viernes. 29.03.2024
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@jgonzalezok | El presidente de Bolivia, Evo Morales ha hecho realidad lo que pronosticaban los sondeos. Por tercera vez consecutiva, ha ganado con mayoría absoluta, al lograr el apoyo de un 60,5% del electorado, votos que la permitirán llegar hasta el 2020. Con esta mayoría absoluta se evita tener que ir a un segundo turno, pero no logró el control absoluto del parlamento, con la mayoría de dos tercios que le permitiría reformar la Constitución.

Sus contrincantes quedaron muy lejos: el segundo puesto, con un 25,1%, fue para Samuel Doria Medina, candidato de UD (Unidad Demácrata), un empresario que ya se presentó como candidato en las dos elecciones anteriores; tercero, Jorge Tuto Quiroga, del PDC (Partido Demócrata Cristiano), con 9,6%; con algo menos del 3% quedaron los otros dos candidatos, Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM) y Fernando Vargas, del Partido Verde.  

En los resultados legislativos, el gran desafío del MAS era recuperar la mayoría absoluta y los dos tercios necesarios para reformar la Constitución. Para ello, tenía que llegar a 87 diputados (de 130) y 24 senadores (de 36). Los resultados, todavía no oficiales,  lo habrían dejado al borde de conseguir este objetivo: habría llegado a los 24 senadores, pero solo 82 diputados.

Evo le dedicó su victoria a Fidel Castro y Hugo Chávez y a todos los gobiernos antiimperialistas y anticapitalistas del mundo. También aseguró que la Media Luna no existe “y ahora hay luna llena”, en referencia al oriente del país, donde hace unos años llegó a plantearse un movimiento secesionista. Ahora, excepto en el departamento del Beni, el MAS ganó en toda la región, llegando en Santa Cruz de la Sierra, el principal bastión opositor, a casi el 50% de los votos.

Hablando desde el balcón del Palacio Quemado, sede de la presidencia, Evo Morales aseguró que en las elecciones había dos programas en debate, la nacionalización o la privatización y que, con más del 60%, había ganado la nacionalización. Hacía referencia a la decisión tomada al comienzo de su primer mandato, (mayo de 2006), de nacionalizar la industria del gas y del petróleo.  

Aunque el deseo de Morales era llegar al 74% de los votos, el resultado no es menor. Eso sí, es algo inferior al 64,22% de las elecciones de hace cinco años, pero superior al 53,74% del 2005, cuando ganó su primera elección.

El candidato del PDC, Jorge Tuto Quiroga, aseguró que habrá oposición en el parlamento para evitar “que el gobierno quiera seguir perpetuándose en el poder”. La oposición, ante la enorme popularidad del presidente, quiere impedir que Bolivia siga el patrón venezolano y se intente cambiar la Constitución, para introducir la reelección indefinida. El presidente negó que esté en sus planes, pero en este caso tiene poca credibilidad. De hecho, forzó una interpretación de la norma para acceder a este tercer mandato, ya que la Constitución de 2009 solo admite dos mandatos seguidos, por lo que no podía optar a un tercero.

En este tercer mandato, Evo Morales estará también acompañado por su vicepresidente, Álvaro García Linera, un matemático que fue integrante de la guerrilla del Ejército Guerrillero Túpac Katari, que estuvo cinco años en la cárcel acusado de terrorismo. A pesar de no tener ni una gota de sangre indígena, reivindica el socialismo comunitario, como una síntesis del marxismo y el indigenismo. Podría ser su heredero, aunque carece del carisma del presidente. Y nadie más en el partido aparece como posible sucesor.

Si Bolivia ha cambio en estos últimos años, también lo hizo Evo Morales. Sus opositores señalan esta transformación, sobre todo algunas actitudes que contradicen su llamamiento al diálogo. En la campaña electoral se negó a debatir con sus adversarios y la televisión estatal prefirió transmitir un partido de fútbol a emitir el debate entre el resto de los candidatos.

El uso masivo de la propaganda política, el abuso de las inauguraciones en plena campaña electoral o la compra de medios críticos, son modelos que se repiten en algunos otros países de la región. Pero, mientras haya un progreso económico y continúe el proceso de dar protagonismo político a las masas indígenas, la estrella de Evo Morales deberá seguir brillando. Solo hay un peligro: que el actual ciclo de buenos precios de las materias primas, que están declinando, seque la caja que ahora permite masivos programas sociales y fondos para proyectos de infraestructura, educación y salud.   

Evo Morales dedica su victoria a Fidel y Hugo Chávez