismo, le ha reportado cuantiosos beneficios.

El equipo de gobierno, a través de su Jefe de Gabinete, Marcos Peña, insiste en que no “hay ninguna crisis en Argentina”. Lo que no explica el improvisado vocero presidencial es que definitivamente la sonrisa del oficialismo está relacionada con la oportunidad inmejorable que ha sido capaz de gestar, en pos de sus propios intereses y, claro está, en detrimento de las clases sociales más vulnerables. Una maniobra con la que honra a sus antepasados neoliberales.

Los grandes ganadores de la crisis argentina