viernes. 29.03.2024
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS | ANA INéS LóPEZ

Ecuador en cifras

En el artículo “Por qué Rafael Correa”, Martín Landa presentó de manera muy vívida sus impresiones de un viaje a Ecuador, que explican el reciente triunfo de Rafael Correa en las urnas. Estas percepciones surgidas de los diálogos con la población no son consecuencia de un truco de ilusionismo sino que tienen, además, su respaldo en cifras.

Del cariño y respeto del pueblo ecuatoriano por su presidente Rafael Correa nos hablan los resultados electorales: más del 56% de los votos, el triunfo en 23 de las 24 provincias, una mayoría contundente en la Asamblea Nacional cercana al 70% de los escaños para Alianza País, una distancia de más de 30 puntos con el siguiente candidato, hablan a las claras sobre cuál es la voluntad mayoritaria en esa nación.

Según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, Naciones Unidas) (1), en 2002 la pobreza en Ecuador alcanzaba al 49% de la población y la extrema pobreza, al 19,4%, en las zonas urbanas. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador (INEC)muestra que, entre diciembre de 2007 y junio de 2012, la pobreza se redujo del 36,7 % al 25,3% y la extrema pobreza, del 16,5% al 9,4 %.


(El gráfico es de la página “La economía en bicicleta”, de Rafael Correa)

El Informe sobre Desarrollo Humano 2011, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) -que combina los indicadores de esperanza de vida, años promedio de escolaridad, ingreso familiar, Ingreso Nacional Bruto-, ubicó a Ecuador en la posición 83 de los 187 países analizados, con un índice de 0.720, por encima de la media mundial de 0.682. En 2005 el índice era de 0,695. Ello lo coloca en la categoría de Desarrollo Humano Alto y lo convierte en el país que más redujo desigualdades en América Latina entre 2007 y 2011 (8 puntos), ya que el coeficiente de Gini se redujo de 0.54 en 2006 a 0.47 en 2011. A ello se le suma que en el ámbito rural la pobreza cayó casi 10 puntos en el mismo período.

Como señala la investigadora inglesa Lee Brown, ello significa que “un millón de hogares han escapado de la rutina diaria de la pobreza y 450.000 niños ya no están en situación de trabajo infantil” (2).

No obstante, las autoridades ecuatorianas señalaron que el Índice del PNUD no refleja por completo la realidad de Ecuador, ya que al estar basado en los 8 Objetivos del Milenio 2015 (3), deja fuera aspectos del Plan Nacional de Desarrollo 2009-2013, conocido como Plan Nacional del Buen Vivir (Sumak Kawsay, en quechua).

El investigador de CLACSO-Ecuador Alfredo Serrano Mansilla considera que el Buen Vivir constituye un cambio de paradigma, proponiendo “un modelo de vida mucho más justo para todas y todos. La dimensión de la equidad en el Buen Vivir es terminar con la premisa de que es necesario que muchos tengan que para que unos pocos . La equidad debe integrarse en la construcción del Buen Vivir, porque este es un concepto incluyente y, como tal, atiende a toda la población” (4).

En este marco, señala el autor, “el papel del Estado no es re-distribuir lo que el mercado no asigna sino erigirse en el promotor de un nuevo patrón económico equitativo y en un agente redistribuidor”, tal como señala la Secretaría de Planificación y Desarrollo de Ecuador (SENPLADES, 2009). Y debe hacerlo en medio de la tensión entre las respuestas inmediatas a la deuda social acumulada y las metas de cambio estructural de mediano y largo plazo.

Entre las primeras se encuentran los subsidios de distinto tipo, entre los que uno de los más controvertidos para los sectores opositores es el Bono de Desarrollo Humano (BDH), entendido desde el gobierno como un derecho para quienes carecen de seguro social. Consiste en una transferencia directa de 50 dólares al mes (según actualización a 1 de enero de 2013) a madres de los quintiles 1 y 2 de la distribución del ingreso (los más pobres), adultos mayores de 65 años y personas con discapacidad de más del 40%. En 2012 los beneficiarios fueron algo más de 1.900.000 personas.

Es un programa que ya existía y que Correa actualizó en 2007, apenas llegado al gobierno y cuya cobertura se fue ampliando progresivamente a adultos mayores y personas con discapacidad. A mediados del año pasado se incorporó el sistema de Corresponsabilidad, por el que las madres deben llevar a sus hijos de 0 a 5 años a los centros de salud estatales; y a los de 6 a 18 años a las instituciones educativas. Si no presentan los respectivos certificados de salud y escolar pueden perder el beneficio.

En materia de educación, el presupuesto se incrementó del 2,5% del PIB en 2006 al 5,8% en 2012 y se estima que alcanzará el 6% este año, cumpliendo con lo establecido por la nueva constitución (2008). La educación en la actualidad es obligatoria hasta el bachillerato y gratuita hasta el tercer nivel universitario.

Del 2008 al 2011, la tasa neta de matrículas en educación básica subió del 93% al 95,4% y la de nivel medio, del 53,2% al 62,5%. Desde 2006, se capacitó a 65.000 docentes en diferentes cursos de profesionalización.

En 2011 casi 2.800.000 estudiantes de enseñanza general básica recibieron kits de textos y cuadernos escolares y casi 1.800.000 recibieron diariamente desayuno y refrigerio en las instituciones educativas. Más de 1 millón de niñas y niños de educación inicial EGB recibieron uniformes escolares; de ellos, más de la mitad se compraron a artesanos textiles.

Se realizaron también importantes inversiones en infraestructura escolar, capacitación y materiales bibliográficos para los docentes, sistema de evaluación, así como destinadas al impulso a la educación bilingüe.

El acceso a la educación universitaria se amplió de manera considerable para sectores tradicionalmente excluidos: en la población de escasos recursos pasó del 7% al 17,2%, en la población afro ecuatoriana, del 9,5% al 17,8%; en los pueblos indígenas, del 6,5% al 14%. Según datos del INEC, en 2006 un total de 180.305 hombres y 213.703 mujeres asistieron a la universidad; en 2011 la asistencia de mujeres en los centros de instrucción superior subió a 289.636, mientras que la de los hombres fue de 241.214.

En 2012 se incrementaron a más de 3.000 las becas para estudios de posgrado en 1.185 universidades de 65 países del mundo, cuando en 2004-2006 alcanzaron un total de 100.

El gasto en investigación y se desarrollo se incrementó de 0,20% del PIB en 2008 al 0,48% a finales del 2010 y la meta establecida por el gobierno es llegar a 1,5% en 2013. También está en cartera la construcción de la Ciudad del Conocimiento “Yachay” en Urcuquí (provincia de Imbabura, en la Sierra Norte de Ecuador), como primera ciudad científica planificada del país para contener centros e institutos públicos de investigación y promover inversiones extranjeras en alta tecnología.

Se puso en marcha el Programa de Alfabetización 2011-2013, cuyo objetivo es reducir al 2,8% el analfabetismo que, según el Censo de Población 2010, alcanzaba al 6,8% de la población (algo más de 676 mil personas).

En el sector de la salud, mientras el presupuesto en 2006 fue de 561 millones de dólares, en 2012 fue de U$A 1.774 millones, que representa el 6,8% del presupuesto general del Estado. De ellos, 477 millones se invirtieron en el mejoramiento de infraestructura, equipamiento y dotación de recursos humanos. Se ha dedicado un esfuerzo importante a fortalecer las redes de Atención Primaria y se adquirió recientemente un hospital móvil con capacidad para 200 camas, el primero de su tipo en América Latina.

Para el presente año está prevista la entrega de 290 obras de infraestructura de salud, entre las que se encuentran 50 hospitales y centros médicos, según informó Richard Espinosa, Ministro Coordinador de Desarrollo Social recientemente en Ciudadano TV.

Se incrementó a ocho horas la jornada laboral de los médicos en las instituciones públicas con el objetivo de incrementar la eficiencia del sistema. Y está prevista una ampliación de más de 18 mil plazas para profesionales de la salud, que en la actualidad asciende a algo más de 26 mil.

En cuanto a las transformaciones en las carreteras en los últimos años, cabe señalar que el gobierno de Correa impulsó una inversión masiva en una infraestructura que había sido descuidada durante muchísimo tiempo. El presupuesto actual para obras públicas representa el 13% del Producto Interno Bruto (PBI), cuando en gobiernos anteriores no llegaba al 5%. El ritmo de gasto en este rubro ha alcanzado los 1.000 millones de dólares anuales (algo más de 765 millones de euros) y ha significado una intervención en 7.000 kilómetros de carretera.

Se han construido puentes, autopistas de hasta cuatro carriles de cada lado y una buena red secundaria, lo que ha abaratado los costos de transporte y los tiempos de desplazamiento. En palabras de Correa, esta inversión constituye un impulso a la producción: “Qué mejor fomento a la producción que reconstruir carreteras, mejorar los puertos, construir nuevos aeropuertos”.

Están en construcción ocho centrales hidroeléctricas que estarían terminadas en 2018, con las que Ecuador dejaría de comprarle energía a Colombia y Perú y se convertiría en exportador. El gobierno está retomando los ferrocarriles nacionales, abandonados durante la fiesta neoliberal, y se propone reconstruir la línea Trasandina que una Quito y Guayaquil. En la capital se ha hecho cargo de la financiación de las obras del metro y de un nuevo aeropuerto internacional, a las afueras de la ciudad.

Estas y otras políticas de inclusión social e inversión en infraestructura han sido posibles, entre otras razones, por el repudio de la deuda odiosa y la renegociación de la restante, que permitió al país ahorrar más de 7 mil millones de dólares, capital e intereses incluidos, y una política de no endeudamiento y ruptura de la tutela del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, por una parte; por otra, la nueva Ley de Hidrocarburos y la renegociación de los contratos petroleros que cambió sustancialmente la ecuación del reparto de beneficios a favor del país (85%) y en detrimento de las grandes empresas (15%); una reforma fiscal que aumentó el peso de los impuestos directos frente a los indirectos y la capacidad recaudatoria: entre 2007 y 2010 se recaudó lo mismo que en los diez años anteriores.

Como en los demás países de América Latina, lo que queda por hacer para cambiar de raíz el modelo estructural histórico de Ecuador, acentuado y agravado durante el reciente auge neoliberal, es muchísimo. Pero esta nueva generación de líderes populares democráticos presenta simultáneamente una conciencia social y regional sin precedentes que, sin alterar las peculiaridades de sus historias, les lleva a buscar una confluencia en aras del bienestar de sus pueblos, que así parecen entenderlo.


(1) CEPAL (2012): Panorama Social de América Latina.
(2) Brown, Lee: “Ecuador's Lessons for Europe's Corridors of Power” (en HuffPost, UK, 26/02/2013)
(3) Los Objetivos del Milenio son: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
(4) Serrano Mancilla, A. (2012): “La equidad de la economía: disputando la justicia distributiva”, en ¡A (re)distribuir! Ecuador para todos, CLACSO-Ecuador.


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